Este lamentable acontecimiento en el hermano Municipio de Tacámbaro debe obligar a los patzcuarenses y sus autoridades a llevar a cabo una intensa reflexión; me refiero a lo que puede ocurrir en las áreas adyacentes de nuestro mercado municipal, mismo donde ya hemos tenido desagradables experiencias.
Entrar a las calles que rodean al mercado de Pátzcuaro es meterse a una serie de intrincados laberintos que no cuenta con la mínima señalización para casos de emergencia, las instalaciones eléctricas son deficientes, se maneja gas butano para la elaboración de alimentos, por costumbres religiosas (que se respetan ), algunos comerciantes suelen prender veladoras y dejarlas hasta que se consumen.Reconozco que el derecho al trabajo es inalienable, que el mercado también ha sido botín político y eso impide un reordenamiento efectivo; Reconozco también que en su tiempo se construyó el Mercado Tariácuri para abatir la problemática, pero la incuria de la autoridad municipal abortó ese proyecto noble; sabemos también que se juegan muchos intereses económicos con la venta de espacios en esas áreas.
Los mercados del antiguo Molino y el ex Rastro pintan para convertirse en elefantes blancos, es más uno de ellos ya parece casa de Campaña del Delegado Federal de la SEDESOL en el Estado. Urge hacer algo.
Todo se puede hacer cuando exista diálogo y se anteponga el interés general al particular y como dijo el dicho “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.