Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
13 febrero 2021.-La universidad es el máximo nivel o grado de estudios al que aspira todo individuo que desea concluir una carrera profesional; obteniéndola es más fácil encontrar un trabajo mejor remunerado, aunque solo sea de empleado. Pero así es la mentalidad y principal objetivo de la mayoría.
Sin embargo, es muy frecuente que los estudiantes, de antes y de ahora, encuentren en las aulas universitarias a individuos cargados de resentimiento; por su pasado oscuro, por su pobre paso por la carrera que cursaron, por su nada ejemplar vida familiar y amorosa, pasada y presente, que los convirtió en seres amargados, envidiosos, llenos de complejos y fobias, etcétera, que directa o indirectamente afectan a muchos alumnos.
Como en este caso, que hablo de una docente, que reúne muchas de esas características citadas con antelación y otras más que me reservo el derecho de ocultar, así como su nombre e institución donde labora, por solidaridad con los afectados, y porque como ella debe haber muchas en cualquier institución educativa.
Así es, inteligente lector, la educación es el área más sensible que afecta el futuro, tanto emocional, social y cultural del ser humano, por lo mismo, se debería seleccionar con detenimiento a los profesores que estarán acompañando, junto a los padres, la formación integral de nuestros hijos, y más aún, tratándose de la última etapa, donde alcanzan la mayoría de edad. Es en la universidad o su equivalente, donde muchos jóvenes, por imitación, por debilidad de raciocinio, por inmadurez, inseguridad individual, desconocimiento de sus derechos y obligaciones etcétera, permiten insultos, vejaciones, gritos y maltratos en general por parte de una mujer que se dice llamar catedrática universitaria. Eso los marca para el resto de su vida.
Momentáneamente piensan que es algo normal, que no tienen ninguna forma de defensa, y desafortunadamente, la mayoría de empleados son iguales o hasta peores, y entre ellos mismos se protegen, pero sí hay otros que valen la pena, que tienen criterio propio, que la posición actual que ocupan se la han ganado con sacrificio, capacidad y esfuerzo, y esos pueden defender a los alumnos afectados, normalmente, esos seres distintos son los que ocupan cargos directivos, aunque hay de todo, pero es minoría que los ocupen profesionales mediocres.
Al indicar que se deben elegir de otra manera, me refiero a que es necesario que a los aspirantes a docentes universitarios se les haga un examen sicológico completo, porque no cualquiera está mentalmente apto para tener a su cargo a jóvenes en etapa de formación, que no lleguen por recomendaciones de directivos, de políticos, de empresarios, de gente con cierta influencia de poder, porque eso es lo que está afectando a muchos individuos en su mentalidad, también se les debe hacer un examen toxicológico, porque en la actualidad hay mucho adicto disfrazado de gente común y corriente. ¿Por qué menciono lo anterior? porque el ser humano es muy propenso a culpar a los demás de los males físicos y mentales que los aquejan, y eso es muy frecuente y común, entre mediocres, gente que no separa lo personal de lo profesional.
En este caso, se trata de una mujer que jamás se casó, que no pudo mantener un hombre a su lado, es lo que comúnmente se denomina una solterona, vamos, ni siquiera fue afortunada con un hijo y, por consiguiente, su conducta no es libre, está viciada por el dolor que eso le ha causado durante el transcurso de su vida, entonces lo primero que hace es afectar a las personas que la rodean, que muestran su alegría, que demuestran una felicidad manifiesta, eso la ofende, por su mentalidad afectada por su enorme infelicidad que arrastra. Aunado a que físicamente, es de baja estatura, regordeta y muy incómoda de ver, la situación se torna peor para los que tienen la necesidad de soportar sus altibajos de humor agrio.
Posee la emoción más inútil, absurda y venenosa posible: la envidia, su nada envidiable vida, muere un poco cada vez que alguien tiene éxito. Todo eso que siente y la carcome tiene un mayor efecto negativo que las dolencias físicas o la ruina financiera, entre más se compara con los demás, mayor es el peligro de sentirla. Aunque viaje al extranjero, ahora con la pandemia, lo hizo en periodo escolar, viajó a los Estados Unidos, en lugar de cumplir con sus obligaciones, no es feliz, su amargura ya es crónica.
Carece de talento y carisma para frente a los demás, le encanta el chisme y la intriga, eso, aunado a su debilidad mental y emocional, propicia la afectación de alumnos inocentes por compañeros que son similares a ella, que en una etapa adulta tendrán los mismos traumas, complejos y fobias, hacia la gente superior en muchos aspectos que ellos. Además de tener la fortuna de dar una materia o cátedra siendo la única docente, es decir, no hay otro profesor que le haga competencia, quizás porque la asignatura no es importante y no les atrae competir, pero para los alumnos sí es peor, porque todos, absolutamente todos, tienen que pasar por sus manos, mala enseñanza y pésimo carácter. Esto también se debería investigar por los directivos universitarios, porque no se puede tener solo un docente para determinadas materias, debe existir la sana competencia y mejores ofertas.
Porque eso provoca una terrible corrupción y abusos, muchas veces sin fundamento, que afectan la vida futura de todos los alumnos, porque aun los no afectados están viendo las injusticias cometidas hacia sus compañeros y/o amistades y más adelante pueden colocarse en uno de los extremos, hacer las cosas correctamente, o irse por lo fácil que más afecta, cometer todo tipo de arbitrariedades y abusos con los más débiles y desprotegidos, eso, inteligente lector, no debe ser.
La mujer que estoy describiendo, seguramente está hastiada de la vida, es tan enorme su amargura que mira enemigos en cualquier gente que tiene la mala suerte de toparse con ella, sea como alumno, compañero de labores, familiares, amistades, vecinos, de amigos no hablo, porque seguramente nadie la soporta por su actuar sin motivo alguno, ni siquiera, aquellos que son iguales a ella; la toleran por necesidad, por interés, pero no por cariño ni amistad, su soledad debe ser muy triste, porque con solo verla, escucharla y tratarla un poco se dan cuenta de eso. Pero los demás no tienen necesidad de soportar sus cambiantes estados de ánimo.
Qué daño causan a los demás este tipo de gente, enferma mental, con grandes problemas que no fueron tratados en su momento, ni ahora, pero resulta peor, cuando conviven con más gente de lo normal, como es el caso, que frecuenta y afecta a los alumnos que tienen la necesidad de soportarla, por carecer la universidad, de un área encargada de seleccionar a los mejores docentes y no permitir la entrada a cualquier mediocre llena de basura en su mente, que destruye más con su comportamiento que lo que puede aportar, como en este caso en específico.
Desafortunadamente, este no es un caso aislado, en muchas universidades públicas y privadas hay gente así de toxica, carente de criterio y con una pobre mentalidad, que quieren imponer su poder frente a jóvenes inmaduros, porque no hay quien les ponga un alto, pero recuerda el adagio de la filosofía popular: el valiente vive mientras el cobarde quiere. Y lento, pero hay gente que no está acostumbrada a soportar injusticias sin fundamento. ¡Ponte atento!