Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
9 MARZO 2024.-Todo parece indicar, salvo una verdadera sorpresa, que México tendrá su primera presidenta de la República. Todo el SISTEMA buscó por todos los medios que así suceda, eliminando todo lo que representara un peligro para eso. Siendo el más reciente damnificado, el gobernador del industrial y poderoso, económicamente hablando, estado de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, el cual en los días (9 o 10) que hizo precampaña para la candidatura a la presidencia de la República por el partido naranja, Movimiento Ciudadano, creció mucho en las preferencias, lo que propició que lo bajaran los de la mafia del poder, incluido el presidente de México y los partidos opositores, PRI y PAN que tienen el control del Congreso local de la entidad.
Así es, como lo leíste, amable lector, TODOS confabularon para bajarlo, porque él sí representaba un peligro, pero para los intereses del gobierno y los demás partidos. En este país jamás se mueve algo, sin el visto bueno del presidente y esta no fue la excepción, hasta el mismo precandidato tuvo que aceptar, como acuerdo y concertación, que su esposa sea presidenta municipal de Monterrey, a cambio de su obediencia. Por lo que la elección ahí solo será mero trámite. Al tiempo.
Samuelón de Nuevo León, como se hace llamar, debido a la inversión millonaria que Elon Musk hará en ese Estado, tiene licenciatura, maestría y tres doctorados en distintas áreas. Y no se hace autonombrar científico, como la ridícula, insegura y gris, hoy candidata presidencial del partido en el poder. El termino científico señala que es una persona que participa y realiza una actividad sistemática para generar nuevos conocimientos en el campo de las ciencias, es decir, que realiza investigación científica. El término fue acuñado por el británico William Whewell en 1833. Por obvias razones, un político no tiene tiempo para hacer eso y siendo honesto, menos una mujer. Pero es tanta la inseguridad de Claudia Sheinbaum Pardo y la ignorancia, de los votantes, que intenta manipularlos con un término que representa algo culturalmente, importante. Haciéndose reconocer de esa forma. Para los conocedores, esa inmadurez, representa un punto negativo en su personalidad, además de tantos más, que se observan desde lejos. Pero el electorado, eso no lo entiende y menos, cuando recibe dinero por apoyarlos, sin necesidad de trabajar, simplemente por estarse rascando los eggs. Si que estamos cada vez peor como sociedad, en este país.
Pues bien, inteligente lector, así es la lectura de tener, forzadamente, una mujer presidenta, tiene algunos años que comenzaron a meter con calzador a las mujeres en las candidaturas para un cargo de elección popular, la mayoría de las veces, sin merecimiento alguno, no tienen la preparación académica, técnica, política, mucho menos la capacidad para desempeñarlos mejor que el hombre, además de que carecen del arraigo social y político, pero por cuota obligada de género (cincuenta por ciento en todo), muchas mujeres tienen que ganar, sobretodo cuando no hay oposición masculina, como el caso que nos ocupa, que formalmente la hay, pero es un completo desconocido, sin carisma, ni el arrastre que cualquiera otro hombre, como fue el caso de Samuel García, pudieran tener. Por lo que ya no nos dejaron margen de maniobra a los ciudadanos pensantes, solo el de elegir a la menos peor, lo cual es algo tan frecuente y común en nuestro país, en todo, ahora hasta en la elección del representante, ante los demás países del mundo, del jefe de Estado mexicano.
No es misoginia, machismo, patriarcado, ni nada parecido, simplemente es cuestión de sentido común y de tener un poco de materia gris en la cabeza para darse cuenta, que, la política y peor aún, el destino de un país, por pequeño, pobre y mediocre que sea, no puede ser dirigido por una mujer, porque ningún país similar, que ya lo ha tenido, ha sido para mejorar, en América latina hay y ha habido trece mujeres presidentas, aunque no todas lo han obtenido en las urnas (Jeanine Añez, en Bolivia; Ertha Pascual-Trouillot, en Haití; María Esthela Martínez de Perón, en Argentina; Lidia Gueiler Tejada, en Bolivia, y Dina Boluarte, actual presidenta en Perú, que era vicepresidenta y elegida por el Congreso), las que si lo fueron por elección constitucional son: Violeta Barrios de Chamorro, en Nicaragua; Mireya Moscoso, en Panamá; Laura Chinchilla, en Costa Rica; Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina; Dilma Rousseff, en Brasil; Xiomara Castro Sarmiento, actualmente en Honduras y caso aparte, Michelle Bachelet, en Chile, la única que ha sido electa en dos ocasiones (2006-2010 y 2014-2018) y designada actualmente como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, algo debe tener.
Porque las demás terminaron sus mandatos, con más pena que gloria, antes de tiempo y/o no lo han hecho en buenos términos, mucho menos con los mejores resultados políticos durante su gestión. Y el destino mexicano, no será la excepción, el tiempo lo dirá y me dará la razón. Los países grandes, poderosos, pocas veces se han atrevido a dejar los destinos de su nación en manos de una mujer, y los que lo han hecho han mejorado, porque hay niveles, no hay ni punto de comparación con las dos contendientes nacionales y la famosa dama de hierro, la británica Margaret Thatcher, recientemente, la canciller alemana Angela Merkel, la croata Kolinda Grabar-Kitarovic, además de las que han liderado: Estonia, Serbia, Malta, Rumania, Georgia, Islandia, Noruega, Suiza y Lithuania, sea como presidentas o primeras ministras; pero hasta eso, son pocos los casos, sobretodo en las reconocidas, potencias mundiales (Inglaterra y Alemania), cuyas mujeres citadas, son casos de extrema preparación, capacidad e inteligencia. Tanto que ni Estados Unidos ha permitido la llegada de una mujer, a la presidencia. No quieren experimentar con este género.
Por supuesto que en México hay mujeres mejor preparadas, competentes y con más inteligencia, pero esas, no están metidas en la política, y las contadas que lo están tuvieron mala fortuna, eligieron mal su tiempo, el partido o su padrinazgo y sucumbieron, hablo de Cecilia Guadalupe Soto González (1994) y Dora Patricia Mercado Castro (2006), dos ex candidatas presidenciales con mayor capacidad, visión, presencia y perspectiva que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo, pero ya no tenemos otra alternativa que elegir a la menos peor, aunque, así como es la política en México y el SISTEMA no dudes, inteligente lector, que ya saben quien es la vedette y quien es la comparsa, y todos felices, al fin que la ciudadanía no dice nada, mientras reciba dinero regalado, mediante los programas sociales y el país se esté cayendo, económica, social, cultural y políticamente a pedazos.
¿Quién será la elegida por el dedo sistémico, para enderezar este país, cada vez más lastimado por el gobernante en turno? O para terminarlo de hundir. El fantasma del diciembre negro de 1994 (Salinas de Gortari-Zedillo), anda rondando, según los analistas económicos serios, pero las candidatas siguen ofreciendo ampliar y aumentar los programas sociales, incrementando la pobreza y volviendo más holgazanes a los jodidos que se pelean por recibir los apoyos. Hagan sus apuestas, faltan muchos días de las campañas más caras de la historia reciente.