21 junio, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Un empleado cualquiera…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      ANALISTA

20 junio 2025.-Aprovecho la oportunidad para exponer un día en la vida de cualquiera, da lo mismo, la mayoría de los mexicanos, tristemente, así funcionan, así reaccionan, así viven. Lo que se refleja en la pobreza general del país, donde hasta los del mismo continente están mejor que nosotros. Aunque los datos del gobierno manipulen y hagan creer que estamos cada vez mejor.

 

Nuestro protagonista es un joven que supera los veinte años, que no terminó ni siquiera la primaria, porque, sus padres no ganaban lo suficiente, pero aun así lo mandaban a la escuela, pero eso sirvió de pretexto, para que cada día que pasaba, dejara de asistir, con innumerables pretextos, hasta que, cumplidos los once años, definitivamente ya no quiso seguir estudiando, o haciendo como que lo hacía. Por lo que su padre, albañil de oficio, sin estudios también, aprendiendo de otros, se lo comenzó a llevar a las obras en las que él laboraba.

 

Sin embargo, por su edad y tamaño, le costaba adaptarse a las condiciones de esos lugares, pero tenía que aguantarse, porque no había donde más ganar dinero, así fue aprendiendo a regañadientes el oficio más pesado y a la vez de los más corrompidos en este país, porque la mayoría de estos, hacen solo porquerías, abusan cobrando y más. Es el costo de no haber una planeación y enseñanza de forma correcta de los diferentes oficios y aprenderlos al ahí se va. (Plomeros, fontaneros, carpinteros, mecánicos, electricistas, eléctricos, taxistas, cocineros, etc.).

 

Cuando cumplió los dieciséis años, logró emanciparse de su padre y comenzó a trabajar en otros lugares, aprendiendo, según él y como es común y frecuente en la mayoría de empleados nacionales, comenzando sin saber nada del nuevo oficio, diciendo que aprendía, creyendo que las cosas son fáciles, sobretodo sin haber un sustento mental ni técnico. Como es tradición nacional.

 

A pesar de ser empleos menos riesgosos y pesados, ninguno le satisfacía, por lo que constantemente cambiaba de lugar, creyendo que el mundo es grande, cuando la mente es pequeña, es decir, no pensaba (lo estoy elevando), que no hay demasiados lugares laborables, en los pueblos pequeños y medianos, por lo que al hacer eso, se le fueron terminando las opciones, teniendo que buscar en los lugares cercanos a donde él vivía, porque ahí ya nadie confiaba en él y, por ende, no le daban empleo.

 

Algunos, porque les dejaba aventado el empleo, de un día para otro, simplemente porque ya no quería presentarse, otros, porque quedaba mal, no cumpliendo ni en lo básico con lo requerido. Lo que es tan común en cada rincón y empleo de nuestro cada vez más hundido en la mediocridad, país.

 

Así ha transcurrido la vida de este hombre, por decirle de algún modo, aunque técnicamente es un niño, de veinte años, pero la debilidad mental, las amistades, carencias y necesidades, propiciaron que en lugar de seguir estudiando, aunque fuera una carrera técnica, de esas que abundan en la actualidad, lleva ya casi una década de trabajo pesado y de innumerables jefes, patrones y compañeros, por no tener una idea definida de lo que busca, de lo que desea, de lo que quiere, ya que cuando se le ocurre, deja aventados los sitios laborales, y cada vez son más contados y escasos, porque esos individuos viven en lugares pequeños, donde no hay muchos negocios o lugares donde necesiten empleados sin capacidades.

 

Actualmente, labora en una tienda de autoservicio, donde con mucha fortuna logró ingresar, justo, cuando ya no tenía opciones distintas, pero donde se tiene que aguantar, porque sabe que, si se sale o lo sacan de ahí, tendrá que irse a otro poblado a trabajar y con el sueldo obtenido, tendrá que pagar el traslado diario del camión, la combi o autobús, así que, pese a su inconstancia y falta de madurez, ahí continúa. Donde tiene que cubrir tres distintos horarios, como le vayan tocando, donde no puede ausentarse tanto y sin previo aviso, donde no puede hacer las rabietas sin sentido que acostumbraba antes, dejando tirado el empleo, ahora ya, se podría decir, que piensa más, porque ese tipo de gente no lo hace, simple y sencillamente actúa como autómata, como zombie, como robot, dejándose llevar por el momento, pero sin detenerse a analizar, reflexionar, pensar, sobre su futuro.

 

Eso es pedir demasiado en las mentalidades débiles que cada día hay más en nuestro país, porque se degradan con el uso, consumo y abuso de bebidas embriagantes y otras sustancias peores, que ahora son tan fáciles de encontrar, comprar, lo peor, consumir, embruteciéndose cada día más. Y por lo mismo, menos productivos resultan en cualquier empleo, cargo o comisión. La triste realidad actual.

 

Así que un día cualquiera para nuestro comentado, es levantarse, bañarse, quizás desayunar o hacerlo en el empleo, caminar o tomar un camión, llegar a su fuente de trabajo, cumplir con el horario previamente pactado, establecido y aceptado por ambos, platicar, porque es lo que más hacen, en cualquier sitio y más en las tiendas comerciales grandes, ponerse de novios con las compañeras, aunque tengan pareja o esposo, es algo tan típico, clásico; una vez concluido, regresar a casa, en este caso, a la de sus padres, porque por fortuna para él, continúa soltero y sin familia directa, y eso es bueno, porque así como está de inadaptado a la vida cotidiana, es mejor que esté solo.

 

Al día siguiente, la misma rutina. Para los que no crecieron adecuadamente y, por ende, no alcanzaron la madurez a la edad conveniente, resulta tedioso este modo de vida, pero para los que, si llevan los ciclos cumplidos, es una bendición, tener un empleo, un salario, tener algo que hacer todos los días. Sin embargo, en la actualidad las generaciones llamadas de cristal, por la fragilidad con la que se rompen seguido, y sus ideas tan estúpidas, está haciendo que nuestro país, esté retrocediendo, aunado a la fragilidad del sistema político actual que nada ve, nada oye, mientras se les permita hacer lo que a sus intereses convenga. Vaya contrariedad.