Un buen líder es un vendedor de esperanza. Napoleón Bonaparte.
La gente accede a mucho por fe. Puede hacer que la gente lo siga y obedezca si logra proyectar una esperanza en algo sublime.
Las personas hacen muchas cosas porque tienen esperanza en que algo o alguien cumplirán sus deseos. Los líderes logran que la gente los siga porque esperan que ellos sean el medio para sublimarse. La apuesta de Pascal (conocida también como gambito de Pascal) es una sugerencia planteada por este filósofo sobre la existencia de Dios, misma que no puede ser determinada por la razón. Una persona debe apostar por la existencia de Dios y vivir la vida en consecuencia; tiene todo para ganar y nada que perder. De igual forma que un niño apuesta que su padre siempre tiene razón, así la figura pasa degradándose de Dios a padre, de padre a líder, de líder a jefe. En todas esas figuras la fe puede existir y ser la energía que conduce a las personas a actuar siguiendo las disposiciones de alguien.
En toda actividad humana colaborativa existe una mística, una creencia ulterior que no es tan evidente. Esta creencia puede ser elevada a grado de fe cuando cumple con ciertos aspectos, como los siguientes:
La fe comienza con el conocimiento de qué es lo que debe ser creído. Por ejemplo, algunas personas saben que el evangelio de Cristo se refiere a su muerte, sepultura y resurrección, o que el Corán fue recitado a Mahoma como mensaje de Dios a la humanidad, o que Steve Jobs (válgase la comparación en sentido empresarial) cambiaría al mundo con Apple; saben esas afirmaciones, es un conocimiento y es el primer paso. Pero empiezan conociendo esto sin creer que sea verdad, para ello necesitan de aserción.
El conocimiento no es suficiente. La persona también debe creer que el objeto de la fe es verdad. Para llegar a este nivel de fe, la personas no sólo debe saber lo que es el evangelio, el Corán o la misión de Apple (conocimiento), sino creer que es verdad. A eso se le llama aserción. Pero esto todavía no es suficiente para la salvación o para cambiar al mundo, se necesita confiar.
La confianza se refiere a un compromiso personal y es un objeto de la fe. Se puede saber y creer, pero todavía no es fe hasta que se confía.
Digamos que tú, amable lector, estás visitando la casa de alguien y te pide que te sientes. Primero revisarás y reconocerás que efectivamente hay una silla. Este es el conocimiento. En segundo lugar, conoces lo que significa la palabra y el concepto de silla, aceptas el hecho de que te puedes sentar en la que te ofrecen y te sostendrá. Esto es aserción. Por último, caminas hacia la silla y te sientas en ella. Esa es la confianza. Ahora estás listo para probar que tienes fe.
La fe es puesta a prueba; ayuno, diezmo, construir un arca, trabajar por días sin dormir para Steve Jobs. Habrá pruebas que deberás pasar. Sólo haciendo se cumple la fe.
De acuerdo con Sonya Lyubormirsky, autora de The How of Happiness, un manual con bases científicas para cultivar las condiciones que pueden ayudarnos a alcanzar la felicidad, un creciente número de estudios sugieren que las personas creyentes son más felices, saludables y se reponen más rápidamente de los traumas que aquellas que no lo son.
Se ha demostrado científicamente el poder motivacional de la fe, sea esto efecto placebo o realmente una manifestación metafísica de practicarla. Quizás muchos piensan ser agnósticos o ateos y piensan que la fe no es para ellos, pero cada vez que escucho a alguien decir: Yo no creo en nada de eso, Dios no existe, observo que la persona desahoga esa necesidad de fe, en alguna ideología como el socialismo, o en algún personaje mesiánico como lo sería Andrés Manuel López Obrador.
Las mejores manifestaciones de fe las he visto en esta personas que dicen no creer en nada; casi siempre son fanáticos de algo, algunos hasta llegan a decir que el futbol es su religión. Otros llevan a cabo su trabajo de forma religiosa con todo y ritos incluidos. Los más evolucionados dicen tener fe en sí mismos, o en la humanidad y el superhombre como lo llamó Nietzsche. Los más dañinos pueden tener fe en la superioridad racial como, los nazis, o en que son un pueblo escogido para ser policías del mundo con un destino manifiesto.
La fe es necesaria en el ser humano y tiene muchas manifestaciones. Esta ley de la persuasión es la más poderosa de todas, quienes la saben controlar dominan al mundo.
Lo divino puede ser sustituido por un juego de azar o una misión para salvar al mundo y sus ballenas. Lo que subyace es el deseo de creer en algo.
Tener fe significa no querer saber la verdad. Friedrich Nietzsche.