4 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Pobreza, miedo e ignorancia…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista

 

Los seres humanos somos tan raros, distintos, diferentes, no siempre mostramos la misma cara, el mismo rostro, la misma máscara. Esto varía según el clima, el día, el estado de ánimo de cada uno, lo que dice la filosofía popular, los cinco minutos de brillantez o idiotez, etcétera.

 

¿A qué me refiero con esto? A que en ocasiones, y con determinadas personas, actuamos de una forma, y tiempo después con esa misma gente lo hacemos de otra manera.

 

Lo mismo sucede cuando andamos en la calle, a veces no tenemos otros pensamientos y vamos volteando para todos lados con ganas de encontrarse caras y gente conocida, saludando a quienes veamos. Pero hay otras ocasiones en que vamos tan ensimismados en un pensamiento, duda, problema o aflicción, que nuestra vista borra todo lo que hay a nuestro alrededor, pudiéndonos encontrar a gente amiga o conocida y no saludarla, incluso muchas veces dejándola con la palabra en la boca o la mano levantada, pero no es por mala intención, o mala educación, sino un reflejo natural que a muchos nos ha ocurrido, alguna vez en la vida. Algunos lo entendemos, muchos no, pero ya es cuestión de criterio individual.

 

Sin embargo, eso es común, sin la intención de agredir u ofender a nuestros amigos, familiares, compañeros y conocidos, lo que sí es malo, pésimo, es cuando se juntan dos o tres conductas de las que menciono en el título de esta entrega, porque ahí sí hay la intención de molestar, afectar a los demás, principalmente a la gente que cree, confía en nosotros.

 

En México, como la situación económica es de pobreza en la mayoría de la gente, se nos ha inculcado desde niños que la gente pobre es mejor, más honesta, trabajadora, leal, agradecida, etcétera. Pero si no tenemos la capacidad de aprender a conocer a la gente, de dejar atrás la ingenuidad con la que crecimos, el dejar de pensar que todos son iguales a nosotros, llega un día en el que nos damos de topes con la pared, porque nos han fallado, defraudado la confianza, siendo en ocasiones demasiado tarde para remediarlo, incluso hay veces en las que no lo hay.

 

La gente pobre es cambiante por decisión propia, pero también es fácil de manipular mediante amenazas, pero cae fácilmente frente al dinero, ahí sí se le olvida cualquier agradecimiento que presuntamente hubiese tenido, cualquier lealtad, solidaridad, cualquier ápice de reciprocidad hacia los demás.

 

La idiosincrasia de los pobres es la de que los demás, sobre todo los que tienen posibilidades económicas, tienen la obligación de ayudarlos, de darles empleo, regalos, pero, principalmente, dinero, dinero fácil.

 

Los pobres, como no tienen objetivos ni metas, claros en su existencia, están acostumbrados a mentir, engañar, timar, y por supuesto, lo hacen sin tener remordimientos, entonces, ¿crees que les importa afectar a otros? No. Si no tienes conocidos que ostenten esta condición de pobreza, o si los tienes pero no has platicado con ellos de la riqueza de X o Y empresario del lugar o del que les venga a la mente en ese momento, hazlo, con los que piden limosna (siempre y cuando tengan coherencia para hablar) y te darás cuenta del odio, incluso, que ponen en sus comentarios cuando hablan de la gente emprendedora, exitosa, rica, y el énfasis en su mala fortuna personal, que ellos merecen más de lo que tienen, que ellos están bendecidos por Dios, que son los que entrarán al cielo y los ricos no, que han tenido mala suerte durante su vida, etcétera. De ti depende, amable lector, si les crees todo lo que te digan o no.

 

La pobreza, el miedo y la ignorancia, van de la mano, como dije antes, hay niveles, algunos tienen dos (pobreza y miedo) (pobreza e ignorancia) y la mayoría los tres. Desafortunadamente, la ignorancia no tiene que ver con el nivel de estudios. Como reza la filosofía popular, hay inteligentes que no saben leer y hay idiotas con doctorados. La ignorancia es la falta general de instrucción o de conocimiento. Se clasifica en dos tipos: la ignorancia primaria, la natural, donde la persona reconoce que no sabe y la ignorancia secundaria, la más grave, donde la persona no reconoce que no sabe. El odio y la violencia son el resultado del terror y el terror (miedo en exceso) viene de la ignorancia.

 

Con esta “pandemia” estamos conociendo la verdadera personalidad de muchas personas cercanas a nosotros, que te sirva inteligente lector, para hacer una mejor selección de tus amistades y de la gente que te rodea, recuerda que no es necesario ser popular, además de que no lo eres, estás perdiendo dinero y reputación, por mantener a tu lado a gente que no vale nada, que solo está ahí porque le sirves, porque te necesita y porque te está sacando algo, pero que en cuanto encuentre a otro que le dé más que tú, se alejará para siempre de tu vida. Lo verdaderamente importante es que seas feliz, porque la felicidad atrae mejores cosas: amor, salud, tranquilidad, paz, bienestar, prosperidad, abundancia y éxito. La popularidad solo te traerá pérdidas y enemigos que alguna vez, creíste, fueron tus amigos. ¡Vive feliz!