4 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Poder, siempre poder…

LIC. ALFREDO CASTAÑEDA FLORES

Es lo que todos ansían y lo que nadie pareciera tener en medida suficiente. Los líderes mundiales, las amas de casa, los ejecutivos empresarios, los amantes; todos persiguen lo que les permitirá alcanzar las metas deseadas. El deseo de poder es inherente a nuestra propia naturaleza y fundamental para la supervivencia. Sin poder, nada podemos lograr.

 

El hombre de las cavernas inventó el fuego, Napoleón conquistó Europa y Alexander Graham Bell inventó el teléfono, y todos actuaron así por la misma razón. Todos y cada uno ansiaban ejercer mayor poder sobre su propio mundo. Ésta búsqueda universal del poder ayuda a plasmar la historia es una de las fuerzas dinámicas que están en la esencia de toda la conducta humana.

 

La persecución del poder es evidente sobre todo en el lugar de trabajo de la época moderna. Los gerentes pugnan constantemente por acrecentar su arsenal de poder, y es lógico que así sea. Algunos pueden utilizar el poder, con propósitos egoístas; otros, para beneficiar a la empresa. Al margen del modo en que los gerentes utilicen el poder, persiste el hecho de que sin poder son incapaces de realizar nada importante para ellos mismos, para otras personas, para la empresa o para la sociedad en general.

 

De modo que el interrogante que me formulo es éste: ¿Cómo conquistamos más poder? Para responder a esta pregunta ante todo es necesario entender cómo funciona el poder. Responde al mismo principio que el amor: cuanto más uno va al otro, más recibe en cambio. Lamentablemente, muchos gerentes suponen que existe una cuota limitada de poder; que conceder poder a otro significa disminuir su propio poder.

 

La mayoría de las personas moviliza sólo una pequeña parte de sus posibilidades, por la sencilla razón de que no experimentan sentimientos de poder personal. Está sujeta a un sistema administrativo burocrático que no se esfuerza demasiado para alentar la iniciativa y el rendimiento elevado. Casi todo el poder que existe en la organización se encuentra en manos de los más altos dirigentes. Como no puede obtener resultados, la mayoría de la gente con el tiempo se desinteresa y se estabiliza en la mediocridad.

 

El secreto de la obtención del éxito como gerente y como empresa reside en aprender a liberar el potencial oculto de las personas. Consiste en ayudar a los trabajadores de todos los niveles, desde el encargado de la limpieza hasta el ejecutivo, a experimentar el sentimiento de su propio poder. Él éxito de los gerente que dominan este arte no tiene límites. Asimismo, la empresa que recompensa a los gerentes que lo aplican con éxito aumenta de manera extraordinaria su capacidad de la firma para realizar los objetivos.

 

Cuando evocamos la palabra poder, acuden a nuestra mente infinidad de imágenes. Muchas personas asocian el poder con el temor; es decir, algo que viene de las alturas para controlarlas y limitarlas. Pero el poder real funciona exactamente a la inversa. Fluye de la base y se eleva en lugar de descender de lo alto. El poder definitivo es consecuencia, no de la intimidación de las personas mediante la fuerza bruta, sino de su liberación, de modo que ellas puedan ser todo lo que pueden ser.

 

Un gerente amplía su propio poder y sus oportunidades de éxito cuando permite que la gente que trabaja para él alcance un sentimiento de poder y de éxito. Los diez principios del poder de la gente, que incluyen lo que se denomina la pirámide del poder, se basan en antiguar verdades, y son ideas sencillas y de se34ntido común, que pueden ser entendidas fácilmente y sin embargo originan una notable capacidad para obtener resultados.

 

Cuanto más te esfuerces, inteligente lector, en la aplicación de cada uno de esos principios a las personas que trabajan para ti, más considerable será el poder que ejercerás para realizar tus propias metas y objetivos. Porque aquí manejo la palabra gerente, pero es el mismo resultado en cualquier área en la que te desempeñes.

 

En todo esto hay algo semejante a una paradoja. Y es la siguiente: si uno desea alcanzar un poder definitivo para sí mismo, debe apartar la mirada de su propia persona. En lugar de concentrar las energías en la adquisición de poder para uno mismo, debe considerar el modo de asignar poder a las personas que trabajan para uno mismo. Si tiene éxito en la tarea de aumentar el poder de su gente, sin duda esta elevará a su propio gerente, permitiéndole alcanzar las cumbres de poder y éxito que antes habrían parecido imposibles.