Comentaba recién con una amiga sobre cómo de la noche a la mañana mujeres de izquierda que al lado de AMLO pintaban para desarrollar liderazgos que las proyectaran a gran altura dentro de la política nacional, sus figuras y sus carreras políticas tuvieron virajes inesperados, lamentables, de rendición ante el canto de las sirenas. Son los casos de Ruth Zavaleta, Rosario Robles, Amalia García, Alejandra Barrales. Por ambición se traicionaron a sí mismas y defraudaron a quienes queríamos ver en ellas a mujeres poderosas, intachables, dignas de credibilidad para confiarles el mando en importantes actividades de gobierno en la línea independiente, de oposición de izquierda, de izquierda real.
Contrastaba lo anterior con las mujeres que tiene al lado ahora Andrés Manuel López Obrador en la nueva batalla por alcanzar el gobierno de la República. Me ha tocado observar en las últimas semanas a tres mujeres participando en entrevistas de televisión, representando los intereses de AMLO y de MORENA, en debate con representantes de los otros contendientes presidenciales. Qué personalidades tan destacadas, tan informadas, tan maduras, que da gusto seguir sus argumentaciones y ver cómo ponen en aprietos y en entredicho a sus interlocutores o entrevistadores. Estoy hablando de Yeidckol Polevsnsky, Tatiana Clouthier y Olga Sánchez Cordero. A estas notables mujeres hay que sumar un ramillete de otras mujeres que tienen vida propia al lado de AMLO y que dan la batalla con dignidad desde distintos frentes de la política, de la sociedad, de la cultura, de la vida.
Hago una primera lista: Beatriz Gutiérrez Muller, Bertha Luján, Claudia Sheinbaum, Elena Poniatowska, Laura Esquivel, María Rojo, Gabriela Cuevas, Jesusa Rodríguez, Eugenia León, Rocío Nahle, Clara Brugada, Eréndira Sandoval, Lily Téllez, entre otras.
¿Por qué las al principio referidas mujeres traicionaron sus trayectorias impecables y se dejaron llevar en un momento dado por la oportunidad de encontrar atajos rápidos hacia el poder político de derecha y por ello hacia el dinero, sin valorar su dignidad, sus convicciones, sus lealtades a una forma de hacer y vivir la política?
Es de esperar que el nuevo grupo de mujeres que acompaña a AMLO conserve la lealtad al líder y al movimiento que encabeza, y no se traicionen a sí mismas en aras de escuchar también ellas el canto de las sirenas, que en los próximos meses estará desplegado a todo lo que da a lo largo y ancho de la República, en el intento de poner a salvo los privilegios de una clase política en estado de descomposición.