Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
10 sept. 2021.-Una característica que muy pocos valoran, pero que es primordial en el desarrollo humano, es la fortaleza mental.
Queda claro que es la base de una vida positiva o negativa, aunque la mayoría lo desconozca.
Una mentalidad fuerte es capaz de crear seres humanos exitosos, excelentes, maravillosos, libres de los pequeños “pecados” que atrapan a las mayorías.
Es muy frecuente y común saber, leer o escuchar versiones de los mediocres que pululan a nuestro alrededor, utilizando de pretextos, de su pésima manera de vivir, lo que vivieron con sus padres, abuelos, tíos o incluso extraños, desde su nacimiento, niñez, adolescencia, etcétera. Todos tienen culpa en lo que ahora están convertidos, obviamente, menos ellos. Y tienen algo de razón, claro que el entorno familiar, social, influye en la formación de un ser humano, pero no es la causa principal cuando se alcanza la mayoría de edad.
Lo que diferencia, entre lo bueno y malo, positivo o negativo, el triunfo y el fracaso, es la fortaleza mental de cada ser humano. Hay personas que desde que nacen, sufren maltrato físico y/o sicológico, abandonos, orfandad parcial o total y un innumerable número de infortunios, saliendo adelante en su vida adulta, son gente de bien, fuertes en todos los sentidos, con una familia sólida, unos hijos ejemplares, con su vida económica resuelta; pero la mayoría ocupa ese sufrimiento como pretexto para caer en los abusos y adicciones, en formar familias disfuncionales, con hijos que van repitiendo los mismos errores que ellos y no debe ser así.
Por otro lado, están aquellos que desde que nacen lo hacen en una familia acomodada económicamente, con buenos niveles de escolaridad, que todo lo que desean, reciben, que les cumplen hasta el mínimo capricho, que incluso, desde antes de su mayoría de edad, tienen un automóvil propio, etcétera. Pero por lo mismo, caen en las mismas circunstancias de mediocridad y oscuridad que los que viven lo contrario. Y como digo, la fortaleza mental individual, es la que hace la pequeña, inmensa diferencia. Claro que en ambos grupos sociales hay de todo un poco, pero, aunque a los pobres, les caigan mal los ricos, es mayor el porcentaje de gente paupérrima con escasa fortaleza, que viceversa.
En la actualidad, esa falta de fortaleza mental ha incrementado la pobreza económica de nuestro país. Para muchos quizás duden que influya, pero, es verdad. No hace falta buscar tanto a esos seres desdichados, (por su gusto), muchos conocemos un familiar, vecino, amigo, compañero de empleo o profesión, que no tiene una casa propia, que vive con sus padres o sus suegros, que renta (desde hace mucho tiempo), o lo que es peor, que construyó una casa en un terreno a nombre de su esposa o pareja, o vive en una casa que es de ella. A esos individuos, literalmente, los tienen agarrados del orgullo, porque saben que en cualquier momento, los pueden sacar a la calle, y claro, que conociendo a las mujeres, los hacen como ellas quieren, dijeran los clásicos, los traen como trapeador, porque tienen esa ventaja, sobre ellos. Y eso, amable lector, es ausencia de valor como persona.
Otros, tienen un automóvil, la casa bien equipada con la última tecnología, pero no tienen, lo principal que una familia requiere, casa propia, están en cualquiera de las condiciones antes señaladas.
Los hay muchos que sufren de cualquier adicción, que dinero que ganan no les rinde, que están endeudados hasta en la tienda de la esquina, pero su falta de seguridad y su incongruencia los hace presumir lo que no son, y mucho menos tienen, esto es tan común en nuestro país. Creen que así engañan a los demás, y claro que lo hacen, pero con gente similar a ellos. Por otro lado, los vicios, los van deteriorando en la salud y su economía, además la convivencia familiar y en general, se convierte en un infierno, dependiendo del nivel de los mismos, pero generalmente, mueren en edades intermedias, pocas veces, superan los 70 años, salvo que la fuerza de voluntad, sea mayor a las adicciones.
Porque una gente adicta, así la internen, una y otra vez en los famosos anexos o casas de rehabilitación, si no existe la fortaleza (nuevamente) de voluntad, seguirán embruteciéndose como acostumbran, afectando a los que tienen la mala fortuna de cohabitar con ellos.
Asimismo, y sin resultar alarmista, la falta de fortaleza mental está contagiando y matando a mucha gente del virus que, en esta ocasión, nos tocó vivir, porque la gente débil está aterrada de miedo por algo que no es grave, además se adapta a los demás, porque cuando convive con alguien que no cree en la pandemia, resulta que él tampoco cree, pero cuando es lo contrario, se muestra crédulo y sale a relucir todo el miedo que en realidad tiene y eso, como he señalado en otras entregas, mata más que un contagio normal de una gripe. Está claro que el miedo mata más que la felicidad, elige ser feliz.
Un ser humano con fortaleza mental vive su vida normal, sin sobresaltos, ni miedo, no se deja manipular, persuadir o engañar por nadie, sabe lo que desea para él y para los que lo rodean, no cree con facilidad lo que sabe que afectará su salud y sobre todo, su mente y por lo mismo, no cae en falacias, está enfocado en sus objetivos que le ayudarán a tener un mejor futuro, entre ellos, el de ahorrar para que a determinada edad, deje de trabajar y viva cómodamente, del esfuerzo de su trabajo pasado, no como los débiles que mueren trabajando y muchas veces en la pobreza. La fortaleza mental sirve, entre muchas cosas, para que los últimos años de la vida se viva bien, sin tener la necesidad de trabajar. ¿Cómo quieres cerrar tu ciclo de vida?