30 junio, 2025
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México – Estados Unidos…

Lic. Alfredo Castañeda Flores     ANALISTA

27 JUNIO 2025.-Con más de 40 años de diferencia como naciones independientes, México y Estados Unidos de América han formado parte de la historia en las relaciones diplomáticas internacionales: comparten una de las diez fronteras más largas del mundo, formando parte -de los que quizá sea el único caso- de un país con un ingreso alto, compartiendo frontera terrestre con uno de ingreso mediano alto; una potencia de primer orden que comparte línea divisoria con un país emergente.

 

Acuerdos y desencuentros dan vida a la que, sin duda, es la relación más importante -políticamente hablando- de todo Norteamérica, e incluso del continente entero. Sus 3,152 kilómetros de frontera compartida han generado que, tanto uno como el otro, tengan siempre presente a su vecino en los temas de relevancia y trascendencia internacional; y en materia de Seguridad Nacional, lo es aún más.

 

La historia de ambos países se cimienta sobre hechos bélicos de gran magnitud, que a su vez se fundamentan en la ideología y doctrina reinante en los respectivos territorios; Estados Unidos vivió poco más de ocho años una guerra para lograr su independencia, cuya declaratoria emitida el 4 de julio de 1776, vería la victoria en la firma y reconocimiento de Inglaterra en la Paz de Versalles, el 3 de septiembre de 1783 (Taylor, s/a,).

 

Luego de ello, la política exterior del país tomó un rumbo con claros tintes de expansionismo, y defensa de su ideario nacional, situaciones que le han llevado a participar en las dos Guerras Mundiales, y enfrentamientos como la Guerra Fría. México, por su parte, libró una lucha armada de más de 10 años, partiendo del llamado de aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810, hasta la proclamación de Independencia en septiembre de 1821, pero que España no reconocería sino hasta octubre de 1823.

 

Las relaciones exteriores de México iniciaron con propósitos comerciales que poco después se tradujeron en la idea de difundir la democracia por América Latina y tratar de independizar a Cuba, pero las persistentes guerrillas internas y otrora las intervenciones extranjeras, hicieron que los gobiernos consecuentes, se preocuparan más por la defensa de la soberanía y el orden interno. Ya como naciones independientes, las relaciones entre ambos países fueron fuertemente marcadas por dos grandes intervenciones norteamericanas en suelo mexicano en los siglos XIX y XX: en 1847 y 1914 respectivamente; pero estos no han sido los únicos hechos que han alterado la relación política, económica y social entre estos “vecinos distantes”: partiendo de la Guerra con Texas y su posterior anexión a Estados Unidos en 1845, considerando el bloqueo naval en Acapulco en 1912, la segunda intervención norteamericana en 1914, la irrupción de tropas villistas en Columbus en 1916 que daría origen a la Expedición Punitiva, hasta llegar a las tensiones generadas en 1938 luego de la expropiación petrolera en el gobierno cardenista, son algunos ejemplos por mencionar.

 

Las relaciones entre México y los Estados Unidos de América se formalizaron una vez que México obtuvo reconocimiento internacional de su independencia. A pesar de ello, desde 1823, antes del reconocimiento español, ya se vislumbraban las problemáticas futuras: sin dinero y prestigio, el gobierno mexicano se enfrentaba a los reclamos de Estados Unidos por el estado de Texas, argumentando la pertenencia de ese territorio a la Luisiana, todo ello contra la firma del Tratado Adams-Onís que los propios estadounidenses firmaran con España en 1819 y que definía claramente las fronteras.

 

Ese mismo año de 1823, el presidente norteamericano James Monroe lanza su famosa frase que se convirtiera en autentica doctrina, “América para los americanos”. Con este, Monroe consideraba que un ataque hacia alguna de las nuevas naciones independientes, reconocidas por los Estados Unidos, representaba una actitud hostil directa hacia su país. Este hecho acrecentó las ambiciones norteamericanas de expansionismo, pues eso representaría aumentar la inmigración europea y con ello, la creciente riqueza.

 

Sin evento alguno de mayor importancia, el arribo del siglo XX trajo consigo un periodo por demás difícil para mantener el orden interno en el caso mexicano, el orden mundial en el papel ya no expansionista, sino intervencionista de Estados Unidos y, por consiguiente, en la agenda bilateral de ambas naciones.

 

Algo que continúa en el primer cuarto del siglo XXI, y lo estamos viendo en los recientes días, sobretodo con el retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, un intervencionismo con miras a sacar a la llamada cuarta transformación del poder en el país, porque está documentando aunque con filtraciones, que nunca faltan, premeditadas y a propósito de desestabilizarlos, las innumerables corruptelas y actos ilegales que durante estos casi siete años han realizado en detrimento de la mayoría pensante de los distintos rincones. Ya que así a sido siempre, se requiere la anuencia de los estadounidenses para gobernar a México, además no les conviene tener un estado comunista en la frontera más grande del mundo. Pero extrañó que les hayan permitido llegar, quizás, como a los que los eligieron, los envolvieron con retórica y verborrea llena de mentiras y falsedades y les abrieron paso, que ahora les están cerrando y veremos más en los siguientes días, semanas, meses y años. Por lo pronto, tienen muchos detenidos en su país y ya salió a la luz que tres instituciones fiduciarias presumiblemente, eran usadas para fines poco lícitos, las cancelaciones de visas a funcionarios y lo que falta. Tal pareciera que la historia se repite, ¿por desconocimiento? Al tiempo.