A trescientos sesenta y cinco días del centenario de su nacimiento, viene a la memoria quien fuera una de las protagonistas de la Época de Oro del Cine Nacional. El 28 de junio de 1917 nació en Pátzcuaro María de la Soledad García Corona, conocida con el nombre artístico de Stella Inda.
Al evocarla podemos recordar a una gran profesora y directora de teatro, mencionar lo que hizo con y para los derechohabientes del Seguro Social. O también que en 1966 obtuvo el premio a la mejor dirección por la puesta en escena de La Gaviota, de Chejov.Sin embargo, viene con más fuerza a mi memoria que fue premiada en 1950 con el Ariel, máximo galardón del cine en nuestro país, en la categoría de Coactuación Femenina, por su excelente desempeño en Los olvidados, la célebre cinta dirigida por el prestigiado Luis Buñuel, autor junto con Salvador Dalí del cortometraje un Perro Andaluz, que revolucionó los esquemas narrativos del cine. Con Los Olvidados, Stella Inda obtuvo realce internacional gracias a que el filme ganó el premio al mejor director en el Festival de Cannes, que ya era, y sigue siendo, el festival internacional de cine más importante.
Adicionalmente, la cinta ha sido nombrada Memoria del Mundo por la UNESCO. Aunque, paradójicamente, por esa película la actriz fue motivo de la crítica de los sectores conservadores de la sociedad, que no querían admitir que una madre mexicana se comportara como lo hacía el personaje de Inda. Por fortuna, el tiempo coloca en su lugar a cada cual y refrenda la calidad interpretativa de la actriz.
Cómo olvidar que en 1953, otra vez, recibió el Ariel, en esta ocasión, en la categoría de Mejor Actuación Femenina por el papel protagónico en la cinta El rebozo de Soledad, de Roberto Gavaldón, también figura prominente de la Época de Oro. El cuento en que se basa esta película fue escrito por el esposo de María de la Soledad y ella misma colaboró en la adaptación cinematográfica.
Es preciso evocar su participación en aquella cinta de los inicios del cine sonoro mexicano: La Mujer del Puerto, con Andrea Palma, dirigida por Arcady Boytler, también actor, productor y exhibidor de origen ruso, que llegó a México colaborando con Serguei Eisenstein y decidió quedarse el resto de su vida. Cómo omitir las participaciones de Inda en Mujeres sin Alma o La Mancha de Sangre. Asimismo, La Noche de los Mayas con una gran aportación de Gabriel Figueroa en la fotografía y la extraordinaria música de Silvestre Revueltas. O qué decir de Santa y La Fuga, en las que actuó junto a Ricardo Montealbán, ambas dirigidas por Norman Foster. Aludir a Bugambilia, de Emilio Fernández, con Dolores del Río y Pedro Armendáriz, en donde personifica a la Zarca. La cinta Amok, en la que comparte créditos con María Félix y Julián Soler, cuya historia se basa en la novela homónima de Stefan Zweig. Remembrar la personificación que hizo de Laura en Bodas Trágicas con Miroslava Stern como Amparo y Ernesto Alonso como Octavio. Terminar, sin haber sido exhaustivo, aludiendo a la trilogía: Fe, Esperanza y Caridad, en la cual dejó su huella.
Justo será si alguien me reclama que olvidé ponderar en esta nota sus aportaciones como escritora, bailarina, directora de teatro y maestra de actuación. Reconozco tal limitación. Es lo que pasa con personajes de la talla de esta destacada patzcuarense: siempre se queda uno corto. Pero olvidar no es perder para siempre un recuerdo, sino que éste se traslade al plano inconsciente.
Etimológicamente recordar emana del latín “recordari”, compuesto por “re”, equivalente a “de nuevo”, y “cordis”, corazón. Es la capacidad de traer de nuevo al corazón hechos del pasado, los cuales, dicho sea de paso, son sustanciales para diseñar o al menos planificar nuestro futuro.
Olvidar, por otra parte, es una acción involuntaria que supone dejar de conservar la información que había sido adquirida. Por lo general, el olvido suele asociarse con la falta de atención o de concentración. ¿Aplica esto a nivel sociedad? ¿Ahora que los rituales públicos, los organizados por las autoridades, son cada vez más exiguos y de menor resonancia, hemos dejado de poner atención a nuestros hombres y mujeres que realizaron acciones destacadas?
Es importante, a mi juicio, que cada cultura, cada sociedad, fortalezca su memoria colectiva, que no deje en manos de la escuela o las autoridades esta responsabilidad (no es desconfianza, es precaución, dice el adagio). Recordar sirve para emular. No abandonemos al olvido a personas como María Soledad García Corona, a Iconos como Stella Inda, que en sintonía con tantas mujeres y hombres de valor en nuestro pasado reciente, deben seguir regresando a nuestro corazón, alimentándonos para diseñar un futuro, si ya no esperanzador, al menos decoroso. Seamos atentos. No olvidemos a Stella Inda.