6 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Octavio Aburto era bipolar; Mauricio Acosta es un presidente títere

El ex presidente de Tacámbaro, Octavio Aburto Inclán, removido de su cargo por cargo de peculado, fue un alcalde de carácter bipolar e inaguantable por sus propios colaboradores, pero tenía más independencia para decidir, aunque fueran pendejadas.

El actual alcalde municipal priista, Mauricio Acosta Almanza es, como lo demostró en su efímero paso por la presidencia del tricolor en Tacámbaro y titular de Desarrollo Económico Local, un personaje sin brillo, como una marioneta manejada por los caciques de la zona. En pocas palabras, un títere de quienes mandan en la presidencia y rodeado de regidores tricolores que van a lo que van: hacer negocios o cobrar la quincena jugosa.

Tener ya tres personas distintas en la secretaría del ayuntamiento es un síntoma de debilidad política del presidente Mauricio Acosta Almanza y síntoma de gente poderosa que mece la cuna, donde el edil priista tiene amarradas las manos para más o menos mandar, ejecutar o coordinar. Lleva un año en la gestión municipal y los comentarios generalizados son, incluso de sus propios funcionarios, que el barco se va a pique, como el barco que conducía en su tiempo el político bipolar Octavio Aburto Inclán, pero Mauricio Acosta Almanza se la lleva como pateando un bote o afinando los palos para tirar en el golf.

Al ritmo que va, con el desmadre que tiene en su gobierno, con regidores tricolores que le pudieran ayudar, pero no quieren o no se deja ayudar el fofo de Mauricio Acosta Almanza, se agrandan los comentarios en el pueblo de que van a entregar el poder a una figura ciudadana, menos controlada por los caciques y los poderes económicos establecidos.

La lucha de intereses al interior del ayuntamiento está que echa chispas y se vienen tormentas para Mauricio Acosta, nubarrones que pueden, incluso, mandarlo a la banca como hicieron con Octavio Aburto.

Mauricio Acosta tiene la última oportunidad para manejar bien el barco a punto de hundirse. Debe tomar decisiones bien meditadas o pasará a la historia como un edil mediocre, títere y hueco en lo político. Las sonrisas fingidas que refleja no sirven de nada, ni los consejos de sus peores enemigos que tiene en el propio ayuntamiento, junto a él, van a servirle para que, pronto, regrese a recoger palos al campo de golf de Morelia…