5 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Los viajes más increíbles (de los animales)

Condé Nast Traveller

 

“Cuando una avispa sale volando en expedición de caza, ¿cómo encuentra de nuevo su colmena? ¿Cómo se las arregla un escarabajo pelotero para hacer rodar su bola de excremento en línea recta? Tras dar la vuelta a todo un océano, ¿qué extraño sentido guía a una tortuga marina de vuelta a la misma playa donde nació para poner sus huevos? Cuando se suelta a una paloma a cientos de kilómetros de su palomar, en un lugar al que nunca se ha acercado, ¿cómo consigue encontrar el camino de vuelta a casa?”.

 

Estas son solo algunas de las preguntas que David Barrie, un apasionado de la navegación, se empezó a hacer hace ya algunos años. De niño le fascinaba la mariposa monarca y la historia sobre el viaje de 3.600 kilómetros que hace esta especie desde Canadá hasta un punto concreto del sur de México en 75 días.

 

¿Cómo es posible un desplazamiento así sin haber realizado nunca antes la ruta? Su curiosidad por esta especie le llevó a buscar investigaciones de todo tipo y, una tras otra, fue descubriendo más sobre cómo se mueven las mariposas, pero también muchos otros animales.

 

Descubrió que algunas bacterias, por ejemplo, tienen unas pequeñas partículas que cuando se unen por los extremos actúan como agujas de brújula. Que hay gusanos que utilizan el campo magnético de la Tierra para cavar sus agujeros en el suelo. Y que las hormigas rojas usan, entre otros instrumentos, puntos visuales de referencia. Que varios tipos de peces, entre ellos anguilas y tiburones, son sensibles a campos eléctricos.

 

Que los abejorros pueden detectar los campos de electricidad estática que rodean las flores e incluso distinguir unas especies de otras a partir de los patrones eléctricos que generan. Aprendió que los escarabajos peloteros se guían por la luz de la Vía Láctea y que los salmones regresan a su lugar de nacimiento siguiendo su olfato.

 

Ahora David Barrie nos descubre estas y otras curiosidades en Los viajes más increíbles (Editorial Crítica), un libro que también recoge las investigaciones y experimentos (algunos realmente sorprendentes) que se llevaron a cabo para conocer todos estos detalles.

 

También explica historias como la del cascanueces americano que consigue sobrevivir a los largos inviernos en la montaña gracias al acopio que hace de semillas durante los meses de verano y que esparce en un radio de 260 kilómetros cuadrados. De hecho, una sola ave puede llegar a esconder 30.000 semillas en hasta 6.000 escondites distintos.

 

O el caso de las abejas melíferas, que son capaces de alejarse hasta 20 kilómetros de su colmena para buscar provisiones y encontrarlas tiempo después a través de una danza con las posiciones de los puntos cardinales.

 

Un libro, pues, lleno de información sobre los viajes en el reino animal y con una advertencia también –por cierto– de cómo la mano del hombre y el cambio climático puede afectar sus sistemas de navegación.