23 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Una historia feliz…

Lic. Alfredo Castañeda Flores  (Analista)

 

Mucha gente quiere, para ellos o para sus hijos, resultados positivos, grandes éxitos y no los alcanzan. Esto provoca que haya insatisfacción, mediocridad y frustración. Sin embargo, no toda la culpa es de ellos, es resultado de un proceso a largo plazo, te preguntarás en qué consiste. Aquí trataré de explicarlo.

La procreación de un hijo requiere de madurez de ambos padres, es decir, no se trata de ver qué tan temprano se pierde la virginidad para presumir con los amigos, si no de tener la edad suficiente para darle a un hijo, lo que necesita para triunfar como persona. Si son dedicados en el estudio, deben esperar a terminar una carrera universitaria, empezar a trabajar, tener un salario seguro, estabilidad laboral, y después de eso, comenzar a pensar en formar una familia. Eso es la base de la pirámide denominada familia.

Haciendo un acotamiento, en lo relativo al despertar sexual del adolescente, al principio lo hacen sin saber, sin conocer, sin sentir ellos, ni hacer sentir a su pareja lo que la edad y la experiencia sí pueden, además, entre más temprano se inicien en la sexualidad, más pronto dejan de seguirlo haciendo. Caso contrario, entre más grande se empiece, mayor longevidad hay en este arte que a todos nos apasiona. Pero eso sí, con mayor calidad. Así que tampoco es algo importante que estar presumiendo.

Retomando el tema que me ocupa, entre más edad se tenga, para procrear un hijo, cuando este nace, hay más amor para él, una mayor atención durante todo su crecimiento y por lo mismo, ese hijo y los que lleguen, tendrán más seguridad en lo que hagan, se convertirán en unos seres exitosos, triunfadores, simple y sencillamente, mejores que la mayoría de niños y jóvenes que los rodean.

Esto lo podemos apreciar en nuestro entorno, con nosotros, con nuestros hijos, nietos, familiares y amigos, no todos los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, son iguales, pocos, muy pocos, se destacan por su madurez, su capacidad, pero sobretodo, por su inteligencia emocional. Muy poca gente, incluso los estudiosos de la mente humana, sabe que esta división de la inteligencia es la más importante en la vida de todo ser humano.

Contrario a lo que aprendimos, la inteligencia no es una sola, se compone de varias etapas, pero sin duda la emocional es la más importante. Porque, quien no sabe controlar sus emociones, no controla su vida. Se puede ser el más preparado académicamente, Pero si se frustran por una baja calificación, porque les niegan cualquier cosa, etc., eso no tiene ninguna valía. Un ser humano emocionalmente fuerte sabe reconocer cuándo se tiene o no la razón, cuándo se merece los  triunfos y fracasos.

Y claro que esto es algo que trae cada quien, pero el saber despertarlo es mérito de unos verdaderos padres, maduros, conscientes, inteligentes emocionales, conocedores de los límites que pueden llegar a alcanzar cada uno de sus hijos, que saben que no todos tenemos las mismas capacidades y alcances, que no forzan a sus hijos a estudiar lo que no les gusta,  que saben distinguir lo que más saben hacer, muchas veces no significa terminar una carrera universitaria, en ocasiones, basta con aprender un oficio o iniciar un negocio, por eso en el mundo y la vida, hay innumerables opciones para todos. Pero pocos, saben darse cuenta a tiempo de ello.

Así que, amable lector, si aún tienes tiempo de enderezar el camino de un hijo, un nieto, no dudes ni un instante en hacerlo, porque esto tiene que ver con el futuro de todos, muchos repiten esta frase trillada, pensando en lo que se hace contra el planeta: qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos, pero lo que debemos tener en cuenta es: qué hijos les vamos a heredar al planeta. Ánimo, no cuesta nada hacer las cosas lo mejor posible.