20 diciembre, 2024
ROTATIVO DIGITAL

Vecinos, ¿agradables?

Lic. Alfredo Castañeda Flores       ANALISTA

15 NOV. 2024.-Algo que es casi imposible es tener vecinos, ahí sí solo los casos excepcionales no los tienen, la mayoría inexorablemente los tenemos, hemos tenido o los tendremos. Los hay de casa habitación, de trabajo, de negocio y más.

 

Y como todo y en todo, los hay agradables, desagradables, sinceros, hipócritas, abusivos, convenencieros, serios, callados, gritones, etcétera, etcétera.

 

Si son mayoritariamente en sus acciones diarias, positivos, ya la hiciste, de lo contrario, será un peregrinar estar soportando sus estupideces y cosas peores.

 

El mexicano de por sí para nada es un buen ejemplo, y siendo vecinos, no es la excepción, y de eso, más de una vez, hemos sido testigos, o peor aún, víctimas de las conductas negativas de individuos con la mentalidad débil y su cerebro casi sin uso.

 

Por regla general, los vecinos, aun cuando sean “buena onda”; por cualquier extraña razón, no toleran a los demás, sea por el físico, por la edad, por la pareja, por la posición económica, etcétera, sin embargo, por miedo, temor o pensando a futuro pedir algún favor, se muestran bonachones con los demás, y eso pocas veces se llega a comprobar, porque afortunadamente no se sufren conductas que ameriten la ayuda o apoyo de ellos. Y nos quedamos con la duda de que son lo que aparentan. Algunos, ya que agarran confianza, lanzan el zarpazo pidiendo favores que van desde insignificantes, para que te confíes, hasta económicos de regular cantidad. Como es normal, los pequeños, los van pagando, para que se siga creyendo en ellos, pero más tarde que temprano dejarán de entregar lo pedido y ¡zaz! Se fregó la confianza, otros no lo hacen nunca. Hay de todo, dicen, en la viña del Señor.

 

Otros acostumbran seguido realizar fiestas, convivios y pachangas, con música en vivo o grabada a todo volumen, donde abunda el alcohol y cosas incluso peores, molestando a los demás. Algunas veces terminan en escándalo, peleas, riñas, entre ellos o entre sus invitados. El resentimiento y la necesidad son malos consejeros, desafortunadamente es lo que más abunda en este país y cualquiera de sus rincones.

 

Los hay aquellos que seguido están peleando con la esposa o pareja y se golpean entre ellos, aunque por obvias razones, siempre sale perdiendo la mujer, a veces otros vecinos llaman a la policía, se llevan al agresor principal, pero la mujer, anda desesperada tocando puertas para que se le apoye jurídica y/o económicamente para sacarlo de la barandilla o prisión preventiva, eso es peor, porque una vez pasado el mal momento, entre ambos, se ponen a investigar, cual fue el vecino que llamó a los azules. Algunas veces, no pasa nada, solo están guardándolo para el momento adecuado, pero otras veces, en cuanto lo saben o creen saberlo, van a reclamarle al vecino que detuvo la masacre. Y eso es un cuento de nunca acabar. Porque a veces, solo se queda en una pelea verbal, pero otras veces llegan a algo peor, incluso hasta de graves consecuencias.

 

Existen las vecinas cariñosas (nunca faltan), esas que están solteras, en la mayoría de ocasiones, y otras veces tienen pareja que, desde su forma de vestir y hablar, se ofrecen al mejor postor, aparentemente unas por ser ardientes, y otras por apoyo económico, pero lo hacen, y la cosa se llega a poner color de hormiga. Porque si el tercero está casado o juntado, y la pareja se entera, que curiosamente, es la misma susodicha la que se encarga de enterar a la víctima de lo que está pasando, se arma un zafarrancho, peor si tiene pareja, porque ese triángulo se vuelve cuadrado, y las consecuencias son de pronóstico reservado. ¿Por qué la mujer no se queda callada? Es su naturaleza. Aunque se afecte ella misma. Dice la filosofía popular: “…El pez, por su boca muere…”

 

Los anteriores son unos simples ejemplos de todo lo que puede ocurrir entre vecinos, que debiendo ser considerados como una extensión de la familia, cuidándose, protegiéndose entre todos, ocurre lo contrario. Es con los que, generalmente, hay más problemas, porque como dije antes, no son de fiar, salvo honrosas excepciones. Un vecino, es capaz de hablar mal de ti, con los que te conocen, de inhibir o exagerar lo que realmente eres, haces o posees, pero siempre de forma negativa, ellos mismos, llegan a introducirse a tu hogar, para llevarse tus cosas de valor, de ponerse de acuerdo con otros de dudosa reputación, si eres cliente frecuente a acudir a las instituciones bancarias a depositar o retirar dinero en efectivo, y asaltarte antes o después de salir del banco, si tienes un negocio, del tipo que sea, son los que menos te compran, y si lo hacen, quieren fiado o más económico del precio normal, además de que no pierden oportunidad para demeritar tus productos, servicio y atención, y por ende, cuando tienen dinero, compran en otro lugar que vende lo mismo que tú.

 

Esos, amable lector, no son dignos de contar con tu confianza, con tu atención, tu apoyo, ayuda, ni consideración, entre menos se hable con ellos es mejor, te evitas problemas de diferente tamaño, entre menos se socialice con ellos, es excelente, entre menos se intime con ellos es recomendable, basta con los saludos sociales comunes: buenos días, buenas, tardes, buenas noches, entre menos sepan de nuestra vida, menos estrés y confrontaciones tendrás. Y si venden lo mismo que tú, imagínate lo que harán. Fuerte, ¿verdad?, pero es saludable.

 

El mexicano es malagradecido, lo trae impregnado en su ADN, además de envidioso, no puede ver que otro esté mejor que él, porque de inmediato, busca atacarlo, de frente (pocas veces), de espalda (la mayoría de veces), eso frena el crecimiento de un país, cada vez más hundido en la miseria mental y económica, que retrocede en lugar de avanzar, tan fácil que es hacer las cosas correctamente, pero aquí somos expertos en buscar los atajos que tanto daño nos causan, han causado y seguirán mermando nuestra economía, pero principalmente, nuestra vida. Triste realidad nacional.