6 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Una vida sin sentido…

Es muy frecuente conocer, saber e incluso ser, una persona viviendo sin sentido, no me refiero al sentido común o a cualquiera de los cinco sentidos enseñados en nuestra etapa estudiantil, si no al sentido, usado como sinónimo de importancia, grandeza, interesante, es decir, darle un verdadero sentido a la vida individual que nos toca vivir, no simplemente repetir el ciclo que en la escuela nos hicieron aprender: nacer, crecer, reproducirse y morir, ser una persona distinta, diferente, que alguien recuerde por algo interesante que se haya realizado, y si hay descendencia que sea la herencia nuestra por un tiempo más a la humanidad, pero por ser especial, no un remedo de lo que es la mayoría.

¿A qué me refiero con el preámbulo anterior?, a lo que estamos viviendo día con día, por sí o por interpósita persona, la gente no sabe para qué está viva, para qué habita este mundo, este país, este estado, esta región, este lugar, no tiene ambiciones, y sí me refiero a la ambición, en todos los sentidos, aspectos y etapas, esa que nos han inculcado como mala desde pequeños, esa que los ignorantes y gente sin motivaciones la consideran como pecado capital, pero la que en realidad nos debe mover para salir adelante, para sobresalir, para destacar, para vivir mejor y ser grandes seres humanos, porque aquel que no las tiene termina viviendo una vida sin sentido.

Mucha gente anda por la vida, en la calle, chupando la energía de los pocos que sí tienen un sentido para vivir, lo hacen inventando o creando chismes, ataques inmisericordes, destruyendo lo que es de otros, pidiendo prestado sin pagar, pidiendo fiado sin cubrir el importe correspondiente, haciendo fraudes, desfalcos, sobornos, y tantas acciones negativas que nos tienen estancados como país, pero principalmente, como sociedad. Estamos en una descomposición social, porque hemos dejado atrás los valores primordiales del ser humano.

Actualmente, desde que fue publicado el libro El Secreto, de Ronda Byrne, y los innumerables tomos que hablan de la Ley de la Atracción, (Que son la misma cosa), se habla de que todo lo que pensamos, imaginamos o visualizamos es lo que atraemos a nuestra vida, otros lo manejan como el karma, que en síntesis es lo mismo, y aunque no somos un país de lectores, por la saturación en muchos medios informativos, muchos se han enterado de esto, y cuando a alguien que obra mal, le va mal, ya sea en su persona, en su familia, en sus bienes, de inmediato viene a la mente esas palabras, esas frases, esas ideas, aunque también para muchos son simples palabras, porque no las aplican, y solo llegan a su memoria en momentos determinados, pero no todo el tiempo, porque de lo contrario, la vida de otros y la vida en comunidad sería diferente, porque, aun cuando se diga en los medios de comunicación o informativos que el mexicano es solidario, participativo, etcétera, en la vida diaria se puede observar que es una falacia oficial.

Somos un país con múltiples fallas y se corrobora con el estancamiento que observamos como país, como sociedad, como nación, como seres humanos, es la pequeña gran diferencia entre un país como México y todos sus rincones, grandes o pequeños, y los países industrializados, ricos, donde la población tiene un estatus superior, sin lugar a dudas, al nuestro. Y aunque es típico y común, culpar al gobierno de nuestra situación precaria, no todo resulta cierto. Debemos empezar por nosotros mismos, las tareas del gobierno son generales, lo individual, corresponde, valga la redundancia, a cada individuo, y es en donde se está mal.

Porque es frecuente, saber, conocer y ver los vicios que se cometen y que incluso, los más cínicos, quisieran fueran una ley, la famosa mordida por no tener las cosas y documentación completa y en orden, en la calle manejando un automóvil, no se respeta al peatón, el uno a uno, los semáforos, los pases de cortesía, las filas en cualquier evento, en todos lados y en cualquier circunstancia se trata de sacar provecho de la situación, creyendo con eso ser una mejor gente, lo que, sin embargo, conlleva a formar parte de una vida sin sentido, porque eso y tantos añejos vicios y conductas asociales, nos mantienen estancados como sociedad, pero sobretodo como seres humanos.