20 enero, 2025
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Se realizó con éxito el Segundo Festival Son de Las Laderas en Tacámbaro

La noche del domingo 14 de abril se vistió de son calentano con la magistral ejecución del violinista Serafín Ibarra, del grupo Los Carácuaro, quienes clausuraron el Segundo Festival de música tradicional Son de Las Laderas, realizado durante los días 12, 13 y 14 de abril en la explanada Nicolás de Régules de esta ciudad mágica.

El importante evento, que en esta ocasión fue organizado por la Casa de la Cultura Marcos A. Jiménez de Tacámbaro, el regidor Abraham Chávez Camacho y de la parte de imagen y difusión se encargó el Departamento de Comunicación Social, dio inicio el viernes 12 de abril con la música del Grupo Inchátiro, formado por estudiantes del Colegio de Bachilleres, del plantel Tacámbaro.

Posteriormente, el Grupo Campincherán mostró su singular manera de interpretar los sones y, sin lugar a dudas, el cierre del programa de ese primer día fue brillante por la participación de los maestros de la música de la tierra caliente, Los Reales de Michoacán, quienes demostraron el por qué obtuvieron un primer lugar nacional en concurso de música mexicana realizado en la ciudad de Guadalajara.

El segundo día del festival no podía estar mejor, Los Capoteños inundaron con su música el espacio e hicieron vibrar a los presentes, quienes bailaron en la tabla los sones, gustos, demás ritmos calentanos y, por si fuera poco, la vibrante y clara voz de Rocío Vega, acompañada del Grupo Mezcal, hizo las delicias de un público que la aplaudió emocionado. Rocío Vega es una artista ya consolidada y representante del canto tradicional mexicano.

Después de escuchar a tan destacados exponentes de la música más nuestra, hubiera sido lógico pensar que había pasado lo mejor, pero qué afortunada equivocación.

En el tercer día del festival estuvo el Grupo Ilusión, el cual interpretó el son calentano en el estilo muy suyo, muy alegre, muy contagioso, que hace bailar hasta los más tímidos.

Por si algo faltara, el festival cerró con la participación de Los Carácuaro del maestro Serafín Ibarra, tan calentanos como los que les precedieron, pero diferentes. El maestro Ibarra tuvo el tino de salpicar su actuación con explicaciones y anécdotas, que sin duda ayudaron a la comprensión y aprecio de una música tan nuestra y de la interpretación tan singular que Los Carácuaro y el violín de Serafín Ibarra le imprimen.

Será hasta el próximo año cuando volvamos a disfrutar con tal intensidad la belleza, el sentimiento y la singularidad de la música de las laderas.