La cuenca del lago de Pátzcuaro presenta actualmente una “situación crítica”. Ello, a pesar de que durante el periodo de 2007-2012 se invirtieron recursos públicos por más de 730 millones de pesos con el propósito de resarcir el deterioro que acusa dicha cuenca.
El documento denominado Gobernanza del agua en la cuenca del Lago de Pátzcuaro establece que dicho manto acuífero es un reflejo de lo que sucede en la cuenca, ya que presenta “índices de contaminación y una gran disminución del nivel de agua; este desequilibrio ambiental se debe esencialmente a la enorme presión que se ejerce sobre los recursos naturales: la tala clandestina, la expansión de la superficie agrícola, la sobrepoblación de especies exóticas y la actividad turística; son condiciones que amenazan la supervivencia de las especies endémicas como es el pez blanco y la akúmara”.En tal documento, elaborado por la Comisión de Cuenca del Lago de Pátzcuaro, -creada en 2004 e integrada por dependencias de los gobiernos federal y estatal, así como por los ediles de los municipios asentados en el embalse y representantes de sectores productivos y sociales- se observa que este vaso acuícola “ha sido objeto de diferentes programas de recuperación, sin embargo, no se ha logrado el éxito esperado, debido principalmente a la incompatibilidad de programas con la realidad regional y la falta de interés de los sectores productivos y sociales para asumir acciones de corresponsabilidad”.
Y precisa: “el desarrollo urbano, la expansión de la superficie agrícola y la actividad turística producen una gran cantidad de desechos que se acumulan en diversos sitios o se emiten como descargas de contaminantes hacia las zonas ribereñas, ingresando al lago de diversas formas”.
“La principal fuente de contaminación que impacta de manera directa al lago lo constituyen las descargas domiciliarias, las cuales generan un gasto aproximado de 215.4 l/s de aguas residuales”, se indica.
La degradación del suelo ha afectado a más de 10 mil hectáreas de bosque durante los últimos 40 años, situando a 32 especies vegetales en peligro de extinción y a otras 4 especies acuáticas.
“La falta de una visión compartida de los problemas de la cuenca, y la poca continuidad de los programas y compromisos, son algunos de los factores que no permiten adoptar un plan de largo plazo que incluya metas y recursos humanos, financieros y materiales compartidos”, se consigna.
Además, prevalecen “condiciones de pobreza extrema en el 60 por ciento de la población rural e indígena de la cuenca. La falta de empleos hace que parte de esta población se dedique a la explotación inadecuada de los recursos naturales”.
Inversiones millonarias
No obstante las inversiones realizadas en la zona (más de 730 millones durante el lapso de 2007-2012, de acuerdo con el documento), no ha sido posible detener el deterioro ambiental, “por lo que es necesario la implementación de un programa especial de saneamiento integral que contemple varias acciones estratégicas”.
También, se recomienda que dicho programa sea financiado con recursos cien por ciento federales,” ya que actualmente los municipios y el estado pasan por una etapa de déficit presupuestal que no permite la atención inmediata de las acciones en la cuenca”.