22 abril, 2025
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Los quince años de la Mayaye en Pátzcuaro…

Al llevarla a Bautizar, sus padres aún no se habían puesto de acuerdo sobre el nombre de la niña. Mientras la mamá exigía que se llamara Yesenia –porque así se llamaba una muchacha muy bonita de los cuentos de “Lágrimas y Risas”- por su parte, el papá estaba obcecado porque llamase Yadira, -es que así se llamaba una linda joven que salía en los cuentos de “Kaliman”- ambas revistas de moda como: “El Payo”, “Memín”, “La Familia Burrón”, “Capulina” “Chanoc” y otras con las que crecimos y abrevamos conocimientos los de nuestra generación…

Ya ante la pila bautismal, la chilladera de chiquillos, el tufillo a Dragón del Sacristán, los infaltables olores “a patas” a “sobacos” perfumes finos y los no tan finos que vendía en abonos “El Señor de los aromas”,- Don Luis Estrada- se entremezclaban en el reducido bautisterio… Se imponía el gesto adusto del Señor Cura. De uno en uno a los grupos de padres y padrinos les fue preguntado qué nombre le impondrían al presentado;… todo iba bien, hasta que llegaron con nuestros “susodichos”: ¡Yesenia! -dijo la mamá! – ¡Yadira! –dijo el papá- y ¡se armó “La de Dios es Padre”!… El Señor cura para salvar la situación dijo en tono imperativo… ¡”Yo te Bautizo con los nombres de María Yadira Yesenia”! y para que no hubiera problema de pronunciación… ¡ la interfecta pasea por la vida, con el apodo de” la MAYAYE”!, -a sugerencia también del Cura, claro- pues abarca en una sola voz su tercia de nombres…

… La Mayaye creció desarrollando habilidad para soñar…, decía con cierto conformismo: “por lo menos en el sueño disfrutó lo que la vida real me niega”… Por esos tiempos, la meta de estudios de muchos de los de “La Probería”… – como “yo…pensaba”-, era madamas terminar la Primaria… Comentan que nuestra amiga estudió los 6 años….. Solamente que… ¡de primero no pasó! Para no permitir que los maestros la siguieran reprobando, decidió mejor que… la reprobara ¡la vida!…

Ya de grande se empleó en varios oficios: hacer tapetes de henequén, elaborar chocolate de metate, deshilar servilletas artesanales, trabajadora doméstica…. Un día fue invitada como mesera a una fastuosa fiesta de 15 años de una jovencita” de la mejor sociedad” que ni tarda ni perezosa aceptó, una vez que recibió las indicaciones y en lo que daban la orden de servir, la Mayaye se asomó al recinto ceremonial, se quedó sorprendida por el lujo, la fastuosidad, contemplando dubitativamente… … …¡Qué padre fiesta!, ¡qué guapos muchachos vestidos de cadetes, marchando con galanura! y la quinceañera al centro… – ¡como si fuera una reina!- ¡Qué hermosísima muñeca que le obsequiaron! … ¡qué emoción cuando el Salón Casino de La Posada San Rafael se oscureció… ¡de pronto brotó una hilera de luces multicolores… y en el centro apareció la quinceañera como una reina entre nubes de humo, recibiendo de familiares quince rosas y “La Orquesta Eréndira” tocando hermosos valses…

… Después un hombre tomó el micrófono para pronunciar grandilocuentes palabras, de modo que la festejada se sintiera en el centro de luces, miradas y atención de general de la selecta concurrencia… a cual más de elegantes: los hombres vestidos de frac, las mujeres de elegantes vestidos de noche y etéreas fragancias que impregnaban el elegante recinto.

En ese ambiente de fiesta los selectos invitados competían por traer el mejor regalo, depositándolo uno a uno en la mesa de honor donde reposaba hermosísimo pastel con tonos blanco y rosa, en tanto la princesa de la noche con un formidable hermoso vestido de organza matizado de un tenue rosa con discreto brillo ¡tan hermoso! Unos collares de perlas finas que caían como cascada sobre el cuello de la grácil quinceañera, unos aretes que parecían tener luz propia… Por unos momentos La Mayaye soñó que ella era la agasajada y con garbo, salero y mucha alegría se dejaba conducir de la mano de un apuesto chambelán al ritmo de un vals que le parecía entonado por orquesta de querubines y el coro de los ángeles… ¡qué hermoso era todo!… ¡mas de pronto!…¡ un pellizco en su brazo la volvió a su triste realidad!… ¡Órale canija no le pago pá que esté de boba!…

…. Volvió de pronto a la cruda realidad. ¡En ese rol no estaba ella!… era solamente una pobre mesera más que debía atender a los invitados por unos cuantos pesos, para eso la había contratado “El Chabelo”, un viejo malora y argüendero que se jactaba de tener amistad con los ricos del pueblo, y para esta ocasión había invitado a varias de sus amigas a atender esa fiesta…

Mayeya pensaba…. “yo nunca seré digna de una fiesta así”… – por más que soñó con ello… “Nunca tendré esa dicha, mi familia es pobre y sin dinero, además ya tengo 17 años”… Pero recordó que alguien dijo que la candidez de los quince no es cuestión de números… más bien, es cosa de sentimiento; la transición de niña a mujer es algo más que una presentación en sociedad. Es la maduración con responsabilidad en todos los sentidos de la vida, considerando que las ilusiones no son solamente quince rosas!… ¡Son afirmaciones de sueños hermosos que forman metas de altas miras, que no mueren aún con lo agreste del tiempo!… es mirar con optimismo, con amor a la vida y lo hermoso que le rodea; ¡los bello es eterno cuando se tiene amor, lo imposible se logra cuando se tiene fe!…, ¡cuando se tiene la dicha de saber soñar:… ¡Aun en las peores condiciones!…

Recordó a su amiga “La Tacuche” y sus “15”; buscaron padrinos y madrinas de todo, …ya habían apartado fecha en “Obregón 7” (lugar donde por mucho tiempo se hacían “tardeadas musicales”), y,… a “la mera hora”… ¡Todos los padrinos se les “rajaron”… Finalmente la fiesta fue en el “ecuaro” de su casa, no les alcanzó la comida… les habían prometido al famoso regionalmente grupo “”Los Salterios”, se tuvieron que conformar con el sonido “RADSON” de “Don Cirilo”, el de la Colonia San Lázaro y darles “Agüita Loca” a los invitados, “gorreros y colados”…

“Esta fiesta lujosa también será mía… ya verán”: –Tomando una charola de copas pletóricas de vino, acicalándose el pelo, entró en el momento preciso que la elegante quinceañera bailaba, salió al escenario con su charola, como un ángel casi flotaba al compás del “Danubio Azul”, ofreciendo copas a cada selecto invitado, en su rítmico caminar, llegó hasta los chambelanes uno a uno con graciosa caravana, después, con elegancia y delicadeza da a la Reyna de la fiesta su copa y brinda con ella… fundiéndose en un abrazo … recibiendo ambas, estruendosa ovación de la selecta concurrencia, ¡ante los ojos de furia del malvado Chabelo!….