4 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

No te comprometas…

Lic. Alfredo Castañeda Flores     Analista

Se oye fuerte, pero, sólo los tontos se apresuran siempre a tomar partido. No te comprometas con ninguna posición o causa, salvo con la tuya propia. El hecho de mantener tu independencia te convierte en el amo de los demás. Obtén beneficios oponiendo a las personas entre sí.

 

Si permites que los demás tengan la sensación de poseerte, en mayor o menor grado, perderás todo tu poder sobre ellos. Cuanto más evites comprometer tus afectos, más esfuerzos harán los otros para ganar tu adhesión. Mantente por encima de todos, y obtendrás el poder que genera la atención de los demás y el frustrado deseo de posesión que experimentan. Desempeña el papel de la Reina Virgen: alienta las esperanzas pero nunca las satisfagas.

 

Para tener éxito es necesario aprender a dominar las emociones. Pero aun cuando logres ese tipo de autocontrol, nunca podrás controlar la disposición temperamental de quienes te rodean. Y ése es el mayor de los riesgos. La mayoría de la gente se maneja en un torbellino de emociones, reaccionando constantemente y procurando allanar disputas y conflictos. Tu autocontrol y tu autonomía no harán sino enfurecer a los demás. Tratarán de arrastrarte al torbellino y te rogarán que tomes partido en interminables batallas o que hagas de pacificador. Si sucumbes a estos emotivos ruegos, poco a poco verás que tu mente y tu tiempo terminan absorbidos por los problemas de los demás. No permitas que la compasión por los otros te lleve a involucrarte. Es un juego que nunca podrás ganar, pues los conflictos no harán sino multiplicarse.

 

Por otra parte, no puedes mantenerte al margen por completo, pues con ello sólo ofenderías e irritarías sin necesidad. Para jugar este juego de la manera adecuada, porque la vida es solo un juego, somos marionetas en las manos de los demás, deberás parecer interesado en los problemas de los demás, e incluso, en ocasiones, dar la impresión de que tomas partido por ellos. Pero mientras por fuera manifiestas gestos de apoyo, tendrás que conservar tu energía y cordura manteniendo tus emociones al margen de los sucesos. Por mucho que los otros traten de involucrarte, nunca permitas que tu interés por los asuntos ajenos vaya más allá de la superficie. Hazles obsequios, escucha con expresión empática, e incluso de tanto en tanto recurre a tu poder de seducción, pero para tus adentros mantén tanto a los amigos como enemigos a una distancia razonable. Al negarte a comprometerte conservará tu autonomía y retendrá la iniciativa. Tus jugadas obedecerán a tu propia decisión, en lugar de ser reacciones defensivas ante el tira y afloje que se produce a tu alrededor.

 

Tu lentitud para tomar las armas puede ser un arma en sí misma, sobre todo si dejas que los demás se agoten luchando, lo que te permitirá aprovecharte del agotamiento.

 

Tiempo para situarte de modo tal de beneficiarte con la situación, cuando una de las partes comienza a perder, es lo que ganas con la actitud de mantenerte por encima de tus semejantes. También puedes llevar la estrategia un paso más allá, y prometer apoyo a ambas partes, al tiempo que manipulas las cosas de forma tal que, al final, salgas ganando.

 

Preservar tu autonomía te ofrecerá opciones que te permitirán actuar en el momento oportuno, cuando otros se pelean entre sí: tú podrás desempeñar el papel de mediador y pacificador, mientras que en realidad estarás velando por tus propios intereses (¿empiezas a entender a los exitosos?). Podrás prometer apoyo a una parte, y la otra parte tendrá que ofrecerte una recompensa más alta. O, podrás simular estar de ambas partes a la vez y luego usar a los contendientes en uno contra el otro.

 

Muchas veces, cuando estalle un conflicto, te sentirás tentado a tomar partido por el contrincante más fuerte o el que te ofrezca mayores ventajas en el caso de una alianza. Esto es arriesgado. En primer lugar, suele resultar difícil prever cuál de las partes saldrá ganando en el largo plazo. Pero aun así si tu apuesta resultara acertara y te unieras al adversario más fuerte, tal vez lo recuerde o lo olvide cuando se convierta en el ganador. Si, por otra parte, tomaras partido por el más débil (como hacen la mayoría), estarás condenado de antemano. Pero si te mantienes equidistante y a la expectativa, no podrás perder. Pero jamás apoyes al más débil, eso es de tontos.

 

Lo sabías, que solo los tontos se apresuran a tomar partido en una situación semejante, y que al comprometerse demasiado de prisa se pierde la capacidad de maniobra. Además, la gente te respetará menos: pensará que quizás mañana te comprometerás con otra causa diferente, ya que te adheriste precipitadamente a ésta. La Fortuna es una diosa veleidosa que suele pasarse de un bando a otro. El compromiso con un bando te privará de las ventajas que ofrece dejar pasar el tiempo y del lujo de saber esperar. Deja que otros se enamoren de esta o aquella agrupación. Tú, inteligente lector, por tu parte, no te precipites, no pierdas la cabeza. ¡Ponte alerta!