20 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

No imites a nadie….

Lic. Alfredo Castañeda Flores         Analista

 

Lo que se produce por primera vez siempre parece mejor y más original que lo que viene después. Si tú, amable lector, sucedes a un gran hombre o tienes padres célebres, deberás lograr el doble para poder superar la imagen de ese modelo. No te pierdas en la sombra de esos “grandes” ni te quedes estancado en un pasado que no es obra tuya: encuentra tu propia identidad y reafírmala con tu accionar diferente. Elimina a ese padre dominante, reniega de su herencia y gana poder a través de tus propios méritos.

 

Quien supera a su padre representa un tipo de individuo totalmente fuera de lo común en la historia: el hijo de un hombre célebre y exitoso que logra superar a su padre en gloria y poder. La razón por la cual esta clase de sujetos es poco frecuente es muy simple: la mayoría de las veces el padre logra amasar su fortuna o su reino porque comienza con poco o nada. Una necesidad desesperada lo impulsa a triunfar: no tiene nada que perder con su sagacidad, su audacia o su ímpetu, y no tiene un padre famoso con el cual competir. Este tipo de hombre tiene motivos para creer en sí mismo, para creer que su forma de hacer las cosas es la mejor, ya que a él le sirvió.

 

Cuando un hombre así tiene un hijo, se vuelve dominante y represor, e impone sus lecciones al hijo, que inicia su vida en circunstancias por ente diferentes de las que el padre enfrentó en sus comienzos.

 

En lugar de permitir que el hijo vaya en una nueva dirección, el padre intentará hacerle seguir sus propias pisadas, y quizás hasta desee, en lo más íntimo, que el hijo fracase. Al fin y al cabo, en su mayoría, los padres  suelen envidiar el vigor y la juventud de sus hijos, y desean controlarlos y dominarlos. Los hijos de ese tipo de hombres suelen convertirse en seres apocados y cautelosos, temerosos de perder lo que sus padres han ganado.

 

El hijo nunca dejará de estar a la sombra de su padre, a no ser que adopte la estrategia audaz: menospreciar el pasado, crear su propio reino, poner al padre bajo su sombra en lugar de permitir que éste le haga sombra. Si no puedes empezar de cero (sería necio renunciar a una herencia), al menos puedes comenzar de cero en la faz sicológica, liberándote del peso del pasado y marcando una nueva dirección. Los que logran superar a su padre, comprenden, en forma instintiva, que los privilegios de cuna son obstáculos en el camino hacia el poder. Por lo tanto, debes ser implacable con el pasado, no solo con tu padre y el padre de éste, sino con tus propios logros pasados. Sólo los débiles descansan sobre sus laureles y se vanaglorian de sus triunfos pasados. En el juego del poder nunca hay tiempo para descansar. Ni en la vida común y corriente, quien lo hace comete errores día con día, que van desde los simples, hasta los más graves de consecuencias irreparables.

 

Mayoritariamente, el padre echa una gigantesca sombra sobre sus hijos, y así los mantiene sojuzgados hasta mucho después de desaparecido, los ata al pasado, aplasta el espíritu juvenil y los obliga a recorrer el mismo tedioso camino que ha recorrido él. Sus trucos y trampas son numerosos. En cada cruce de caminos, tú debes vencer a tu padre y eludir la sombra que él proyecta.

 

Cuídate de poner los pies en los zapatos de un gran hombre, pues para superarlo tendrás que lograr el doble que él. Quienes siguen los pasos de otro son tomados por imitadores. Por mucho que te esfuerces, nunca podrás librarte de esa carga. Es una habilidad nada común la de saber encontrar un nuevo camino hacia la excelencia, una moderna ruta hacia la celebridad. Hay muchos caminos hacia la distinción y no todos se han transitado. Los más nuevos pueden resultar arduos de recorrer, pero a menudo hay atajos hacia la grandeza.

 

La sombra de un predecesor podrá utilizarse de manera ventajosa si se lo hace por elección, como una táctica que puede destacarse una vez que haya conducido al poder.

 

A menudo, el pasado, tiene elementos de los que vale la pena adueñarse, cualidades que sería tonto rechazar sólo por la necesidad de ser diferente. Aunque también muchas veces es mejor serlo. Tener un camino propio, sin copiar ni tener como modelo a gente que no conocimos, porque recuerda que la historia la escriben los ganadores y en su mayoría, lo hacen a su conveniencia.

 

Por último, a menudo es sabio no perder de vista a los jóvenes, tus futuros rivales en el poder y la vida. Así como tú tratas de librarte de tu padre, ellos pronto te harán el mismo juego, denigrando todo cuanto hayas logrado. Así como tú asciendes rebelándote contra el pasado, no dejes de observar a quienes surgen de abajo, y no les des la oportunidad de hacer lo mismo contigo. ¡Ponte atento!