4 febrero, 2025
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“Tenacidad agresiva de los intereses en lucha…”

(Un oportuno ejercicio de memoria: La Jornada Michoacán, 25/10/2013)

El director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, dijo en Guadalajara: “Invertir hoy en día en refinación es cuestionable, ya que hay capacidad instalada en exceso a nivel mundial…” (La Jornada, 23/10/2013). En pocas palabras, no hay el mínimo interés en construir la refinería de Tula, Hidalgo, que fue compromiso de Felipe Calderón en 2008, ni ninguna otra, a pesar de que se importan 5 litros de cada 10 que se consumen en el país. Desde su punto de vista y el de sus pares neoliberales, lo de Pemex es extraer crudo todo lo que se pueda y exportarlo todo, y que sean otros países los que lo refinen y se hagan cargo de la producción de productos petrolíferos. Véase si no:

“Se requiere atraer capitales para acercarnos al ritmo máximo de explotación de nuestros recursos ” . Reiteró que si se quiere alcanzar el máximo potencial, en los próximos 10 años se tendrían que invertir 62 mil millones de dólares anuales y así se alcanzaría una producción promedio diaria de 4 millones de barriles de crudo y 16 mil millones de pies cúbicos de gas, frente a los 6.1 millones que hoy se obtienen…” Lo dijo en el foro sobre reforma energética del Senado (Jornada, 23/10/2013).

Mentalidad más colonizada no puede haber. México, país petrolero, no es capaz de autoabastecerse de gasolinas y otros petrolíferos, mientras que países no petroleros como España, por ejemplo, creó una poderosa industria (Repsol) a partir de importar petróleo crudo, porque no tiene en el subsuelo ni un barril, y transformarlo en gasolinas y demás en las 9 refinerías que construyó, con las cuales los españoles se autoabastecen y les sobra todavía para la exportación.

Mientras otros países siguen construyendo refinerías, México parece estar conforme con seguir ocupando el último lugar del ranking de los 15 países más importantes en el rubro de refinación, si nos atenemos a la opinión del flamante director de Pemex.

Según una nota de Margarita Palma Gutiérrez (El Economista, 10/01/2011), el orden de producción mundial en millones de barriles diarios es el siguiente: Estados Unidos (17 millones 688.000), China (8 millones 635,000), Federación Rusa (5 millones 616,000), Japón (4 millones 621,000), India (3 millones 574,000), Corea del Sur (2 millones 712,000), Italia (2 millones 396,000), Alemania (2 millones 362,000), Arabia Saudita (2 millones 100,000), Brasil (2 millones 066,000), Canadá (1 millones 976,000), Francia (1 millones 971,000), Irán (1 millones 860,000), Reino Unido (1 millones 713,000) y, finalmente, México (1 millón 500.000).

Concluye la periodista haciendo ver que “mientras la mayoría de estos países han incrementado su capacidad, México se ha mantenido sin cambios…” (Seis refinerías desde hace 30 años, pero con el lujo de trabajar a un 80 por ciento de su capacidad, ¿por qué?, los políticos neoliberales saben sus razones).

En el mundo hay alrededor de 681 refinerías, de las cuales 21.9 por ciento se ubican en Estados Unidos. China, Rusia y Japón son los otros países con más refinerías. A pesar de que al director de Pemex le parezca que hay una capacidad de refinación excesiva a nivel mundial, en otros países no están preocupados por eso, pues siguen construyendo refinerías: en el periodo 2010-2015 se programó la construcción de 14 nuevas refinerías entre Asia Pacífico y Medio Oriente.

El coro neoliberal que se presentó en el foro sobre reforma energética en el Senado, como una sola voz clamó por las reformas a los artículos 27 y 28 de nuestra Constitución, para atraer inversión privada. “Es ” inconcebible ” que se impida a Pemex asociarse con otras empresas cuando existe el riesgo de que el país se convierta en importador de petróleo”, exclamó el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

Creado el Partido Acción Nacional (PAN) en 1939, al siguiente año de la Expropiación Petrolera, se sabe que uno de los objetivos de su fundación fue combatir la política cardenista, con la cual nunca estuvo de acuerdo. Al término de su gestión, Lázaro Cárdenas dejó sentir su preocupación por la posibilidad de que su obra más importante, la naciente industria nacional petrolera, pudiera sufrir una regresión en el futuro del país. Ello lo llevó a decir durante el último informe de gobierno del 1 de septiembre de 1940:

“El Gobierno que presido, sin ánimo de trazar normas de futuro, se permite, sin embargo, consignar que es un afán patriótico de todo el país el que la riqueza rescatada legalmente en condiciones de dificultad política que no es necesario de nuevo comentar, sea una conquista definitiva para la Nación. Y espera que el pueblo mexicano, cuya capacidad de sacrificio y resistencia acaso sea puesta a prueba en nuevas ocasiones por la tenacidad agresiva de los intereses en lucha, sabrá sostenerse en su firme voluntad de defender, bajo la dirección de su Gobierno, el valor más importante del patrimonio nacional…”

Si el naciente partido Acción Nacional y las fuerzas que en aquellos años representaba, eran la amenaza que presentía se pudiera concretar en el futuro, el general Cárdenas no estaba equivocado, pues 73 años después iban a constituir el ala más radical contra la máxima obra político-económica del cardenismo: Pemex, en alianza con el gobierno en turno, el de Enrique Peña Nieto, como eje promotor de la reforma energética.

El presidente del Congreso, el diputado Manuel Martínez Sicilia, al responder el sexto Informe del presidente Lázaro Cárdenas, así habló al respecto: “La Nación Mexicana acoge la recomendación que usted formula, en el sentido de que no se acepte en ningún caso, futuras proposiciones que, como la formulada a su Administración para formar una nueva Empresa concesionaria, para explotar el petróleo, encubriera en el fondo una positiva devolución, esto es, una abdicación de la costosa conquista…”

Al inicio de su alocución en ese evento político, el diputado Martínez Sicilia debió escandalizar al naciente panismo con los siguientes juicios: “No sería un error considerar que la jornada que estamos culminando puede ser parangonada con las más altas epopeyas de nuestra historia, y colocada, válidamente, por su transcendencia e importancia profundas, en el mismo plano en que se encuentran las jornadas libertarias de la Independencia, en las cuales el esfuerzo patriótico de los insurgentes, de Hidalgo, de Morelos, de Guerrero y otros más, forjó una patria nueva y políticamente libre; en equivalencia con aquellas tareas gloriosas de la Historia, la obra de Cárdenas se traduce en la formación de una nacionalidad económicamente independizada del imperialismo, al recuperar riquezas propias que manos extrañas detentaron durante muchos años…”

¡Pamplinas!, no hay conquistas definitivas para la nación, al menos no en México, sostiene el PRIAN, binomio que se ha constituido genuino representante de la “tenacidad agresiva de los intereses en lucha”.