Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
15 OCT. 2023.-De acuerdo con los recientes sucesos ocurridos en Israel, viene a mi mente que el libro sagrado de los judíos, La Torá, así como El Corán de los musulmanes, que se originan, igual que La Biblia de los cristianos-católicos, son tan distintas, en cuanto al fondo de sus seguidores.
Para los primeros dos, (Torá y Corán), son mejores los ricos, los poderosos, los que tienen una mentalidad fuerte, que viven haciendo lo correcto, que no dependen de los demás para ser y hacer, que no están esperando dádivas del gobierno para medio vivir y salir adelante. En cambio, La Biblia, o los que han interpretado la misma durante tantos siglos, nos hacen creer, sobretodo a los manipulados fanáticos religiosos, que los mejores son los pobres, los mentes débiles que no prosperan ni para ellos mismos, que son perjudiciales para el entorno en que residen, porque sus ideas, cuando tienen, son retrógradas, sin sentido, solo están esperando un descuido de los demás, para apropiarse lo que no es de ellos, y no tiene que ver con falta de estudios, pero si de cultura, conceptos totalmente contrarios, hay profesionales completos o truncos, que solo fueron a la universidad a perfeccionar sus malas mañas, de afectar a los demás.
En cambio, hay gente con primaria trunca, que son honestos, con valores morales bien cimentados, que no toleran las injusticias y a los queda bien por unas monedas. Hay de todo, en ambos extremos, pero hay una desproporción de los malos, respecto a los normales, son más los que dañan que los que construyen. Por eso México, es un país pobre en todos los sentidos.
Tanto judíos como musulmanes, tienen dinero, que es lo que los otros siempre necesitan, y aunque hay casos de pobreza en esos grupos o razas, siempre encuentran apoyo de los poderosos, para obtener préstamos, que se les monte un negocio o empresa, dependiendo de lo grande que sea su ambición, otra palabra que en nuestro país han degenerado su significado, para ser una mejor persona en todos los aspectos, la ambición es necesaria, pero los católicos, hacen creer que es mala, tan mala como ganar y tener dinero. Así no se puede.
Retomando el comentario anterior, los musulmanes y judíos tienen palabra, si se les hace un favor, principalmente, monetario para recuperarse, cumplen, y cuando no lo hacen, tienen permitido acabar con ese tipo de gente que solo afectan a su raza, los acaban en su reputación, que es lo más importante que tiene un ser humano, se corre la voz entre ellos de que X o Y individuo, no cumplió su palabra, otra que es tan importante, y todos lo abandonan, no le vuelven a hacer ningún préstamo o favor, incluso hasta pueden llegar a desaparecerlo, dependiendo de la gravedad de sus acciones. Eso está permitido en sus libros sagrados.
En cambio, a los católicos, se les ha manipulado diferente, se les hace creer que los pobres son los que entrarán al cielo, ingenuos; que tienen derecho a que los demás los ayuden, y por lo mismo, a sentirse con la confianza de quedar mal ante quienes les tienden la mano, incluso, les dan de comer. Desde la religión, somos un país, condenado al fracaso, a vivir erróneamente, porque la mayoría de individuos, son parásitos que no mejoran, pese a las incontables ayudas que desde niños, les han brindado. Porque hay gente que todos los años que tienen de vida, así han estado, estirando la mano para que se las llenen con dinero, comida o favores.
A cambio de ser unos malagradecidos, desagradecidos, mediocres que no aprenden que la gente se cansa de ese tipo de sujetos, además de que hay lugares pequeños, donde todo se va sabiendo y llegará el día que la miseria total, tocará a sus puertas, no se percatan qué tiempo de vida les queda, además de que no han hecho nada productivo que les permita vivir holgadamente, sin necesidad de depender de los demás, al contrario, siempre han vivido al día, a veces les alcanza para comer, otras ocasiones no, pero lo que es real, no aprenden. Imaginan que la gente no se cansará de ellos, que las opciones no se van haciendo menores. No piensan.
El jodido, dijera un amigo, si se observa detenidamente, desde su forma de pararse, de vestir, de hablar, si tiene trabajo, en la forma en que lo desempeña, con facilidad se puede detectar y evitarse tantos corajes y estrés, que afectan más al que los apoya que a ellos mismos, que solo estiran la mano. Pero no lo hacemos, y/o pese a que ya han quedado mal con uno, se les sigue teniendo confianza que volverán a defraudar. Eso, amable lector, nos mantiene sumidos en lo que estamos viviendo, un país, sin futuro, sin esperanzas, sin riquezas. Porque ese tipo de gente, además, envidian a los que tienen dinero, que viven mejor que ellos, pero no se detienen a analizar sus errores, solo buscan la forma de perjudicar a la gente productiva, la gente que se ha ganado más pesos que ellos.
Un malagradecido es una persona que no valora ni reconoce lo que otros hacen por ella. Algunas de las conductas de un sujeto así son: siempre está en necesidad y espera que le ayuden, no tiene tiempo para quien le ayuda, a menos que necesite algo. El mundo gira alrededor de él y su horario, traiciona con facilidad a quienes lo apoyan, imponen sentimientos de deuda a los demás, nunca agradecen lo que se hace por ellos, pero siempre recuerdan la vez que no se les apoyó.
Lidiar con una persona malagradecida puede ser frustrante, pero muchas veces es inevitable. Ya sea que se trate de un cliente problemático, un familiar o un amigo ingrato, la mejor opción es mantenerse calmado, ser amable y establecer límites si fuera necesario. Tal vez no siempre puedas lograr que una persona llegue a apreciar lo que haces por ella, pero al menos lograrás demostrarles a otros tu habilidad para resolver conflictos en la vida diaria. Por salud mental individual, es necesario hacerlo, ellos no sienten nada bueno hacia ti, además son mayoría. Son unos pobres, verdaderamente pobres. ¡Ánimo!