21 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Mexicanos religiosos…

La religión, como la política y los deportes, son temas tabúes, entre la gente de escasa materia gris, porque hablarse de ellos provoca enemistades, incluso golpes y algo más. Esto, porque las personas se apasionan, se idiotiza y pierden toda la realidad de las cosas.

 

En esta oportunidad, aprovecho el espacio para tratar unos puntos interesantes relacionados con la religión y los mexicanos.

 

Históricamente, la derivación religiosa de los mexicanos ha sido el catolicismo, que se desprende del cristianismo, que a su vez, es una de las tres religiones que existen en el mundo. Por muchos años, se mantuvieron pocas derivaciones, pero poco a poco, la gente astuta se fue fijando que el ser humano, por naturaleza, está ávido, necesitado de creer en algo, en alguien, en un ser superior que aunque no lo vea, ni sepa que en verdad existe, en las situaciones de mayor urgencia, sea para bien o para mal, se encomienda a él.

 

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que cualquiera que reúna determinados requisitos puede registrar su asociación religiosa (término usado), ante la Secretaría de Gobernación, e iniciar actividades, lo que no regula es lo que sucede una vez integrado a la comunidad, como dicen ellos. Ahí es donde deberían estar alertas, porque es una tremenda manipulación, donde el dinero fluye en grandes cantidades y en beneficio de pocos, muy pocos.

 

Para nadie es un secreto que en las miles de asociaciones que están registradas en México, se habla de más de ciento cuarenta mil, hasta el momento; se dan actos de extorsión disfrazados de todo, menos de lo que en verdad son. Aunque claro está, no toda la culpa es de los que presiden éstas, la culpa principal es de aquellos que se dejan engatusar por su urgente necesidad de ser oídos por un ser superior, que ahí, es más difícil que exista.

 

Primeramente, Dios es una esencia, una energía, algo que nadie ha visto y que por razones obvias no requiere de riquezas ni de bienes materiales, esto es algo que hasta este momento no entiendo de aquellos que se dejan engañar como niños, por estos charlatanes, muchos de ellos extranjeros. Esto lo digo, porque en cualquiera de estas comunidades, para no decir sectas, porque se incomodan, hay miembros de los distintos estratos sociales, aunque ya he señalado antes mi incomodidad por esta innecesaria división. Pero solo así entiende la mayoría. Además, gente con profesiones, con empleos y/o empresas bien remunerados, pero aquí, una vez más, queda claro que el dinero y el estudio nada tienen que ver con la inteligencia. Como reza la filosofía popular: hay inteligentes sin estudios ni profesión e idiotas con doctorado. Porque no es posible que crean lo que les dicen sus pastores o líderes religiosos, y sobre todo, no se detengan un momento a pensar si es correcto o no lo que les están predicando.

 

En fin, así de necesitados están muchos, a tal grado que no razonan.

Este tipo de asociaciones religiosas se han convertido en negocios jugosos donde no tienen que rendir cuentas a nadie de sus enormes ganancias, no aparecen como sujetos con obligaciones fiscales, muchas veces ni en las áreas penales, salvo que sea en el extranjero, porque nuestro país es un paraíso para los que actúan al margen de la ley.

 

Es sabido que abusan o con total consentimiento, tienen relaciones sexuales con menores de edad, mujeres y hombres físicamente atractivos, no importa su estado civil, al pastor le permiten todo, porque, según ellos, así lo decidió Dios y para muchos es un honor ser poseídos por el enviado de él en la tierra. Sé que esto es difícil de creer para algunos, pero es real.

 

Aunque cada vez se va reduciendo el número de católicos, siguen siendo mayoría y, en esta, a diferencia de las asociaciones, solo se les extorsiona mediante la manipulación, a los que acuden a platicar y pedir consejo a los sacerdotes, se dice por ahí, a la santa mafia; los demás no son molestados, salvo que se acerquen por urgencia o necesidad.

 

Así las cosas, amable lector, de verdad el ser humano mexicano, mayoritariamente está mal, porque por un lado, se resisten a pagar impuestos, a pagar sus deudas, pero dilapidan el dinero dándoselo a sus líderes religiosos de dudosa procedencia. Frente a ellos, no protestan, no gritan ni patalean, como lo llegan a hacer ante las autoridades, ante el gobierno, ante los que les hacen un favor. Creyendo que con eso tienen ganado un espacio en el cielo. Ingenuos, eso solo es un invento de las religiones para mantener a la gente atemorizada y poderlos manipular a su antojo.

 

La religión, aparte de ser un tabú por hablar de ella, es un impedimento para alcanzar la felicidad y principalmente la riqueza individual, y como Nación, observen a los musulmanes, judíos, orientales, ellos son una maquinaria de hacer dinero, ellos no tienen el miedo inculcado ni la falacia de que ser rico es cosa del demonio. El día que dejemos de lado la religión y nos dediquemos a trabajar, ese día el país crecerá, aunque claro que no es el único impedimento, pero si el más importante, porque los que más se acercan a la religión, son aquellos que más “pecados” cometen, han cometido y siguen cometiendo. Esos que en todas sus pláticas mencionan el nombre de Dios.