4 febrero, 2025
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Tragicomedia mexicana en su nuevo capítulo: Cruzada contra el hambre y carestía de los alimentos

Como se daba por anticipado, el retorno del priismo ha significado la misma y vieja receta neoliberal de aumentar impuestos y costos de los servicios públicos, dejando el comercio de bienes y alimentos a la libre especulación de acaparadores y supermercados generando desproporcionados aumentos en productos básicos y, por consecuencia, un impacto negativo en la economía de las familias mexicanas que menos tienen.

A todas luces, resulta surrealista la realidad que vivimos. Por una parte, el gobierno federal lanza de forma espectacular su programa estrella en materia social –nada que ver con una estrategia de desarrollo social-: La Cruzada contra el hambre”, y por otro omite, olvida, desprecia, la implementación de programas y políticas nacionales en materia de abasto y comercio popular, ejemplo de ello es que este año 2013 el gobierno federal destina un presupuesto irrisorio de 125 millones de pesos para atender en todo el país las centrales de abasto y mercados público (programa Prologyca de la Secretaría de Economía).

Así, se deja a los productos de primera necesidad, como lo recomienda y exige el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), en manos del “mercado” a la libre oferta y demanda donde, más bien, predomina la especulación y el acaparamiento.

Continuando con el deterioro de la economía familiar, en marzo el precio de los alimentos se incrementó casi cinco veces más que el aumento promedio ocurrido en los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según señala un reporte del organismo.

Asimismo, la carestía en México registró un aumento del 8.4 por ciento, la cifra más alta de todas las naciones que forman la organización. El reporte de la OCDE señala además que en materia de energéticos México también registró una de las tasas inflacionarias más altas con un incremento de 5.8 en los precios, sólo por debajo de Australia y Estonia (7.6 cada uno); Grecia (8.2); Noruega (6.4) y Turquía (9.8), mientras que el promedio del total de los países miembros fue de 0.9 puntos porcentuales.

Todos sufrimos con los interminables gasolinazos; resulta que ya es más cara la gasolina en nuestro país que en Estados Unidos. En tanto, el diesel -con el que funciona la maquinaria agrícola- es ya desde hace casi un año más caro que la gasolina magna. No obstante, ya advirtió la Secretaria de Hacienda -donde despacha el tecnócrata Luis Videgaray- que todo este año y el 2014 continuarán los ajustes a los precios de combustibles hasta igualarse a los precios internacionales, pero ¿a qué precios internacionales se referirán, si ya es más cara la magna aquí que del otro lado de la frontera?

Por si fuera poco, en días pasados la Secretaría de Energía, la misma encargada por Peña Nieto de entregar el petróleo a empresas privadas, nacionales y extranjeras, anunció sin ningún recato el aumento del 8.70% a las tarifas de luz eléctrica.

Resulta una trágica comedia la publicidad gubernamental de combate al hambre si, al mismo tiempo, lo que están provocando es un desmesurado aumento en el costo de la vida y sus elementos básicos para sustentarla como son los alimentos, y lo único que le interesa a la funcionaria federal en turno a cargo de SEDESOL es el marketing y que su programa sea validado por trasnacionales como la Pepsi o la Nestle, que al igual que Soriana serán las empresas que hagan un negocio multimillonario. Pretender combatir el hambre con la Pepsi es de risa, pero trágico en todo sentido ya que están jugando con el hambre de millones de mexicanos, sobre todo de niños, mujeres embarazadas y adultos mayores. Dicha cruzada es una estrategia publicitaria más para hacer pasar a Peña Nieto de buen samaritano, y para traficar con la necesidad de la gente que permita cooptar votos y voluntades; es lo mismo que el Teletón: aprovechar a los niños con capacidades diferentes para promocionar a Televisa, lavarse la cara y con ello recaudar millones de pesos provenientes de ingenuos ciudadanos que aportan sus recursos para pagar los impuestos de Televisa y de paso hacerse publicidad. Debería intervenir la Comisión Nacional de Derechos Humanos y frenar esta atrocidad.

Un verdadero programa de alimentación popular debe basarse en otros principios, alejándose por completo del neoliberalismo, transnacionalismo, mercantilismo y marketing. Algunas propuestas serían:

1. Aumentar la producción de granos y básicos, reactivar el campo, otorgar becas a pobladores rurales para mantenerlos en su lugar de origen produciendo alimentos. 2. Eliminar de las tiendas Diconsa la comida chatarra de trasnacionales (prohibir las cocas, pepsis y sabritas) y activar un programa de productos locales de mercado a corta distancia. Son 25 mil tiendas donde se ofrecerían productos locales con la finalidad de fortalecer el mercado interno.

3. Poner en marcha una política de abasto nacional con la construcción y reactivación de centrales de abasto; construir mercados públicos en todas las zonas urbanas que han crecido de forma exponencial en los últimos 10 años derivadas de la migración campo-ciudad. Actualmente son grandes concentraciones de viviendas a expensas de supermercados y tiendas de conveniencia.

4. Recuperar el programa de precios de garantía para los granos y productos básicos, garantizando así la producción suficiente de alimentos. 5. Proteger nuestros productos endógenos como el maíz, frijol, chile, nopal, queso, a través de Denominaciones de Origen o Marcas Colectivas Región de Origen, y evitar la piratería y robo de la fama de los productos tradicionales.

*Secretario de Cooperativismo, Economía Solidaria, Movimientos Sociales y Civiles del CEN de MORENA