21 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Los derechos femeninos…

El tema que hoy trato tiene opiniones encontradas, sobre todo entre los propios hombres, pero recientemente, algunas mujeres han externado su opinión en contra, dado los recientes acontecimientos.

 

Quiero iniciar con el contexto de mi análisis. Por naturaleza somos resultado de la unión sexual de un hombre y una mujer, no hay otra forma de procreación, lo demás es otra historia. Haya o no una familia formalizada por las leyes del hombre, la sana convivencia, intereses de pareja, o la causa, motivo, razón o circunstancia que cada quien elija; los hijos convivimos más tiempo con la madre, el padre en su calidad de recolector, tiene que salir a buscar el sustento diario.

 

Esto origina que de manera consciente o inconsciente, los hijos vayan absorbiendo la forma y manera de ser de la mujer que pasa más tiempo con los hijos (la madre cuando hay pareja, la abuela cuando la madre trabaja, la tía cuando no hay abuela, etc.), por naturaleza, la mujer siempre se está quejando, siempre está inconforme con sus actividades, siempre está buscando con sus palabras, engañar o modificar los sentimientos de los hijos hacia el padre, recuerda amable lector que la mujer requiere hablar el doble diariamente o más, que el hombre, por lo que está repitiendo lo mismo, demasiado seguido, porque según su preparación y grado de conocimiento, esto va disminuyendo, pero no en alto porcentaje.

Lo he dicho en anteriores entregas, el tema de conversación de toda mujer es atacar, muchas veces de forma inmisericorde al hombre, desafortunadamente, esto lo hacen más con los hijos, de ahí que muchos hombres adultos sientan la necesidad de proteger a la mujer.

 

Pues bien, desde que recuerdo, he venido escuchando en los medios de comunicación, cada vez con más injerencia y de manera estruendosa, que las mujeres pelean por sus derechos, que buscan equidad, igualdad, para ello, se crean leyes, se agregan artículos, se reforman, derogan o modifican, acuerdos, reglamentos o dependencias gubernamentales, en aras de protegerlas. Pero ¿y al hombre?, ninguna ley vigente o anterior, señala que el hombre vale más o tiene mejores derechos que la mujer, y la máxima ley del país, la llamada Carta Magna, es decir, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4 señala lo siguiente: “El varón y la mujer son iguales ante esta ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia”.

 

Sin embargo, pese a ello, las mujeres y muchos hombres inmaduros, por no utilizar otro adjetivo; a diario, han buscado beneficiarlas de forma exagerada. No quiero ser visto como misógino, mucho menos como machista (la palabra usada para insultar a un hombre que tiene razón), mi comentario es, en base a lo observado, durante mí andar por la vida, analizando, una vez que alcancé determinado grado de madurez y la sabiduría que dan los años, recordando, analizando y reflexionando, sobre lo que decía mi madre de mi padre y lo que es, capacidad que pocos hombres tenemos, la mayoría se guían por las emociones y no por la razón, por el amor ciego, muchas veces enfermizo, y no por la realidad, no pueden separar el mito de la verdad, no intentan por lo menos, poner en entredicho, valga la redundancia, el dicho de una madre. Eso para ellos resulta un sacrilegio, para los católicos, un pecado, para los ignorantes la peor de las blasfemias, etc. y así, no se puede.

 

A que voy con todo lo anterior, a que en la actualidad, cualquier ley, protege más a una mujer, tenga o no la razón, y peor aún si la autoridad competente, es mujer. Lo más común, observado, en el ámbito jurídico, son los juicios de alimentos y patria potestad de los hijos menores engendrados, sea en matrimonio, unión libre o simple pasión de fin de semana. Las mujeres, en su mayoría, utilizan a los hijos para obtener beneficios económicos, pese a existir un fallo judicial, no les permiten a los padres ver a sus hijos, y éstos, aunque se lo hagan saber al juzgador, le dan la razón a la madre, por lo que siempre salen perdiendo, claro que hay excepciones, pero desafortunadamente son pocas. Y esto, no es igualdad.

 

En México hacen un escándalo mediático cada vez que una mujer muere, pero nadie dice nada, cuando es al contrario; pese a ser, en demasía privilegiadas, aún no están conformes, quieren más, la palabra de una mujer puede destruir al hombre más justo, tolerante y honesto con el simple hecho de expresarla, vivimos en un país, donde todo lo femenino, bueno o malo, se magnifica, donde la igualdad entre el hombre y la mujer, solo está plasmada en las leyes, pero no en la realidad cotidiana.

 

La mujer es mitómana por naturaleza, y si no se tiene la capacidad de análisis, pero sobre todo, la objetividad y visión necesarias, el hombre termina siendo un títere en sus manos, cumpliendo sus caprichos, deseos, y empoderándola de más, sin tener el perfil adecuado para ello. La igualdad, significa competir ambos géneros por un lugar o espacio en la vida social, cultural, política, académica, económica, logrando destacar por méritos propios, pero en México, a partir de este sexenio presidencial, cualquier espacio lo tienen asegurado en un cincuenta por ciento; de por sí, hay pocas mujeres preparadas en México, y con este tipo de políticas públicas feministas creadas al vapor, estamos retrocediendo.