La crisis económica por la que atraviesa el sector artesanal desde hace varios años en Michoacán obliga a muchos artesanos a trabajar “en la informalidad y a vender sus productos a precios muy castigados”, y así hacerle frente a la competencia desleal que representa productos piratas, provenientes de otros países, afirmó Abel Castillo Martínez, presidente del Consejo Michoacano de Marcas Colectivas.
En entrevista con este medio en Pátzcuaro, urgió a los diferentes órdenes de gobierno a alinear y mejorar sus políticas con la finalidad de apoyar de manera más efectiva a los artesanos michoacanos, la mayoría de los cuales sufren ante la carencia de canales de promoción y esquemas de promoción adecuados.
Ante la problemática que vive el sector, Castillo Martínez aseguró que muchos artesanos se han visto obligados a vender sus productos “en paraderos de trasporte público, en tianguis, a la orilla de las carreteras, etcétera, lo que representa un claro signo de desesperación para poder vender y sacar un ingreso para sus familias”.
Al precisar que en la organización artesanal que representa se encuentran agrupadas 37 marcas colectivas, lo que convierte a Michoacán en líder a nivel nacional en ese rubro, puntualizó que el artesanado sigue demandando más espacios para exhibir y comercializar sus piezas.
Criticó que los diferentes niveles de gobierno no estén coordinados para atender adecuadamente al sector, incluso algunos funcionarios “no saben lo que es una marca colectiva”, lamentó.
Hizo notar que la actividad artesanal en el estado representa una riqueza histórica, cultural y artística, de la cual, estimó, dependen económicamente alrededor de 50 mil familias, por lo que es urgente implementar políticas gubernamentales que beneficien al sector.
Enfatizó que los artesanos organizados cuentan con propuestas para mejorar la situación en la que se encuentran, como la de adquirir una franquicia propia que permita potenciar sus ventas en diferentes lugares del país, “pero –insistió- requerimos de más apoyo del gobierno”.
Apuntó que la Casa de la Artesanías (Casart) hace un esfuerzo importante para apoyar la actividad, sin embargo, “no es suficiente ante la gravedad de la crisis”.