Sin duda, son enormes los beneficios que se obtienen con el uso de la internet, diversos estudios muestran cada vez más las consecuencias negativas por el uso inmoderado que, desde temprana edad, se está haciendo y la forma en que esto repercute en la salud, las relaciones sociales, la familia, amigos, etcétera, de quien la consume. Señales a las que deberíamos prestarles mayor atención y procurar en lo posible poner límites, sobre todo cuando de niños y adolescentes se trata para que aprendan a usarla de manera más responsable y cuando en verdad sea necesario.
Cada vez hay más personas que están experimentando dolores musculares en espalda, cuello, hombros, brazos y sobretodo en las muñecas, por permanecer tanto tiempo sentados y con las manos en el teclado o teléfono inteligente. La vista cansada por trabajar tantas horas tan cerca de la pantalla, provoca que los ojos lloren, piquen, se vean las letras movidas y desenfocadas, se experimentan fuertes dolores de cabeza o cefaleas y los objetos lejanos se ven borrosos. Además de innumerables trastornos de la salud que pueden traer como consecuencia el uso excesivo, se mira el alto índice de obesidad infantil por muchas horas de sedentarismo que pasan los niños por estar sentados en los juegos, así como en los adultos.A más uso de la internet, más ansias de repetición y más síntomas de adicción, sintiendo malestar y ansiedad en los momentos de desconexión, algo similar a lo que les ocurre a las personas adictas a las drogas cuando experimentan la abstinencia, favoreciéndose los trastornos obsesivos compulsivos y de déficit de atención e incluso algunas acciones sicóticas. Así mismo, la depresión Facebook se hace presente, cuando algunos jóvenes mentalmente débiles, desarrollan sentimientos de celos y envidia hacia aquellas personas que suben fotos de sus éxitos y que los hacen sentir más solos y con una más baja autoestima, corriendo el riesgo de experimentar ideas suicidas y en casos peores, llevarlas a cabo.
O copiar los delitos, graves o no, que otros publican, sin saber si son veraces o no. Es muy común que la sobrecarga de información dificulta la capacidad de atención y de memoria a corto y largo plazo. El desvelarse, por estar pegados al monitor hasta la madrugada, genera bajo rendimiento físico e intelectual, estrés, cambios emocionales, de humor y se da una mayor dependencia hacia los demás.
Se da una pérdida en la capacidad de relacionarse con los demás, habiendo un desarrollo deficiente de ciertas habilidades de contacto, como la comunicación, el escuchar, la asertividad, el dar y el recibir, el amar, etcétera. Aísla a las personas de un mundo real a un mundo virtual, dándose de esta forma una ausencia física a cambio de una presencia online, donde se desensibilizan de los demás y se relacionan de manera superficial en una cultura que estimula la ostentación de popularidad.
Haciendo esto, se pierde privacidad de los datos personales, al dar un propio relato, nombres y apellidos con fotos íntimas y secretos a cambio del acceso y uso de una red social, donde el precio que se paga, es ceder textos, videos y fotos a otros, aceptando así el contrato y renunciando al control de la propia información, poniéndose en riesgo con personas enfermas, de cuestionada reputación y poco recomendables, que puedan robar las contraseñas y datos y suplantar fácilmente la identidad y falsear la suya.
Los estudiantes, en su mayoría, recurren a la internet para realizar sus tareas, porque tienen la idea de que todo, hasta la mínima actividad, es encontrada en los buscadores de la red, lo cual es cierto, sin embargo, existe una difusión de publicaciones de escasa calidad científica, donde sin verificarla, porque para hacer lo que deben no tienen tiempo, y realizando el menor esfuerzo copian información, muchas veces incompleta, inexacta, falsa o repetida (sucede que dos o más llevan la misma). Ya no recurren a libros y mucho menos a la lectura, no hay trabajo en equipo, hay mayor posibilidad de distraerte en la búsqueda de información, mayor pérdida de tiempo, cuando no se encuentra lo requerido y más posibilidades de acceder a contenidos inadecuados de violencia, terrorismo, prostitución, pornografía, racismo, homosexualidad, etc., limitando así la capacidad, de por si escasa, de análisis para una visión más objetiva de la realidad.
Pero lo primordial que se ha perdido es la cada vez menor convivencia familiar y menos sentimientos de pertenencia, menos comunicación, pocas horas para jugar, salir, divertirse al aire libre, apreciar las cosas y los lugares donde se vive y convive a diario. Crece la apatía e indiferencia por estar juntos, demostrarse amor y compartir el día a día de cada uno, favoreciendo así la soledad, la depresión, el aislamiento, la falta de empatía, de solidaridad y apoyo, bajas calificaciones y menor asistencia a las aulas (o asistir, pero estar pensando en qué hacer cuando se tenga un receso o espacio de tiempo libre, pero no en lo que debe), entre muchos otros.
Finalmente, amable lector, recuerda que esta previsión nos beneficia a todos y en la medida en que nos vayamos concientizando de ello, no sólo nos estamos favoreciendo individualmente, sino que estamos haciendo una conciencia social que nos permita utilizar la tecnología en los momentos adecuados y para lo que realmente fue diseñada. Te recomiendo por las noches que apagues tu celular, de lo contrario, procura dejarlo a una distancia mayor de un metro de ti y de tus seres queridos, no olvides que es necesario sabernos desconectar de lo llamado virtual y conectar con lo verdaderamente real, que es lo que estamos perdiendo por no usar debidamente y de manera responsable la tecnología.