Gobierno y ciudadanos rindieron un merecido homenaje al músico tacambarense Marcos A. Jiménez, al celebrarse ayer el 132 aniversario de su natalicio.
Integrantes del ayuntamiento que preside el licenciado Roberto Gaitán Huerta, así como miembros del Comité Pueblo Mágico que encabeza la señora Lupita González Díaz, acompañados de numerosos ciudadanos del municipio y familiares del inmortal músico, hicieron la entrega a las once horas de una ofrenda floral y ceremonia de aniversario del natalicio de Marco A. Jiménez en el panteón San Mauro de esta ciudad.A las trece horas de ayer sábado se inauguró una exposición de piezas personales del artista Marcos A. Jiménez en el Centro Cultural Amalia Solórzano de Cárdenas y, en punto de las 5 y media de la tarde, se verificó un concierto en honor a Marcos A. Jiménez en la catedral de San Jerónimo, participando la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Silvestre Revueltas de la ciudad de Morelia.
Datos biográficos del autor Marcos A. Jiménez
Marcos A. Jiménez, o, como era más conocido, nació el 1º de septiembre de 1882 en Tacámbaro, Michoacán, siendo sus padres: don Marcos Jiménez y doña Mariana Sotelo de Jiménez.
Realizó sus primeros estudios en su pueblo natal, trasladándose posteriormente a la ciudad de Morelia, donde estudió la preparatoria en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo y más tarde en el Seminario Conciliar.
Desde muy pequeño mostró su afición por la música y a los 14 años da inicio su vida de compositor, siendo La Borrachera una de sus primeras obras y la cual alcanzó gran popularidad.
Tuvo una gran aptitud para aprender a tocar varios instrumentos musicales, entre ellos: el piano, el saxofón, el cello y la mandolina.
Terminados sus estudios en la ciudad de Morelia, vuelve al pueblo que le vio nacer, ocupando algunos cargos públicos. Ahí continuó desarrollando su afición por la música, pasando a formar parte de la Banda Municipal como saxofonista y más tarde de una banda típica dirigida por el maestro Francisco Méndez, así como en la orquesta de dicho maestro.
En 1907 viajó a la ciudad de México con el fin de perfeccionar sus conocimientos musicales, viendo truncadas sus aspiraciones al no poder ingresar al Conservatorio Nacional de Música, ya que tuvo la necesidad de trabajar para ganarse la vida.
Encontró trabajo en el periódico El Imparcial, como pagador del diario y reportero, aunque se quedó inconforme de no poder ingresar al Conservatorio, por lo que comenzó a estudiar música por su cuenta.
Cuando trabajaba en el periódico, varios encargados del archivo fueron descuidándolo y, al no cumplir bien su labor, el archivo se desordenó. Sus jefes le pidieron que como un trabajo extra lo rehiciera, sin imaginar que se convertiría, gracias a él, en uno de los archivos más organizados de México.
Al poco tiempo lo llamaron del periódico Excélsior para que se ocupara de su archivo, labor que cumplió estupendamente. Posteriormente fue administrador de La Tribuna y fundador de la Sección Musical de Revista de Revistas. Perteneció al Ateneo Musical Mexicano.
En la ciudad de México comenzó a sentirse enfermo y su médico le recomendó que regresara a su tierra natal para recuperarse de una afección del corazón. Murió el 26 de junio de 1944 en Pátzcuaro.
Algunas de sus obras fueron Adiós, Mariquita Linda, Acércate a tu Ventana, Marcha de Carranza, La Borrachera, Alborada, La Despedida, Serenata Azul, Mi Tierra, Chiquita, El Caporal, Acapulco, Ondas de Plata, Morelia, Dulce Recuerdo, entre otras.
Adiós, Mariquita Linda y Acércate a tu Ventana alcanzaron fama mundial.