Hoy quiero aprovechar el espacio para hablar de un tema muy importante para la mayoría del país y, por supuesto, del mundo: El dinero. La ambición positiva no es mala, se convierte en maliciosa cuando haces cosas ilegales o poco gratas para conseguirlo.
Los mexicanos, en su mayoría, son pobres, pobres en ideas, en cultura, en educación y sobretodo, en recursos financieros o económicos, por esa pobreza, culpan de su desgracia en su totalidad al gobierno, pero éste solo tiene una mínima culpa, la gran parte, es de cada uno de los individuos que están en esa situación.
Como lo he señalado en otras entregas, la filosofía popular señala: cada quien es el arquitecto de su propio destino, nada tan cierto. Si desde joven no tuviste o no quisiste prepararte académicamente, y te interesaba más la fiesta, el relajo, el sexo que la escuela, ¿cómo esperas tener una mejor posición en cualquier empleo? Si aparte estás acostumbrado a solo hacer las cosas cuando te las ordenan, no tienes iniciativa propia o te gusta estar de flojo en las horas de labor, jamás esperes que el patrón te considere para escalar los peldaños del organigrama dentro de su empresa, o institución (aquí, no solo hablo de ser obreros, sino docentes en el ámbito educativo, sobre todo ahora que han proliferado las escuelas particulares), esto dentro de la administración privada, porque dentro de la administración pública, el método es distinto, ahí te puedes jubilar y nunca ascender aunque te esfuerces demasiado, dijera la Nana Goya, esa es otra historia.
Retomando el tema analizado, el mexicano promedio, común, que desafortunadamente, para el crecimiento del país, son la mayoría; no tiene capacidad de análisis, de razonamiento, no piensa en el mañana, y cuando llega dinero a sus manos (sea poco, regular o mucho), lo primero que hace es endeudarse, comprando muchas veces artículos que no necesita, porque tal parece que el dinero les quema las manos y necesitan deshacerse lo antes posible de él, pero no solo de lo obtenido, sino gastan de más, y esto se convierte, en un lastre que a futuro les traerá terribles consecuencias, siendo la principal, la pobreza económica. Pero en el intermedio, se convierten en parásitos chupasangre que andan buscando como obtener dinero fácil, sin importar como llega a sus manos, para eso piden fiado, prestado, defraudan de distintas formas, y cualquier acción que engañe, afecte el patrimonio de otros y les de ganancia a ellos, teniendo siempre excusas y pretextos para sus actividades para nada lícitas. No saben emprender, se van por lo más fácil.
Esto y otras cosas que nos distinguen a nivel mundial ha propiciado desde siempre que muchos extranjeros vengan a instalarse a nuestro país, con sus empresas y se lleven a sus países o a bancos en el extranjero, mucho dinero que debería servir para mover la economía interna de nuestro país.
Los extranjeros, principalmente europeos, árabes, judíos y orientales, que son de los más poderosos económicamente hablando del mundo actual, nunca han tenido miedo a la riqueza, ellos han aprendido y les han enseñado desde niños que el dinero es necesario y deben buscarlo siempre, para eso, les han enseñado y han aprendido muchas técnicas legales para ser millonarios. Incluso en sus libros religiosos como la Torá los instruyen a ser poderosos, lo que en la biblia de los católicos, señala, lo contrario, que el dinero es malo, que los ricos se van al infierno, desde ahí ya se está amedrentando y concientizando para mal, y los que no tienen capacidad de raciocinio, jamás despiertan.
Como dije antes, el dinero bien aplicado mueve la economía de un país, pero como México es un paraíso de empresas, tiendas y negocios extranjeros, se queda poco aquí, lo que origina que haya devaluaciones frecuentes, crisis económicas por falta de liquidez circulante, y de esto tampoco el gobierno tiene la culpa total, la culpa es de todos y cada uno de los que se olvidan de las pequeñas tiendas, de las fondas y cocinas económicas de X persona, y prefieren comprar en las grandes cadenas de tiendas departamentales, de autoservicio, restaurantes de comida rápida (sin sabor), lujosos inmuebles y letras espectaculares, aunque carezcan de un buen sazón, pero que alimentan el ego y sobretodo, la necesidad de sentirse importantes de la mayoría de individuos que frecuentan dichos lugares.
Todo esto ha terminado con la quiebra de los pequeños tendajones que alguna vez dieron de comer a más de una familia, pero como el mexicano no razona, no analiza, culpa solo al gobierno de lo que sucede, pero el verdadero culpable eres TU, un ejemplo de verdadera fortaleza económica es Alemania, recordarás amable lector que estuvieron inmersos en la segunda guerra mundial, tuvieron pérdidas humanas, económicas y territoriales, porque fue dividida por el famoso muro de Berlín que en 1989 fue tirado y unidas ambas naciones en lo que había sido antes, solo una Alemania, pues bien, su gran capacidad mental, pese a la división, en pocos años los volvió a posicionar como una gran potencia económica, la principal de Europa y aunque por historia, tradición o falacias, se considere como número uno del mundo a los Estados Unidos, en lo personal estoy seguro que Alemania lo es.
Pues bien, su economía está basada en comprar en pequeños negocios de la esquina, de la colonia, y no permiten la instalación de grandes consorcios extranjeros que solo se llevan el dinero fuera del país en decremento del país, ellos lo saben, todos los países, por supuesto México, han tomado los modelos de los grandes pensadores y doctrinarios alemanes, lo malo es que lo leen, incluso lo enseñan en las universidades, pero no lo aplican, se hace una mezcla ilógica de muchos países, modelos económicos, y los resultados ahí están. Para nada ejemplares y mucho menos benéficos para nuestra sociedad.
Desde la época de la colonia se acuñó el término malinchista, atribuido a la Malintzin, Malinche o Marina, que según la historia, traicionó a los aborígenes, pues eso sucede hasta nuestros días, aquí en México triunfa cualquier extranjero, aunque tenga menos talento que los nacionales, sigue predominando esa baja autoestima, ese complejo de inferioridad de la mayoría, de considerar lo nacional corriente, de baja calidad y sentir que todo lo extranjero es mejor. Esta mentalidad mediocre, cerrada, nos tiene en el ostracismo y en la pobreza a nivel mundial.
¡¡¡Feliz Navidad!!!