Según el concierto del italiano Luca Ciarla, la civilización actual no termina aún de explorar las posibilidades que ofrece el violín tradicional y más cuando se enfrenta a las herramientas electrónicas modernas, pues quedan por descubrir las amalgamas que surgen desde los simples golpes sobre la madera y pizzicatos, hasta la participación de distorsionadores y repetidores que crean nuevos discursos al multiplicar al violín de manera constante.
El concierto en turno del Festival Internacional de Jazz de Michoacán, Jazztival 2016, se presentó este domingo en el Teatro Obrero de esta ciudad, aunque con el nombre de un nuevo programa regional, CRAMJazztival, debido a la serie de actividades programadas por el Centro Regional de las Artes de Michoacán (CRAM) y que se integraron a los conciertos diseñados en la capital del estado.En cuanto al concierto, el violinista italiano trabajó únicamente con su violín sobre el escenario, aunque antes dispuso de un conjunto de herramientas electrónicas colocadas sobre el suelo y que son muy parecidas a las que utilizan los guitarristas para modificar el volumen y registro de su instrumento.
Así, Ciarla ofreció un concierto que se basa en la improvisación al iniciar la búsqueda de pequeños patrones rítmicos desarrollados con el violín, y al encontrarlos simplemente los grabó con un movimiento del pie. Al terminar dicho patrón, permitió su reproducción constante a manera de ostinato sobre el que después grabó una nueva improvisación, y otra, y otra.
El instrumentista añadió dos silbatos al sonido repetitivo de su propio violín, y después su propia voz con un simple tarareo, o con el estribillo de alguna canción de The Beatles que surgió también como parte de una improvisación.
Por lo que se refiere a la parte técnica del discurso, fue notorio que los golpecitos en las tapas del violín no aportaron sonidos con una altura determinada, al igual algunos rasgueos en las cuerdas, por lo que no era fácil conseguir los elementos propios de la armonía; sin embargo, el discurso realizado por Ciarla era digerible e incluso hipnótico, hasta el punto en que al surgir por accidente un inocente acorde en modo mayor éste pareció fuera de lugar, desagradable, escueto.
A eso se suma que el constante manipular de los reguladores electrónicos, instalados en el piso, obligó al violinista a tomar una postura encorvada durante la mayor parte del concierto, aunque extrañamente, la imagen iba bastante acorde a la atmósfera que fabricaba la música.
Antes de despedirse, Luca Ciarla señaló al público que su estancia en Zamora fue en realidad la última de su tour por distintos países de América como El Salvador, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Guatemala y México; y de hecho, al terminar el concierto se enfiló a Guadalajara a tomar un avión que lo llevara a su propio país.
El próximo concierto del CRAMJazztival se realizará este lunes 14 de marzo en el Teatro Obrero, con la participación de la violinista checa Iva Bittová, a las 20:00 horas con entrada gratuita.