Las tradicionales Posadas que se celebran en este municipio están perdiendo su esencia y autenticidad “a consecuencia de un modernismo que avasalla las manifestaciones culturales que nos dan identidad”, advirtió el cronista de la ciudad, Enrique Soto.
Aseveró que el llamado progreso, la modernidad “es cruel con nuestras tradiciones, pero más crueles somos nosotros que nos dejamos avasallar por pautas culturales ajenas”.Consideró que en estos tiempos, las Posadas que se celebran en diferentes barrios de la localidad son ocasión para festejar con actividades que nada tienen que ver con una tradición heredada de Los Franciscanos.
“En estos eventos ahora predomina la falta de respeto, el baile, los ruidosos sonidos musicales, y demás cosas que desvirtúan la esencia de estas fiestas populares, que recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar para alojarse en espera del niño Jesús”, lamentó Soto en entrevista con este medio.
Alertó que la pérdida de este tipo de manifestaciones culturales conlleva irremediablemente la erosión del tejido social: “las Posadas, al igual que otras tradiciones en Pátzcuaro, favorecían la posibilidad de estrechar lazos familiares y comunitarios, de fortalecer nuestra identidad como patzcuarenses”.
Antaño, dijo, las piñatas y los aguinaldos eran elaborados por verdaderos artistas, artesanos en toda la extensión de la palabra que, en base a una gran creatividad e ingenio, hacían piezas de inigualable belleza; en cambio, ahora, son hechas sin ningún valor artístico, bajo pautas mercantilistas.
En esta región, expuso, existen un sinfín de tradiciones, “por lo que no tenemos necesidad de pedir prestado a nadie alguna tradición, y así dejarnos avasallar por costumbres que lesionan lo que nos identifica y tienden a acabar con lo que nos legaron nuestros antepasados”.
No obstante, confió en que las autoridades eclesiásticas con el apoyo de la población recobren este tipo de ritos en beneficio de la preservación de nuestro patrimonio cultural.