Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
21 mayo 2021.-En una entrega anterior, hablé de las adicciones en sí, ahora voy a hablar de las consecuencias que éstas arrastran en los demás.
Es muy complicado que algún adicto a cualquier sustancia o situación lo reconozca y, sobre todo, lo acepte. Eso provoca innumerables inconvenientes a los que viven y conviven con ellos, pero es peor aun lo que van a provocar a sus descendientes directos, cuando los llegan a procrear y/o tener. Esto no es privativo de un sexo, afecta por igual a ambos.
Resulta extraño creer que esto sea real, pero lo es, amable lector. Un adicto, sea hombre o mujer, cuando no consigue la sustancia que lo “tranquiliza”, anda inquieto, se muestra agresivo con los que lo rodean y entre más tiempo pasa sin que se idiotice; la situación se torna peor, porque son capaces de hacer cualquier cosa por obtener la droga o el dinero necesario para adquirirla, los primeros en sentir esa agresividad son sus familiares más cercanos: padres, pareja, hijos, posteriormente, ante la ausencia de estos o su alejamiento, los ciudadanos comunes y corrientes, como tú y como yo, son los afectados, porque comienzan a delinquir, éstas conductas van desde lo más leve, simple, sencillo, como es el robo en casa, trabajo, asaltos en la calle a transeúntes, en casas, negocios, incluso hasta llegan a matar por conseguir lo que requieren.
Un adicto va perdiendo el control de sus emociones, de sus pensamientos, de su razonamiento. De acuerdo con el exceso en sus adicciones, va aumentando o disminuyendo su estupidez, terminan en la locura, en la cárcel o en el panteón, pero muy difícilmente llegan a la edad adulta. Ya que generalmente son corridos de su domicilio (familiar o arrendado), porque la convivencia con un adicto y sus distintos grados de idiotez, es muy complicado y tarde o temprano, se quedan solos, entonces sus amistades son individuos iguales o peores que ellos, y entre ellos se van golpeando y asesinando, como dice el clásico, nadie dice nada.
Como dije antes, hay niveles de adicción, algunos alcanzan a tener pareja, tienen hijos y estos últimos (los hijos) son los afectados de ser descendientes de un padre, una madre o ambos adictos, porque también ellos traen en la sangre las sustancias que sus progenitores han consumido en menor o mayor medida, por eso es importante que ese tipo de padres observen las conductas de sus hijos, desde que nacen y van creciendo, porque es ahí donde se van dando los rasgos que, cuando alcancen su adultez, determinarán el éxito o fracaso como personas. Lo cual es muy difícil que lo hagan los padres adictos, pues su capacidad es cada vez más limitada y solo se interesan por ellos y sus vicios. Si es complicado que esto lo hagan las parejas que solo consumen alcohol de manera moderada, con menor proporción las que necesitan cosas más fuertes.
Retomando el tema, inteligente lector, desde la niñez, infancia, se notan las conductas que regirán la vida de una persona, esto es: los llamados berrinches exagerados, hablo de niños que se revuelcan en el suelo, gritan, dicen groserías, patean a sus padres o incluso a quienes ni conocen, pero que están cerca durante esa crisis. Y que aunque los pellizquen (en la mayoría de casos), los jaloneen, incluso les peguen, el nivel aumenta, en lugar de bajar la intensidad. Eso, es un signo inequívoco de que algo está mal en ese niño (a) y debe ser tratado sicológicamente, porque puede empeorar.
Los que, sin causa o motivo alguno, se pelean a golpes, jalones o mordidas, con otros de su misma edad, y de cualquiera de los sexos. Normalmente los niños no agreden a las niñas y viceversa, pero los hijos de sangre contaminada, no les importa a quien le pegan, esa es otra alerta que se debe tomar en consideración. Cuando ya tienen edad para ingresar a prescolar o primaria, como he dicho, también hay niveles, a algunos los expulsan porque no tienen remedio, otros pasan dentro del comúnmente llamado normal, pero no es así.
Los hijos de adictos, cuando algún desconocido, o incluso conocido, sea familiar, amistad, sus profesores, si los tocan estando metidos en su mundo, reaccionan de manera agresiva, gruñendo, gritando, insultando o jaloneándose de quien los agarra, aunque no sea con mala intención. Otro foco rojo digno de observarse.
Estos seres inocentes les cuesta trabajo concentrarse, por lo tanto, no son buenos para el estudio, algunos reprueban, otros van pasando de grado escolar pero al llamado panzazo. Otra señal de que algo anda mal.
Como dije antes, son señales que se pueden observar con facilidad, cuando los hijos en verdad, nos interesan, pero los adictos, es difícil que lo hagan. Los profesionales en el tema, y estudios al respecto, señalan que para que un menor contaminado por las sustancias tóxicas que sus padres consumieron antes de su nacimiento, cambie su futuro como ser humano, se deben atender con profesionales en el tema mental: sicólogos, terapeutas, y según la gravedad, siquiatras, pero, tiene que ser en su minoría de edad, esto es, para que funcione completamente, debe ser antes de que cumplan los trece años, porque llegada esa edad y mayores, los resultados no serán óptimos y terminarán inclinándose a lo malo, es decir, estarán repitiendo las conductas negativas de su padre, madre o de ambos.
Muchos hemos dicho o escuchado que X persona salió vicioso como su papá, que Y salió de la vida fácil como su mamá, que Z tiene mala entraña, etcétera. Pero solo una mínima parte es por imitación, la mayoría es por nacimiento. Esto, provoca que haya delincuentes viciosos en cada rincón de nuestro país y del mundo, y desafortunadamente, esto va incrementándose cada vez más, pues nos damos cuenta de que los adictos a las sustancias que idiotizan a la gente, cada día son más, ponte a pensar, inteligente lector, en el país que vamos a tener en unos años más, cuando sus hijos crezcan y no sean tratados correctamente para cambiarles la herencia negativa que traen en la sangre. ¡Ponte atento!