Como las tamaleras, son buenas para criticar, pero no actúan con prontitud de miras. Se quedan en bonitos proyectos, elegantes discursos de sus dirigentes y asambleas masivas que se asemejan a mítines priistas, donde el acarreo y la manipulación se manifiestan.
Estoy hablando, claro, del movimiento cooperativo de Tacámbaro, el cual se jacta, una y otra vez, de fundarse para el desarrollo del pueblo en diversos sectores de la economía y la producción y se la pasan recordando su glorioso pasado, sus adalides cooperativistas y las grandes empresas sociales que crearon. Como he dicho, sus dirigentes son críticos feroces, no todos, por supuesto, sino los más talibanes, de las nocivas empresas capitalistas que sólo buscan la ganancia en ese mercado de la oferta y la demanda. Gritan a todos los vientos que el movimiento cooperativo busca el desarrollo social y no el lucro, mientras las empresas privadas les ganan el mandado en diversas negociaciones.Algunos de sus brillantes planificadores se la pasan proyectando, generando ideas que no aterrizan y, mientras, el capital social que han generado se mantiene estático en un mundo muy complicado, cuando el pueblo requiere de más opciones para invertir sus recursos. Claro, como ese capital no es de su propiedad, los dirigentes cooperativistas duermen el sueño de los justos y abren tiendas como la del puente verde que es un verdadero fracaso, con un terreno adyacente que bien podría servir para un moderno estacionamiento que tanto necesita Tacámbaro. Pero no. Los mandamases cooperativistas están atorados en los principios que dieron origen a ese movimiento y no son capaces de incorporarlo al mundo actual, de dura competencia, de innovación y creatividad. Para qué. Con lo que tienen es suficiente para etiquetarse el pomposo nombre de Unión de Cooperativas y vivir del pasado glorioso, esperando que el Espíritu Santo los rescate de la modorra ideológica y les indique en qué sectores invertir los cuantiosos recursos de que disponen y que son propiedad de los miles de socios cautivos del movimiento.
Es una verdadera lástima que la tienda del puente verde en Tacámbaro no convoque a socios para que adquieran lo que ahí se hace viejo y prefieran ir de compras con la competencia. No disponen de gerentes dinámicos, creativos, que compitan por más ventas de sus productos y de abrir la tienda a todo el pueblo, repartiendo los dividendos exclusivamente en sus socios. Critican a la prensa local y cuentan con un mediocre periódico de 4 páginas que da vergüenza por la carencia de contenidos para miles de socios. Bueno, hasta la hojita parroquial viene más completa o el periódico del ayuntamiento tiene más diseño.
Critican a la televisión privada y no hacen nada por contar con un sistema de comunicación eficaz para la sociedad. Tales dirigentes cooperativistas, los de siempre, no dejan avanzar al movimiento, el cual está estacado, mientras las necesidades del pueblo crecen, exigen mayor competencia para impulsar los precios a la baja y generar mayor empleo. Ni una ni otra cosa. Y todo por no planear con las herramientas técnicas disponibles para esos miles de socios que creen contar con un movimiento moderno. Nada de eso. Los mediocres dirigentes son sólo eso. Mediocres para invertir y competir en el duro mercado capitalista…