Daniel Márquez Melgoza ANALISTA
10 FEB. 2025.-A partir de mi palabra reciente sobre el centro cultural Antiguo Colegio Jesuita de Pátzcuaro, han surgido voces amigas que defienden su uso actual, que ha consistido en ser un espacio para actividades de difusión cultural y algo de actividades de educación artística.
El uso actual no es necesariamente la vocación del Antiguo Colegio Jesuita. Regresar al uso original que tuvieron esas instalaciones sería un acto de congruencia y respeto a ese edificio que ha llevado una vida de altibajos dramáticos, al menos en los últimos 51 años, si partimos del año en que la escuela primaria Vasco de Quiroga que ahí tenía su sede, abandonó el inmueble en 1974 por seguridad de los escolares, ya que de lejos le venía su estado ruinoso por falta de mantenimiento.
El Colegio de Michoacán y la Universidad Nacional Rosario Castellanos, en el caso de que pudieran ser instaladas en el Antiguo Colegio Jesuita, en comodato, como es nuestra propuesta, irían más de la mano de la aspiración al reconocimiento de Pátzcuaro en la categoría de Memoria Humanística y Confluencia Cultural; y aún más, si se recuerda que en ese recinto histórico confluyen cada dos meses, los miembros del Grupo Kwanískuiarani de Estudiosos del Pueblo Purépecha, que el 17 de julio de 1997 sus fundadores: Dr. Carlos García Mora y Dr. Carlos Paredes Martínez, y el Patronato, acordaron que ese espacio fuera su sede institucional: desde entonces, 28 años de una constancia admirable que reúne a historiadores, lingüistas, antropólogos, arqueólogos, etnólogos, sociólogos, etcétera, de distintos grados académicos: licenciatura, maestría y doctorados.
La propuesta nuestra va contra la inutilidad de disponer de generosos espacios y en 23 años no saber hacer con ellos algo más que colgar obras plásticas. Como mencioné, la SECUM podría conservar las instalaciones de su Centro de Formación y Producción Gráfica y además disponer de una sala de exposiciones. Sin duda la librería del Fondo no tendría objeción para no permanecer ahí, sumando la producción editorial del Colmich, que es muy importante. El pequeño auditorio podría seguir siendo un espacio céntrico ideal para conferencias y presentaciones de libros, al igual que para proyecciones de cine para cinéfilos en temas selectos.
En cuanto a espacios para la educación artística, a lo largo del tiempo ésta ha sido la actividad más desdeñada por parte de la SECUM. Ello incluso desde las posibilidades de enseñanza del Centro de Formación y Producción Gráfica.
Frente a un cambio en el uso del Antiguo Colegio Jesuita, es el momento de visibilizar que en la ciudad existen al menos tres espacios municipales ideados expresamente para la educación artística. Ellos son: la Casa de la Cultura, que se ubica atrás de las instalaciones de la Unidad Deportiva, en la avenida México, que dispone de aulas y un amplio auditorio para la presentación de cualquier expresión artística; está el Centro de Desarrollo Comunitario, Vista del Lago, que aparte de aulas para talleres artísticos cuenta con un moderno teatro al aire libre; y está el Centro de Desarrollo Comunitario, que se ubica en la colonia Eréndira. La utilización plena de esos espacios para la educación artística viene bien en una política que busque desconcentrar actividades y aliviar la hoy agitada vida del centro histórico.
La coyuntura actual de transición del Antiguo Colegio Jesuita podría marcar el inicio de una etapa en la que Pátzcuaro se pueda convertir en una ciudad estudiantil de nivel medio superior para arriba.
