Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
26 JULIO 2024.-Acompañado de mi hijo y allá se nos unió, la última semana, mi hija, que vive en Dublín, República de Irlanda, estuvimos tres semanas en la Euro Alemania 2024. Como ha sido costumbre en los recientes eventos futbolísticos mundiales, asistimos en esta oportunidad a siete encuentros, incluida la final España VS Inglaterra, cuyas entradas para cada encuentro, sin importar la ronda, se consiguieron en 250 €, un precio nada cómodo para un mexicano, y de ahí para arriba, sin contar con la famosa y jugosa reventa, donde los precios se elevan aun más.
Con escala de ida, llegamos a Madrid, donde estuvimos un día, de siete A.M a siete P.M., porque queríamos ver cómo va la remodelación del estadio Santiago Bernabéu, sede del equipo más famoso y ganador del mundo, el Real Madrid, además de recorrer algunos de sus tantos lugares turísticos de fama mundial. De ahí volamos a Ámsterdam, Holanda (Países Bajos o Netherlands), una vez ahí fuimos en tren a la cercana ciudad alemana, sede del primer partido a observar, Dortmund, aproximadamente tres horas de recorrido en el tren bala, el más rápido de Europa, solo superado por los chinos (para variar), observando sus hermosos y verdes paisajes, sus parajes planos y demás.
Esta ciudad supera el medio millón de habitantes, y aunque los libros y la historia no la señalan como haber sido parte de la Alemania dominada por la entonces URSS, mantiene mucho parecido con las ciudades de ese país hoy llamado Rusia. Incluso su gente es desconfiada, hasta cierto punto apática, no se abre mucho a los visitantes, posiblemente será por lo triste que vivieron los años que estuvo el muro de Berlín. En fin, los que asistimos (algunos) a esos eventos mundiales lo hacemos preparados para cualquier eventualidad, por lo que solo observamos y no juzgamos, además de que ya tenemos conocimiento, en base a la experiencia y observación, como serán los resultados finales de cada encuentro deportivo, se acude para desestresarse y conocer físicamente a las viejas y nuevas figuras del balompié mundial, que aunque se diga lo contrario, Europa sigue siendo el centro del mundo, el que triunfa ahí, ya triunfó en el mundo, dijera la Chimoltrufia, icónico personaje de Chespirito: “No nos hagamos tarugos”, así es en todo.
Pese a ya conocer otros lugares de ese gran país, me encontré con la novedad que los países, por lo menos en esos que estuve de la Unión Europea, en este año implementaron la política de reciclar botellas de vidrio, plástico y latas, (agua, refresco, jugos, cerveza, vino, de todo, excepto de leche y aceite) aunque cada país, varía su arancel, en Alemania, es parejo, botellas de vidrio participantes dan 8 céntimos de euro ($1.65 pesos mexicanos), y por las de plástico y latas 25 céntimos de euro ($5.00 aproximadamente), sin importar el tamaño, porque hay países que varían por tamaños. Eso sí, tienen que ser solo de productos embotellados y/o fabricados en el país, los de otro país, no son aceptados. Así funciona en cada uno.
Esta política tiene varias ventajas, siendo las principales que las calles están limpias de estos productos y que los mendigos locales e inmigrantes ya tienen una forma de sobrevivir, porque en los super mercados grandes, aunque los mexicanos lo son más, están las maquinas recicladoras, donde dependiendo del tamaño de la tienda, hay unas que solo reciben diez botes, latas indistintamente y se entrega un ticket señalando la cantidad, en esos casos 2.5 €, y en los lugares grandes, reciben cualquier cantidad ilimitada, que se pueden cambiar al momento por mercancía de cualquier tipo, es decir por cualquiera de los productos que haya en existencia en el lugar, no hay una limitante, es universal y libre, incluso se pueden ir acumulando por mes, eso es interesante para los que se dedican a recoger envases en lugar de pedir dinero a los visitantes o delinquir. Me imagino que los conocidos, pueden intercambiar los tickets por dinero en efectivo, con sus amistades o vecinos, es algo que a nadie les afecta y que si puede beneficiar. Bien por esa buena decisión.
Por lo mismo, las tiendas y algunos restaurantes, al momento de la compra de cualquier producto que puede reciclarse su envase, al precio marcado, se le agregan los 25 céntimos de euro, así aparecen en las etiquetas de los productos, el problema es con la compra de botellas de agua, porque en Europa, toda el agua es potable y bebible, por lo que comprar el agua es económico y dependiendo de la marca y porción, se paga más por el reciclaje, que por el líquido, respecto a lo demás, refresco, jugos, vino y cerveza, se dividen opiniones, porque por un lado se intenta inhibir su consumo frecuente y por otro, la gente que vamos de países con moneda inestable y economía de cuarta, nos resulta un abuso pagar esos cinco pesos extra por un producto que, de por sí está más caro que en nuestro país, pero que también es un lujo que nos merecemos y que una vez sabiendo como funciona el reciclaje, podemos conservar los envases y cambiarlos nosotros mismos, es algo que para nada nos afecta, ¿o sí? Bueno quizás a algunos sí, aunque nadie los conozca en ese país. Vivimos en un mundo de apariencias y falacias.
Para conocer realmente la cultura de un país, es necesario viajar así, dijeran aquí, rancheando, mezclándose con la gente común y corriente, haciendo lo que los nativos de ese lugar hacen, porque eso de pagar los atractivos y demasiado caros tours que ofrecen las agencias de viajes, resulta cómodo, pero no se aprende mucho, porque los llevan a los mejores lugares, previamente seleccionados ya que reciben su gratificación por que consumen ahí. Además de que, en esos sitios, no sabes la verdadera opinión general que se tiene de los mexicanos, porque por razones obvias, te dirán lo que quieres escuchar. Hace falta adentrarse por uno mismo en las entrañas de cada ciudad y/o país que se visite, eso es realmente conocer y aprender. Claro, si sabes un poco de inglés, el idioma universal que abre las puertas del mundo, de lo contrario, tienes que buscar viajar donde entiendas todo y se te facilite. Es cuestión de cada quien. Pero mi mejor consejo es ese.
De momento, dejo hasta aquí mi comentario semanal, en otra posterior entrega, seguiré señalando lo que hace grande a un país como Alemania, una de las mejores economías mundiales y que destaca sobre cualquiera por haber vivido el drama de la división territorial en dos partes, por un lado, la ex Unión Soviética y por la otra, subdividida en tres, E. U., Inglaterra y Francia, aunque con similares intereses e ideología. Mereciendo un reconocimiento personal, porque, pese a eso, se levantó y es lo que es en la actualidad, una potencia económica. Ojalá otros países, como el nuestro, le aprendieran algo, pero la estupidez es mayor cuando se carece de la mínima inteligencia. Pero esa es otra triste historia.