27 julio, 2024
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Noche de Muertos en la región lacustre, rica en autenticidad

El lago de Pátzcuaro es un lugar sagrado para los purépechas, ya que en la tradición de la Noche de Muertos se tiene la creencia milenaria de que en ese lugar “se encuentran las almas de los antepasados de la cultura purépecha”, refiere Enrique Soto González, cronista de esta ciudad.

En entrevista, sostiene que la tradición de la Noche de Muertos en la región lacustre se distingue “por su autenticidad, las poblaciones purépechas la traen en las venas y en el corazón”.

“A mí me han dicho que el purépecha es muy soberbio, yo digo que más bien es orgulloso porque tiene un pasado, una historia que quiere preservar, sabe de dónde viene y dónde está parado”, enfatiza.

Acepta que “hubo un momento en que se degeneró la tradición de la Noche de Muertos al grado tal que ya no se quería visitar la isla de Janitzio por haberse convertido en una cantina”.

La excesiva mercantilización propició que se perdiera el respeto a los rituales que practican los purépechas en la tradicional Noche de Muertos, remarcó Soto González.

Afortunadamente, asegura, a últimas fechas se recupera la esencia de esta manifestación cultural gracias a que “los jóvenes se están involucrando cada vez más en la preservación de la tradición, además de que las autoridades gubernamentales han tenido un papel más activo con el mismo propósito”.

Lugar de la negrura o de la niebla

Destaca que uno de los significados de Pátzcuaro es lugar de la negrura o de la niebla. “La tradición dice que para los purépechas después de la muerte sólo existe la negrura, la cual se manifiesta en el lago de Pátzcuaro en la madrugada. Esta cultura tiene la creencia de que en ese lago están las almas de sus muertos, la cuales eran conducidas por un perro, siendo visitadas en las primeras horas de cada 2 de noviembre”.

Por ello, apunta, el referido lago tiene una importancia singular, “es un sitio sagrado para esta ancestral cultura cuyo ritual de Día de Muertos no tiene parangón con ningún otro practicado en el país”.

Afirma que antes de la década de los 50 la región lacustre era visitada exclusivamente -durante la citada celebración- por antropólogos, arqueólogos, historiadores, cineastas, en general investigadores de diferentes países interesados en el ritual, quienes a través de sus trabajos y obras lo dieron a conocer en distintas partes del mundo, convirtiéndose involuntariamente en los primeros promotores para la visita masiva que se dio posteriormente a la región lacustre.

Agrega que la Noche de Muertos con el tiempo ha perdido algunas de sus manifestaciones primigenias: “por ejemplo, en un principio solamente las mujeres acudían a los camposantos a realizar el ritual correspondiente”.

El turismo masivo y la mercantilización de la temporada provocaron que “en algún momento se degenerara y se perdiera el respeto por esta tradición”.

“Los michoacanos y los patzcuarenses en particular no podemos permitir que se pierda la esencia de la Noche de Muertos, porque ello implicaría quedarnos sin identidad”, advirtió. Además, considera, Pátzcuaro constituye el corazón cultural y religioso de Michoacán.

Por último, refiere una de las incongruencias de nuestros tiempos: “por un lado promovemos a nivel nacional e internacional nuestras manifestaciones culturales, pero, por otro, festejamos el Halloween, una costumbre que no es nuestra, y lo peor es que la misma la promueven los niños, quienes desconocen su origen y significado”.