23 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Pobreza y mediocridad…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      ANALISTA

12 ENERO 2024.-Nuestro país va en retroceso, tanto económica como socialmente, eso, porque no somos lo suficientemente fuertes, de espíritu y mentalidad, para cambiar los estándares que, desde la cúpula del poder, nos han impuesto.

Vivimos en una completa farsa, en una manipulación, muchas veces grotesca, que no logramo, la mayoría detectar, identificar, reconocer. El mexicano, es tan flojo que quiere todo en la boca, en la mano, en su casa, no tienen el valor ni el coraje para salir adelante por si mismo, son felices, dicen ellos, así como son, viviendo en la mediocridad en cada rincón del país.

Los que somos de la generación del ultimo tercio del siglo pasado, somos un poco, porque tampoco eran las cosas mejores, más pensantes que los nacidos en este siglo XXI, la era de las nuevas tecnologías, de los avances en muchas áreas. Lo señalo, porque es algo que se cacarea todo el tiempo, de que niños que no hablan ni caminan, ya saben mover un teléfono celular, para la mayoría, es sinónimo de inteligencia, pero en realidad es todo lo contrario, eso los atrofia más, los confunde, los idiotiza, los frena en su madurez cognitiva, en su mentalidad, está demostrado que los juegos que tuvimos antes, servían más para agilizar la mente, las funciones sicomotoras, y afortunadamente, eso nos ha sacado adelante.

Somos mejores, en promedio, que la actual generación de las máquinas, porque no hay, sería algo importante que lo hubiera, una política efectiva de la edad permitida en los menores, para usar ese tipo de tecnología. En países superiores al nuestro, que son muchos, antes de los once años de edad, ningún infante tiene un teléfono celular, Tablet o lap top, porque sí tienen el conocimiento de que eso los perjudica más de lo que los beneficia. En frecuente y común, observar en los países europeos, a las madres de familia, con sus hijos pequeños y no tanto, en los parques y jardines de cualquier ciudad. Divirtiéndose juntos, patinando, en la bicicleta, con una pelota, en los juegos infantiles (columpio, resbaladilla, etc.), leyendo o simplemente platicando, pero ni las mujeres y algunos padres también que hacen lo mismo, con el celular en la mano, embobados mientras ni saben lo que hacen sus hijos. Al contrario, están al pendiente de lo que hacen sus pequeños. Eso, amable lector, es grandeza, es verdadero amor a sus hijos, algo que jamás veremos en nuestro país.

 

Los padres mexicanos, pocos y pocas veces, tienen tiempo para sus hijos, les hace falta, dicen ellos, no les alcanza para sus cosas, mucho menos para perderlo con ellos. Si los sacan a algún sitio de diversión, los pierden por completo de vista, porque están metidos en el celular, viven idiotizados con ese aparato que es más inteligente que su cabeza. ¿Entonces, como los hijos aprenderán otra cosa? Si el noventa por ciento de lo aprendido por los hijos, es por observación de sus padres y miran puras cosas que no sirven, lógicamente, así crecerán ellos, haciendo lo mismo.

Como es sabido, la casa es la primera escuela del ser humano, y si desde ahí todo está mal, que podemos esperar de la convivencia con otros en las aulas, además de que ahí, hay que aprender lo que los profesores, que en su mayoría, no son el mejor ejemplo, en ningún sentido, los confunden más, porque se tiene que hacer y actuar, de acuerdo a las filias y fobias, de esos individuos, que muchas veces no tienen la preparación pedagógica adecuada (incompleta, pero por lo menos algo), porque adquieren la plaza por herencia, por influencias (palancas), por dinero, pero sin tener el perfil requerido para esa noble labor que es la docencia. La segunda casa de todos.

Con esos cimientos incompletos vamos creciendo, totalmente confundidos, porque el mexicano es tan sui generis, que dice una cosa y hace otra, totalmente contraria, eso genera en sus inmaduras mentes, unas terribles luchas, y si no tienen cimentados los principales valores morales, da como resultado, en su mayoría, adultos pobres y mediocres, que provocan retrocesos como sociedad, como país.

El ser humano tiene la urgente necesidad de creer en algo, en alguien, ante la ausencia del valor suficiente de creer en él mismo, que es lo ideal, y por lo mismo, en quien descargar sus culpas y frustración; eso los antiguos pobladores lo entendieron, por eso crearon la religión, que es la primera causa de la manipulación, infundieron el “temor” a Dios, que nadie ha visto, que nadie conoce, crearon el “pecado” que mientras no se dañe a nadie, no existe, pero nos han manipulado de tal forma que hasta lo inexistente da miedo.

El miedo es otra forma efectiva de manipular a los demás. Y les ha dado resultado. Lo vimos con la falsa pandemia, que no se dieron tiempo de pensar, porque la mayoría no lo sabe hacer, y eso generó que los ricos se hicieran más ricos y los mediocres y pobres, más pobres. Porque el miedo y la manipulación son un negocio redituable. Aunque los países del primer mundo, no son presa fácil, como lo son los del otrora tercer mundo, hoy llamados economías emergentes.

El mexicano no ve más allá de su entorno, con tener dinero para medio vivir, medio convivir, y medio ser feliz, está contento, además si ese dinero lo obtiene con el menor esfuerzo, es mucho mejor para él, por eso este sexenio ha tenido tanto éxito para la clase política, porque los flojos, pobres y mediocres, siguen apoyándolos, porque reciben dinero sin trabajar, sin merecimiento alguno, aunque el país esté económicamente peor. Todo está más caro y se espera se ponga aun peor, pero los pobres y mediocres “son felices” porque ya no tienen la urgente necesidad de salir a trabajar, pueden medio vivir unos días con los “apoyos” recibidos y el resto, pueden salir a delinquir, pidiendo prestado, fiado, otros engañando, y los peores, robando, asaltando. Así es el país que estamos viviendo. Totalmente en retroceso, de reversa y tirando al canal del desagüe lo poco, muy poco, que se venía avanzando. ¿Eso merecemos?