Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
21 marzo 2021.-Recientemente y debido a la apertura de las denuncias femeninas (principalmente) en las redes sociales y medios de comunicación, hemos sido testigos de innumerables actos aberrantes de sujetos enfermos mentalmente, que agreden y han agredido a tantos seres inocentes en su niñez, adolescencia y juventud, lo que ha dejado imborrables huellas en la vida de estos seres humanos que no solo los afectan a ellos, sino a todos los que viven y conviven a lo largo de su vida con los afectados.
Así es, amable lector, esto no ha sido a partir de la pandemia y el encierro al que nos obligaron a tener; ha sucedido siempre, no importa el estatus económico al que se pertenezca, en todos ha sido igual de grave para las víctimas.
Muchos de nosotros hemos sabido de familiares que han abusado de sus hijos, porque no ha sido, ni es, privativo de un sexo, tanto niños, como niñas han sido mancillados por quienes en teoría, deberían protegerlos, defenderlos, cuidarlos, hablo de padres, abuelos, tíos, hermanos, padrastros, etc., y por supuesto gente cercana a su familia y un porcentaje de sujetos extraños que por estar idiotizados por el alcohol, alguna droga o sustancia que nubla su poca racionalidad han cometido estos actos aberrantes en contra de seres de distintas edades que no lo merecían.
Por supuesto que hay otras circunstancias que, aunque no debieran, sí influyen en estos actos delictuosos, pero en mayores de edad, jamás, en menores de edad, porque estos, no tienen la madurez suficiente para determinar lo que es correcto y lo que no lo es, mucho menos cuando se trata de un adulto de su familia que los engaña, intimida o amenaza, como ha sucedido en innumerables casos.
De verdad, que poca ma…nera de estos sujetos que han destrozado a tantas inocencias, que les han convertido su vida en un infierno, que han provocado y desatado sus demonios internos que los carcome día con día, que muchas veces no pueden decir, expresar, gritar, porque sus padres, madre o padre, abuela, etc., no les cree, ese es el primer obstáculo que se encuentran estos seres inocentes, que los familiares más cercanos, cuando tienen el valor de comentarlo, no les creen, porque erróneamente se colocan en los zapatos del adulto, peor aun cuando es su padre, pareja, hermano, jefe o amistad.
Imagínate, inteligente lector, el tremendo shock que sufren estos niños, que hablan y no les creen, los tratan de mentirosos, chismosos, que lo inventan. Este tipo de conductas desviadas es más frecuente y común de lo que te lo puedes imaginar, abundan los enfermos mentales, muchas veces los tenemos tan, pero tan cerca de nosotros, pero no tenemos la paciencia para analizar las conductas desviadas que estos sujetos, que no merecen ser llamadas seres humanos, tienen en la intimidad, en la soledad de cuatro paredes, con inocentes a los que terminan destruyendo su vida. Incluso, muchos terminan suicidándose.
Suena fuerte, pero es peor el infierno que tantos seres indefensos han vivido, viven y seguramente, seguirán viviendo, porque las estadísticas médicas hablan que ocho de cada diez individuos tienen problemas sicológicos de regulares a graves, y ahora con un año y lo que falta de esta farsa, que para muchos es una guerra fría, el miedo, la ignorancia (que es lo mismo), la ansiedad, depresión, estrés, el encierro, aunado a la reciente aprobación de la marihuana para fines lúdicos (consumo personal), las cosas se tornan aún peor, porque la “pandemia” está sacando la peor versión del miedoso-ignorante. Seguido sabemos de fuertes discusiones, golpes incluso, entre parejas y de uno o ambos para con los hijos, iguales situaciones suceden en la calle, porque la gente no está preparada para esto, además de que la tolerancia y el razonamiento jamás han sido el fuerte de los mexicanos.
Ahora, en relación a las situaciones externas, fuera del núcleo familiar y de mayores de edad, sobra decir, que hay casos, en que la víctima tiene culpa compartida con el victimario, porque se expone al acudir a lugares extraños, en horarios poco habituales, al consumo de bebidas alcohólicas, muchas veces alteradas sin darse cuenta, mezcladas con otras sustancias, por no conocer a sus “amistades”, porque en la mayoría de ocasiones, son los propios “amigos” o conocidos, los que aprovechan la oportunidad y arruinan la vida de seres adultos pero ingenuos.
Queda claro que el alcohol, al ser la sustancia más fácil de conseguir y consumir, estimula tanto a unos como a otros a cometer este tipo de aberraciones sexuales, sin importar si haya o no cariño entre los involucrados; asimismo, en los alcohólicos, son muy frecuentes los testimonios de violaciones homosexuales, entre ellos, debido al consumo desmedido, propiciando después, lágrimas de los sodomizados en una juerga. Pero, aunque es una atenuante, durante un proceso penal, no es una justificación. Además de que en esos casos el estado no puede proteger a las víctimas, porque eso sucede en lugares cerrados (casas, departamentos, escuelas, antros, salones de fiesta), eso es cuestión de cultura y educación.
Finalmente, existen muchos casos, provocados por dinero, interés, amenazas, muchas mujeres se prestan a acosar a hombres poderosos, económica y/o políticamente, mandadas, o no, por otros hombres o mujeres y una vez que tienen relaciones sexuales, como dije, propiciadas por ellas, con alevosía y ventaja, los denuncian por acoso y violación, esto también desvirtúa una buena causa y provoca, aquí en México, que al aparecer en los medios de comunicación un caso así, a todas luces, falso o provocado, que después los demás que si son genuinos, sean medidos con la báscula de la desconfianza. Por eso, debemos tener la madurez mental de analizar detenidamente cada situación, buena o mala, porque no todos los casos son iguales, y las circunstancias que lo rodean tampoco, por lo que no se puede emitir una opinión en pro o en contra sin haberlo analizado.
Cuando las víctimas son menores de edad, que les roban su inocencia, dan ganas de hacer pagar a los responsables de una manera ejemplar para que en un futuro haya menos casos similares, desafortunadamente, la mayoría de estos casos queda impunes, por miedo de la víctima, por miedo de los padres, por no afectar el prestigio y buen nombre de la familia, etc., a costa de echar a perder la vida de un hijo (a) que en realidad no quieren, porque un verdadero padre los cuida, protege y defiende sin importar quien sea el victimario. Y si es un humano o un verdadero animal, como lo es en la mayoría de los casos. ¡Ponte atento!