La avenida Lázaro Cárdenas es la vía pública más hermosa que tiene la ciudad de Pátzcuaro. Lo que le da valor a esa avenida como recurso natural y estético es su arbolado; su entorno urbano es diverso y en su mayor parte sin interés arquitectónico. Qué diferente sería si hubiera una armonía de algún tipo entre ambos elementos, arbolado y diseño arquitectónico. Para darme a entender mejor, nótese en la plaza Vasco de Quiroga la diferencia cuando confluyen en un mismo espacio dos o más elementos estéticos: arbolado y arquitectura.
No sé si es para dar pena, pero teniendo en la avenida Lázaro Cárdenas un modelo a seguir, en más de 70 años no hemos replicado ese modelo en algo que se le parezca; no hay nuevas avenidas en las que demostremos nuestra vocación por los árboles; lo contrario es más cierto, los tiramos cuando los ha habido (véase la entrada sur de la ciudad desde Santa Clara; o no plantamos árboles en las nuevas avenidas o calles anchas que los ameriten, para el bienestar de los habitantes).Lo anterior viene a cuento por lo siguiente:
En abril de 2016 fueron derribados uno o dos eucaliptos para que no entorpeciera el estacionamiento y las maniobras de carga y descarga de una moderna ferretería que recién se había instalado en la avenida Lázaro Cárdenas, en las inmediaciones de la glorieta de Tangaxoán. Supe que a toro pasado intervino la dirección de Ecología del municipio, cuando el daño ya estaba hecho y sólo quedaba aplicar la multa correspondiente por no seguir los trámites de solicitar el derribo por razones fundadas o por lo que fuera, incluida la sinrazón.
Hay otro caso del lado contrario, más arriba de la Unidad Deportiva, de una institución bancaria con el nombre Compartamos Banco, que requirió hacer toda una plancha de cemento al frente y en el interior para estacionamiento.
Con el criterio aplicado de abrir boquetes al arbolado de la avenida Lázaro Cárdenas, cada vez que el dueño de una propiedad en dicha avenida tenga necesidad de abrir un zaguán o una puerta más anchos, al paso de poco tiempo la avenida perderá la esencia que le da carácter de vía disfrutable. Se podría llegar al extremo de parecerse a cualquier tramo del actual Libramiento Ignacio Zaragoza.
Por ello por medio de esta colaboración pretendo crear una opinión favorable para que el Cabildo o la instancia que tenga que ver, determinen el uso del suelo de la avenida Lázaro Cárdenas: ¿queremos que se conserve arbolada con esa saturación de árboles que la hacen disfrutable desde todos los puntos de vista o se permitirá que los propietarios actuales y futuros, alineados a lo largo de la avenida, dispongan de la vida de los árboles a discreción? Ello dependerá del uso del suelo que se determine para los predios de la avenida. ¿Cuáles serían los distintos usos de suelo?: 1, de exclusivo uso residencial; 2, uso mixto: habitacional y con negocios que no ameriten crear estacionamiento de automóviles al frente; y 3, libre uso del suelo, lo que equivaldría a que los propietarios puedan construir un inmueble a todo lo ancho de la propiedad para un gran negocio comercial, industrial o educativo, al que le terminen estorbando los árboles.
Soy de la opinión de que el uso del suelo de la Lázaro Cárdenas debe ser residencial, pero también mixto con oficinas de instituciones y/o negocios que no impliquen crear estacionamientos en sus frentes. También opino sobre la conveniencia de que la arquitectura de dicha avenida ya vaya reflejando que conduce a un modelo de ciudad distinta a cualquiera de las ciudades modernas; es decir, que el visitante perciba en ese recorrido que se encuentra en tránsito amable hacia una ciudad que lo va a cautivar por su trazo urbanístico y su arquitectura típica y colonial de montaña.
No digo que las construcciones tengan que ser de adobe, pero sí que sus diseños incorporen los trazos de techos de dos aguas y el rojo tejado que es característico de la ciudad.
Alguien puede opinar que el dueño de una propiedad puede hacer con ella lo que le plazca, para eso es su propietario. Pues sí, tiene razón. Pero también ciudades como la de Pátzcuaro impone restricciones que no tienen otras ciudades: alguien de fuera que adquiere una propiedad en el centro histórico de Pátzcuaro sabe o se le hace saber, que no puede tirar el inmueble que compró y levantar en su lugar un edificio moderno de varios niveles, le guste o no le guste esta restricción. De esta manera tal restricción ha favorecido la conservación del principal patrimonio cultural de la ciudad: su armonía arquitectónica.
Busquemos darle cierta armonía también en lo arquitectónico a nuestra avenida de lujo, la Lázaro Cárdenas, para que siga siendo ejemplo para el resto de la ciudad.