10 marzo, 2025
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Universidades, un nido de corrupción…

Lic. Alfredo Castañeda Flores       ANALISTA

10 JUNIO 2022.-Cuando uno es pequeño, nuestros padres sueñan con que lleguemos a la universidad, terminemos una carrera, obtengamos un titulo y una cédula profesional, para muchos, creen que eso es lo máximo que todo alumno destacado debe alcanzar, sin embargo no siempre resulta así.

 

Claro que, como en todo, hay alumnos sobresalientes, que la vocación la traen desde nacimiento, que solo acuden a la universidad a obtener algunas herramientas metodológicas que escasos catedráticos por convicción también les enseñan. La mayoría son entes que jamás han llevado a la práctica sus endebles conocimientos adquiridos durante su etapa estudiantil, además de que no enseñan completamente, aunque solo sea la teoría, un poco por la ignorancia que ostentan y un mucho porque son envidiosos y no quieren que salgan mejores profesionales que ellos. Esto es algo tan común que se observa día tras día. Por lo que egresan alumnos con conocimientos deficientes, pero con grandes vicios de personalidad aprendidos durante los años de aprendizaje.

 

Además, como en otras entregas he señalado, tanto en las universidades públicas como privadas, la mayoría de empleados, administrativos y académicos, carecen de la preparación, vocación y convicción necesarios para tan noble actividad. En esta ocasión, solo me referiré a las universidades públicas, porque son mayoría y por consiguiente las que mayor número de matriculados egresados tienen.

 

Como la edad mínima para ingresar a una universidad, es siendo mayor de edad, es decir, superándose los 18 años, los padres, incluso muchos alumnos, tienen la creencia que los padres ya no tienen nada que ir a preguntar a dichas instituciones, y la mayoría jamás lo hacen, aunque terminen decepcionados por sus hijos, al dejar trunca la carrera, no obstante haberlos mantenido varios años, porque la mayoría son de poblaciones distintas a la sede universitaria.

 

Pero aunque engañar a los padres de familia es algo moralmente pésimo, lo verdaderamente grave es lo que sufren, viven y aprenden en la escuela de educación superior.

 

Para empezar, es un nido de complicidades, protecciones, defensoría de corruptelas y actos de corrupción, porque aunque hay servidores con valores, termina por imponerse la mayoría que no los posee.

 

No es un secreto, aunque pocas veces salga a la luz, que los distintos actos, que algunos directivos se empeñen en señalar como aislados, como únicos, en realidad son tan reiterativos y repetitivos, pero como ejercen poder sobre el alumnado, pues aunque son mayores de edad, aun son susceptibles de ceder a los chantajes, amenazas, manipulación, principalmente, porque la amenaza principal usada por el peor profesor que haya en la institución es que si hablan, dicen o hacen algo, los reprobará y eso para alguien inmaduro, tiene un efecto poderoso que los deja callados, porque al ser una banda de rufianes, no será el único que lo hiciera. Esa es la principal y más fuerte causa por la que se callan las cosas que realmente ocurren en una universidad.

 

Hay distintos grados de gravedad, pero que todos por pequeño que sea, van marcando a los futuros empleados de la misma institución y sin duda, continuará peor ese círculo vicioso que en la actualidad existe.

 

Cómo dije, dentro de una Universidad hay desde aquellos catedráticos que piden dinero en efectivo por aprobar una materia, por subir puntos, por justificar faltas, por incumplimiento de tareas, etcétera, también los hay aquellos que piden botellas de alcohol de todas marcas, hay los que toman barato y los de garganta refinada, por lo que el gasto fluctúa entre varias cantidades económicas. Dejando al afectado hasta sin comer por satisfacer los requerimientos de estos individuos.

 

Cabe aclarar que hay enfermos con desviaciones mentales y orientaciones sexuales contra natura, aunque en la actualidad se esté queriendo proteger a esas minorías, homosexuales y lesbianas. Este tipo de individuos, así como los heterosexuales y bisexuales, que también los hay, se acercan a los alumnos, hombres y mujeres, para pedirles tener acercamientos íntimos a cambio de lo mismo. Calificaciones aprobatorias, exención de tareas, trabajos, reportes o evidencias y todo lo relacionado con la actividad docente-alumno. Eso es algo muy grave, que la mayoría no se atreve a denunciar, porque al estar todos coludidos, lo primero que sucederá es ser expulsados de la institución y el agresor, solapado y protegido por el director de la Facultad o unidad de que se trate, en México se acostumbra eso y no hacer justicia. El acoso, el abuso y la violación, están tipificados como delitos graves, pero por complicidades entre iguales, no hay gente detenida y/o procesada por los mismos.

 

En todos los empleos hay cadenas formadas por eslabones de mando, y en la Universidad no es la excepción, sin embargo hasta el eslabón más bajo pretende ejercer su, muchas veces, vicario poder, y el alumnado aun es susceptible de ser engañado con facilidad, precisamente por su inmadurez y su desconocimiento de los derechos y obligaciones que tienen como parte de la relación universitaria. Sin embargo, cuando el hilo se revienta, siempre hay alumnos que saben lo que deben hacer, las puertas que se deben tocar para que alguien, consciente y honesto, les haga caso y resuelva la controversia suscitada. Y en esos casos los directivos, como siempre, no saben qué hacer.

 

Algo muy frecuente y común que se da en las universidades es la de, por ejemplo, la jefa de carrera, que con agencias de dudosa reputación, organiza viajes de estudios a distintos sitios turísticos del país, para participar en talleres, cursos, diplomados, etcétera, relacionados con el área de estudio. Por supuesto, que ahí hay dinero o prebendas entre ambas partes, estando la dirección escolar respectiva, enterada y de acuerdo, porque toda la logística se realiza en las instalaciones escolares, solo un imbécil dudaría que no está enterada. Lo mínimo que recibe el catedrático organizador, es viajar, hospedarse y comer, a costa de los alumnos participantes, aunque en ocasiones, aun recibe un dinero extra en efectivo, así operan, tanto los docentes, como las agencias, unos porque la corrupción ya la traen impregnada en su ser, además de que para un empleado mediocre y carente de valores morales, ningún sueldo es suficiente, aunque ganen más de lo que realmente hacen y/o merecen, y la empresa, porque solo prestándose a estas triquiñuelas, tienen empleo para subsistir, de lo contrario, haciendo lo correcto, la mayoría desaparece.

 

A veces, los viajes se realizan sin contratiempo y como ambas partes en un contrato, están conformes, no pasa nada, más que algunos detalles menores, pero que se solventan en el momento. El problema grave viene, cuando llegada la fecha de viajar, y no hay ninguna huella de la empresa contratada, simplemente desaparece, robándoles, porque eso es, un robo a los alumnos y por ende, a los padres de familia de estos, que aportaron semanal, quincenal o mensual, una parte del costo total, hasta concluir el pago correspondiente y la catedrática que los convenció del viaje, simple y sencillamente se lava las manos, queriéndose deslindar del asunto, cuando la culpable de lo ocurrido es ella, porque antes de recomendar una agencia o empresa de turismo, debe tener la certeza de la seriedad de ésta, además estos viajes no son solo una recomendación, sino que va más allá de eso, porque incluso para convencer a los alumnos a realizar la inversión, hasta les ofrece puntos extras de calificación y/o créditos en determinada materia.

 

Los alumnos, como están en la edad de conocer y más de viajar, caen en este juego malvado, donde hay varios involucrados, que después se quieren deslindar. El principal responsable de una Facultad, Unidad escolar o como se pretenda llamar, es el director, cuando algo sale mal, es éste quien debe resolverlo, su función principal es ser enlace entre docentes y alumnos, pero dándose preferencia a los alumnos, porque son los que están indefensos ante esa bola de corruptos, vivales, cobardes y acomplejados que no deberían estar dentro de algo tan importante como una universidad, donde los alumnos, están en la edad de transición de la inmadurez a la madurez y ser víctima o darse cuenta de todo ese y más tipo de experiencias negativas, los marca para el resto de sus vidas. Porque los mejores alumnos en su tiempo, no terminan encerrados en una universidad que mayoritariamente es un nido de corrupción y vicios cometidos contra los educandos todos los días. Y por temor no salen a la luz.

 

Lo que siempre se da son las clausuras, siguiendo el mismo método, pero ahí directamente el director del plantel es el que hace el convenio con los banquetes, los alumnos pagan los platillos de los docentes, incluso de sus familiares, porque la noche de la graduación, asisten la mayoría de “honorables” catedráticos acompañados y pocas veces las cosas terminan bien, la mayoría de las veces, terminan en problemas, incluso llegándose a los golpes, entre alumnos, claro, porque en este tipo de eventos, los responsables son un grupo de estos, aunque todo el itinerario lo hagan y reciban los beneficios sean los docentes.

 

Cualquier actividad, convenio, contrato o algo similar que se platica dentro de las aulas escolares de una Institución educativa, como es la universidad, involucra directamente a la dirección del plantel y cuando algo resulte mal, en perjuicio de los alumnos, ésta es la responsable y la que está obligada a dar una solución plena y satisfactoria, la ignorancia no exime de responsabilidad. Las autoridades superiores que van desde direcciones de área, hasta el rector que es la máxima autoridad de éstas instituciones, deben tener la capacidad y solvencia moral de resolver cualquier problema que suceda en las áreas operativas del nivel que sea, no deslindarse con facilidad dejando a los alumnos en el limbo, sin tener opciones para defender sus derechos. Asimismo, los padres de familia, debemos ser más conscientes de lo que ocurre con nuestros hijos, no dejándolos a la deriva, siendo víctimas de individuos enfermos que en lugar de educarlos como esperamos, están haciendo lo contrario con ellos. No creas que por ser una escuela de alumnos adultos, los padres no podemos acudir a conocer su situación académica, ninguna ley o reglamento impide hacerlo, y sirve para que vean que no están solos, que tienen alguien que se interesa por su formación mental y escolar. Dejemos de ser timoratos agachados. Es por el bien de todos. Pero sobre todo de nuestros hijos, que son lo que más amamos, o deberíamos amar. ¡Atentos!