Don Luis G. Aburto, un buen amigo ya fallecido, representó en el PRI de Tacámbaro, y en las decisiones políticas de fines del siglo pasado, un poder que tuvo influencia para la conformación de los ayuntamientos locales y el suficiente contacto con las esferas estatales para beneficiar o zancadillear a grupos o personas.
En los últimos meses de su vida, a fines de la década de los 90 del siglo pasado, el doctor Mario Osoyo Cornejo fue médico de cabecera de don Luis G. Aburto y se estableció o, mejor dicho, se amacizó una amistad grata que perduró hasta el fallecimiento del hombre que, mañana tras mañana, recibía los reportes del ayuntamiento antes que el propio alcalde en turno.Inquieto como ha sido en toda su vida, el galeno Mario Osoyo Cornejo intentó ser, en aquella época, alcalde priista de Tacámbaro en vano. Le buscó por aquí, y le falló. Le intentó por acá, y sus proyectos se venían abajo.
Cansado de que el dedazo, las negociaciones de los grupos priistas en el poder, no le favorecían, Mario Osoyo Cornejo hizo un anuncio que, en aquella época del crecimiento del Partido de la Revolución Democrática, cimbró la estructura del tricolor en Tacámbaro: se iba con sus canicas al sol azteca y buscaría ser alcalde con tal instituto político, acompañado de un grupo de conocidos priistas.
Entre visitas de doctor y de amigo a la casa de don Luis G. Aburto, allá por la calle del panteón municipal, Mario Osoyo Cornejo convocó al pueblo y a la prensa en la pérgola de Tacámbaro para dar a conocer que ya era perredista, llevando consigo, decía, a 4 mil simpatizantes que nunca se concentraron en el centro histórico, donde quemó su credencial del PRI.
Tal acontecimiento puso enfermo a muchos priistas, entre ellos a don Luis G. Aburto, que era inevitable que platicara con el galeno rebelde para decirle que no renunciara al tricolor, que mejor se quedara para otra oportunidad política que estuviera esperando de ser alcalde de su municipio.
Mario Osoyo estuvo a punto de recapacitar, pero no desistió de su renuncia al PRI y la hizo efectiva, incluso siguió siendo médico de cabecera de don Luis G. Aburto cuando participó en la política del PRD y se encontró con la pared de los militantes soviéticos de ese instituto, quienes le impidieron ser candidato al gobierno de Tacámbaro e, incluso, con el paso del tiempo, al no ser favorecido con tal pretensión, jugó a las contras y el sol azteca, su comisión nacional de Quejas, lo expulsó junto a simpatizantes como Luis Meza, Pedro Rivas, El Morado Servín, el profesor Gildardo Mandujano y otros.
Ya en épocas recientes, Mario Osoyo Cornejo reaparece en otro intento de ser alcalde por el PRI y nuevamente lo bloquean, pero es para contarlo en otra historia…