Por supuesto que Tacámbaro debe presumir su magia en diversos foros, eventos regionales y la Sexta Feria Estatal de las Carnitas que ahora se celebra en la ciudad, pero no a costa de que ocurra una tragedia con la desmedida venta y consumo de alcohol con la anuencia del gobierno que encabeza el edil Salvador Barrera Medrano y el respaldo mediático de Silvano Aureoles Conejo.
La magia de un pueblo como Tacámbaro se pierde cuando las cantinas aparecen en su Feria de las Carnitas y, como vampiros, las cerveceras ofrecen sus productos a toda clase de personas, entre ellos a jóvenes que, embriagados con el mezcal también, sacan sus frustraciones y están a punto de provocar tragedias y espectáculos bochornosos.
Una Feria de La Carnitas es para mostrar las artesanías, la cultura, el arte del municipio de Tacámbaro, sus lugares turísticos, entre otros, agregando algunos sitios bien controlados para la venta de bebidas, pero no como el tianguis de alcohol que rodea la plaza de la ciudad.
Eso no se vale y ahí se está equivocando el gobierno de Salvador Barrera Medrano, quien debe velar por una política de control de adicciones como lo ha venido promoviendo, no con la venta indiscriminada de alcohol que puede provocar tragedias por lamentar.
Todos criticamos lo que pasa en Calles de La Purísima y ahora, parece, esas Calles se trasladaron al centro de Tacámbaro…