Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
16 abril 2021.-Queda claro que el oficio más desdeñado por la gente pensante es el político, pero también es el más deseado por la gente sin cultura, capacidad y educación. Es uno de esos raros casos donde la dualidad queda a la mitad.
Así es, amable lector, las personas que tienen mentalidad ganadora, que no tienen miedo al fracaso, porque saben que así se llega al rotundo éxito, no pierden su tiempo que, para ellos, significa dinero, en buscar algún cargo político, aunque como en toda regla general, existen excepciones y cuando logran alcanzar un espacio en la administración pública y cualquiera de sus tres niveles, lo hacen de una manera acertada, pero ya no les quedan ganas de seguir formando parte de ese grupo tan detestado por la ciudadanía.
Por otro lado, están los que les encanta el oficio del engaño y la manipulación. A este selecto grupo pertenecen aquellos individuos que apenas realizaron estudios básicos, dejaron una carrera universitaria trunca o la concluyeron pero con pésimas calificaciones, esos que desde niños les encantaba el chisme, defender y/o pelear por las causas perdidas, esos que andaban metidos en todo, menos en lo importante, que en las escuelas se acercaban a los peores docentes, esos que faltan mucho, que no saben impartir sus asignaturas; asimismo, eran los primeros en suspender clases, tomar las instalaciones y otras linduras que tanto afectan a la educación y a la sociedad en general.
Una vez llegados a la edad en que necesitan trabajar para vivir, se fueron acomodando en espacios públicos-políticos gracias a sus malas artes para dominar a la población de cualquier poblado o región, forman parte de la administración pública en cualquiera de sus niveles, han sido electos por voto popular, por lo que ya se quedan para siempre, acostumbrados a vivir del erario público, no haciendo otra cosa, más que vivir de la ubre presupuestal. Y como claro que hay altas y bajas, es decir, en ocasiones están en el ánimo del gobernante en turno y, en otras, no, pero tienen que mantenerse diariamente, tanto ellos como cuando tienen familia; esa es una de las causas que propician que cuando tienen un cargo, empleo o comisión se dediquen a la tranza y la corrupción, porque tienen que ahorrar para cuando no lo tengan, claro que esto no es justificación, pero así lo acostumbra la mayoría de nuestra clase política.
Desafortunadamente, la ciudadanía tiene mucha culpa en eso, porque la mayoría tiene algo que no reúne los requisitos legales, y claro que cuando se intenta aplicar la ley, resultan afectados, por lo que tienen que recurrir a sus influencias, palancas y amistades en el poder, para que los dejen de molestar y así se inicia la cadena de corrupción, porque la mayoría piensa que una “mordida” es más barata que pagar la multa o infracción a que se hicieron acreedores, además de que otra de las causas es la aparente falta de tiempo, pues resulta que la mayoría de la gente está ocupada por cosas sin importancia, que les impiden acudir a las instancias respectivas a pagar y prefieren caer en las redes de lo que más se quejan: la corrupción. Vaya contradicción.
Pero retomando el tema político, este año se ha denominado como el de las elecciones más grandes de la historia, y eso es porque se eligen quinientos diputados federales por ambos principios, 15 gubernaturas, 30 congresos locales y las alcaldías, sindicaturas y regidurías de 30 entidades federativas. Las campañas federales ya arrancaron, son 60 días de arduo trabajo de convencimiento, lo mismo sucede con las gubernaturas, pero las diputaciones locales y alcaldías varían los tiempos, según cada estado y su instituto electoral, pero van de los 30 a 45 días de actividad.
Estamos siendo testigos de innumerables casos de individuos que aparecen como pre o candidatos, que honestamente te preguntas, amable lector, ¿de donde salieron estos sujetos? Y es que no tienen ninguna de las características que cualquier cargo público de elección popular, como es el caso, requiere, empezando por la presencia, pero así están las reglas del juego, no se exigen más requisitos que la residencia y la edad. Así, cómo se esperan mejores resultados, si la mayoría de los que alcanzan su propósito de ganar, carecen de la mínima capacidad, probidad y experiencia para X o Y cargo.
¿Lo dudas? Un legislador necesita saber y conocer de leyes, porque esa es su función principal, crear, modificar y abrogar leyes. No es por demeritar a ninguna profesión, pero las demás no lo saben. Por otro lado, para gobernar un municipio se necesita saber de administración, porque el alcalde es un micro gobernador o presidente de la República y tiene presupuesto a su encargo, que debe saber distribuir en lo que el municipio necesita que sea para beneficio común de los gobernados. Pero la mayoría de los que llegan no saben ni leer, no conocen la función que pretenden desempeñar, o tienen una carrera completamente distinta a lo necesario, son ex deportistas, faranduleros, dirigentes de colonias, taxistas, sindicatos, o de cualquier gremio, que sin afán de ofender, carecen de lo más elemental para desempeñarse satisfactoriamente. Pero estamos en México, donde seguiremos estancados en el ostracismo y la pobreza económica, cultural y política. Porque en lugar de avanzar, seguimos retrocediendo. ¡Ánimo!