23 febrero, 2025
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Tacámbaro y la apuesta por el cooperativismo como modelo de desarrollo regional

Alejandro Martínez Castañeda     ANALISTA

13 FEB. 2025.-La Unión de Cooperativas de Tacámbaro es un ejemplo de cómo la organización colectiva puede transformar positivamente una localidad y una región. No solo impulsa el crecimiento económico, sino que también promueve la equidad, la sostenibilidad y la preservación cultural. Su labor es esencial para el desarrollo regional e integral, así como para para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

 

En efecto, dicho Pueblo Mágico desde hace varias décadas construye un sistema socioeconómico basado en el cooperativismo, convirtiéndolo en un polo de desarrollo cooperativo, reconocido a nivel nacional e internacional, ya que se trata de una experiencia que ha probado que las cooperativas pueden ser un factor de cambio estructural a favor de la colectividad.

 

La historia del cooperativismo tacambarense se remonta a principios del siglo pasado cuando representantes de la Iglesia católica realizaron los primeros intentos para promover la organización comunitaria a través de las cooperativas. Sin embargo, no fue sino hasta los años 50 que este tipo de iniciativas lograron fructificar, derivando en la Unión de Cooperativas de Tacámbaro, integrada por la cooperativa de producción “Cupanda”, la de consumo “Mi Casa” y la de ahorro y préstamo “11 de Abril”.

 

“Han sido años de lucha, de desvelos, de servicio social y de verdadero altruismo de los dirigentes cooperativistas. Un largo periodo en que los tacambarenses han demostrado su capacidad organizativa y su profundo espíritu de servicio…motivados solamente por hacer de Tacámbaro un pueblo ejemplar, capaz de salir adelante por sí mismo, sin esperar que otros vengan a resolver sus problemas”, de acuerdo con la Pastoral Social de la Diócesis de Tacámbaro.

 

Recientemente, quedó constituida Pitamich, primera cooperativa de producción y venta en común de pitahaya, integrada por campesinos de Tacámbaro, Turicato y Nocupétaro, quienes, incluso, ya tienen opción de exportar la fruta a Estados Unidos.

 

De igual manera, alrededor de 150 productores de mango de los municipios de Tacámbaro y Turicato, acordaron iniciar proceso para la conformación de una cooperativa, con la finalidad de ampliar sus opciones de comercialización y mejorar sus procesos productivos, considerando que hoy son presas del nefasto intermediarismo que castiga los precios del fruto y, por ende, los ingresos de cientos de familias campesinas.

 

Sin duda, tales iniciativas han sido posibles gracias a la colaboración conjunta de dependencias del gobierno federal y estatal, organizaciones cooperativistas, instituciones educativas y, por supuesto, el deseo de los productores de organizarse bajo criterios cooperativos y solidarios para proyectar empresas de propiedad colectiva que ponen en el centro a las personas y sus necesidades más apremiantes.

 

No hay que olvidar que las cooperativas son un modelo probado que contribuye a fortalecer el tejido social, fomentando la colaboración y el trabajo en equipo, los lazos comunitarios y la solidaridad entre los miembros y, desde luego, generan empleos locales y mejoran la calidad de vida de las familias involucradas.

 

El movimiento cooperativo de Tacámbaro y municipios aledaños se verá fortalecido con las nuevas cooperativas, para seguir siendo un referente a nivel estatal y nacional, que brinda pistas para reproducirlo en otros lugares con el propósito de continuar abonando en la construcción de alternativas económicas y sociales basadas en la solidaridad, la cooperación, la ayuda mutua y la democracia, y así combatir los daños sociales y económicos que ha ocasionado el neoliberalismo.

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