Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
30 AGOSTO 2024.-La finalidad de las mentes fuertes, brillantes en el mundo, es alcanzar cada día la sabiduría, porque con ella se logra todo lo demás.
Sin embargo, en nuestro país, eso es irrelevante para la mayoría de los ciudadanos, que viven sin un futuro prometedor, que carecen de objetivos y metas para vivir lo que se denomina vida.
Es sabido que la mayoría de mexicanos están en la pobreza extrema, sea económica, cultural y espiritualmente, por separado o todas juntas, porque su forma de ser, de ¿pensar? Es tan poco interesante.
Se habla y es correcto, que solo el uno por ciento tiene todos los emolumentos necesarios para vivir bien, para estar bien, para ser feliz.
Por ende, el abundante noventa y nueve por ciento está del lado contrario a la bonanza y felicidad, tal vez por eso tenemos el gobierno que merecemos.
¿El culpable? Todos y cada uno, porque las mismas oportunidades que tienen uno, tenemos todos. Es mentira que unos pocos son los privilegiados. El que quiere mejorar, lo logra. Y la mayoría solo vive de sueños sin atreverse a cumplir. Cuántos de nosotros recordamos a nuestros padres comentar sus sueños, que poco o nunca lograron, todos. A menos que deveras seas un pobre extremo, que no platicas ni platicabas con ellos. Que también son un buen número.
El mexicano es único en el mundo, pero desafortunadamente no es una cualidad digna de imitar o presumir. Sino porque no acepta que se le mencionen sus errores, no es capaz de cambiar su forma de ser y pensar, no acepta que se le diga no, que se le niegue cualquier cosa, que se le diga la verdad.
Desde niños, hemos sido saturados con las cantaletas, que más han empobrecido a las nuevas generaciones, recordando a las películas de charros y balazos, que se atribuían a Jalisco. Como la trillada frase: “Jalisco nunca pierde y si pierde arrebata” cuando una vez que hemos crecido, sabemos que ese estado es el mayor creador de homosexuales, o por lo menos eso se rumora a nivel nacional. Además de que arrebatar algo de forma arbitraria sin haberlo obtenido o ganado en buena lid, es algo indigno, que no merece ser presumido. Aunque en nuestro país, es algo tan frecuente y común. Pero no debería ser así.
Pues bien, regresando al tema central, tanto hombres como mujeres, por igual, rara vez reconocen que hacen o están mal, esto de forma sincera y clara. Porque muchos de apariencia lo hacen, momentáneamente, pero de inmediato reculan y comienzan a mencionar muchos pretextos para justificar su pérdida, su derrota, su error. Sí pasó, pero no tuve la culpa porque … y así sucesivamente.
Todo eso no abona en nuestro favor, al contrario, y debido a la diversidad cultural que existe en el mundo, y que aquí no es la excepción, los extranjeros radicados en el país, se dan cuenta de la clase de seres que somos, y lo van comentando a sus paisanos cuando viajan a visitarlos en su país de origen, y con justa razón.
Por supuesto que hay nacionalidades más abundantes, una de ellas, son los argentinos, donde quiera que lances una piedra, hay altas probabilidades de que le des a uno de estos ches. Y por el futbol, ha crecido la rivalidad entre ambos países, a pesar de que los medios de comunicación, infestados de argentinos, para variar, nos quieren manipular que, si eliminan a México en los mundiales, sigamos apoyando a Argentina o Brasil, porque son americanos. Una completa estupidez.
Estos individuos, en su mayoría de piel blanca, hay contados casos de gente de tez morena, de indios, nacos, corrientes no nos bajan, incluso en nuestro país. Porque ellos se sienten únicos, están incrustados en los mejores lugares, restándole posibilidades de ascenso a los nacionales, porque son prietitos y feos.
Ya en otras entregas he mencionado que, en el mundo, no nos ven de buena manera, si no con recelo, así como lo menciona Donald Trump, que somos un país de delincuentes en general. Ah, pero lo comentas a tus cercanos y lo primero que hacen es decir que está loco, que ojalá pierda (ya ganó una vez), que lo que comentas es falso, que todo el mundo nos ama. Vaya estupidez.
En lugar de aceptar, de reconocer los errores que todos cometemos a diario, preferimos la puerta falsa y fácil (creen ellos) de negar la realidad, en lugar de ir modificando nuestra pobre manera de ser. Basta con ver nuestro alrededor, sabemos que estamos mal. Que necesitamos cambiar lentamente, porque desafortunadamente, los milagros no existen y no se puede de la noche a la mañana o de hoy a mañana, pero lo importante es empezar a hacerlo. Que sabes, amable lector, no se hace. Somos de corta memoria, y todo se olvida con facilidad. Quieres bajar de peso, solo andas emocionado unos cuantos días y después, nada. Quieres mejorar cualquier área de tu vida, lo mismo. Todo se olvida con facilidad, bueno o malo, da lo mismo, sin embargo, como son vicios, la mayoría son malos.
Hablamos mal, aunque se corrija, se sigue igual, actuamos mal en lo que sea. Justificamos las idioteces y las replicamos, por eso hay tanto mal llamado influencers, publicando basura y con ello ganan más que la mayoría, porque otros más imbéciles que ellos ven y consumen su contenido en las redes sociales.
México es un país de escaso talento y preparación, y lo podemos observar en el área que tú me digas, inteligente lector, medios, política, cultura, farándula, etcétera. Además de que los mejores salarios y posiciones las tienen extranjeros. Chécalo.
Las estadísticas solo son mediciones que no reflejan la realidad, porque hay muchísima gente que en este 2024 no saben leer ni escribir, pero según el área encargada de eso, se habla de un 5 % de analfabetas que traducido en número son alrededor de seis millones y medio de nacionales. Son demasiados, pero la realidad lo es aun más. Otra de tantas mediciones falsas es la de nivel de estudios, manejan que el 49.3 % tiene la educación básica, el 24 % media superior y el 21.6 % superior. Eso elevado a cantidades darían algo incorrecto, porque cada vez hay menos gente que concluye la primaria, secundaria, bachillerato, estamos en total retroceso, esto, por supuesto, influye en todo, porque entre menos educación, más descomposición. Y se puede poner peor. Al tiempo.