Feliz o infeliz
12 de junio del 2025.-15 de abril de 1964, estaba en la armada mexicana, en la base Icacos de Acapulco, Guerrero. Por primera vez recibí dinero como paga. Ese día salí a conocer el puerto junto con mis compañeros. Visitamos varios lugares y terminamos en una fonda, donde pidieron cervezas. Aunque me negué a tomar, mis compañeros soltaron una carcajada: «No puedes ser un marinero y no tomar. Pruébala». Así lo hice y realmente no sabía fea.
Acabamos en un bar. Amaneció y tuvimos que regresar a la base, a mi barco fragata California. Desde ese momento me prendió el alcoholismo. Los tres años que estuve como fogonero en el barco fueron solo para conocer bares y cantinas desde el Golfo de México, el canal de Panamá, el océano Pacífico, hasta Alaska y Canadá.
Al regresar a México me dieron de baja del transporte de guerra Usumacinta por mi mala conducta militar, ya que amanecía tirado en la playa por mi manera de beber. Aunque mi comandante me quiso ayudar y me mandó a unos barcos guardacostas en Cancún, pedí mi baja para continuar con mis estudios. Así regresé a Pachuca, Hidalgo, sin dinero y con la enfermedad del alcoholismo.
Llegué a Alcohólicos Anónimos en el 2001 y, hasta hoy, no me he llevado esa primera copa. Gracias, Bill, gracias, Bob.
Ahora, dentro de Alcohólicos Anónimos, sé que el dinero te puede hacer feliz o infeliz.
Santos S.
Hidalgo
Plenitud AA es una publicación de Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos, A.C.
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