- DE LA IMPOTENCIA VIENE LA FORTALEZA.
Así es en realidad, ya que, aceptando nuestra impotencia ante el alcohol, al reconocer que somos enfermos que no podemos hacer contacto con el alcohol, surge una fortaleza increíble, para decirle no a la primera copa y así mantenernos sobrios.
- PARA TRIUNFAR HAY QUE DERROTARSE.
No podemos triunfar ante la obsesión de beber si no nos derrotamos completamente ante el alcohol, recordando que siempre que nos enfrentamos con él perdimos rotundamente, hoy ese recuerdo y esa derrota nos hace triunfar ante él y permanecer sobrios.
- SI PROPORCIONÓ BIENESTAR, EL BIENESTAR VIENE A MÍ. Actualmente, los alcohólicos anónimos sabemos que esta paradoja se hace realidad, pues cada vez que hacemos sentir bien a los demás nos invade un sentimiento de bienestar personal, cuando en nuestra familia o en nuestro Grupo cooperamos con el bienestar común, nosotros también participamos en ese bienestar.
- POR LA ADMISIÓN SOY ADMITIDO. Cuando uno de nosotros admite que es un enfermo alcohólico y lo expresa en un grupo, de manera inmediata es admitido como uno de nosotros y de la Comunidad, dando sentido a la afirmación que dice: “Usted es miembro de Alcohólicos Anónimos cuando usted diga que lo es”.
- ESTO ES EL PRINCIPIO DEL FIN. Aunque a alguien le parezca increíble así es. Llegar a AA es el principio de una nueva vida, es ingresar a otro mundo, lleno de satisfacciones y felicidad. por otra parte, es el fin de una vida pasada, llena de desgracias, de desventuras y de lágrimas.
- DE LA DEPENDENCIA SURGE LA INDEPENDENCIA.
¿Cómo puede ser esto posible? alguien se preguntará. Nosotros sabemos que es verdad, pues mientras más dependemos de un Poder Superior, mientras más nos apegamos a su voluntad más independientes somos al realizar actos correctos en nuestras vidas, que se traducen en paz y serenidad.
- EL VALOR NO ES LA AUSENCIA DE MIEDO, ES ACTUAR A PESAR DEL MIEDO.
Esta paradoja, es también una valiosa herramienta de plenitud. Comúnmente se piensa que el valiente es aquel que no tiene miedo, hoy sabemos que el miedo es una sensación que todos tenemos, que es normal sentir miedo y es parte de nuestros instintos naturales, lo relevante es actuar a pesar del miedo, a eso llamamos valor. En AA hemos aprendido a tener valor para aceptar nuestra enfermedad del alcoholismo y enfrentarnos a ella, hemos tenido valor para hacer nuestro inventario moral y para cambiar las cosas que sí podemos cambiar.
- SI REPARO DAÑOS, ME REPARO A MÍ MISMO.
Hemos aprendido que, para llevar una vida útil y feliz, es necesario reparar los daños que hemos causado. ¿Cómo empezamos a reparar daños? Primeramente, dejando de hacer daño, después tratando de mejorar nuestras relaciones interpersonales y reparando los daños causados en ellas, de esa forma nuestra reparación interior habrá comenzado.
- EL DOLOR ES FUNDAMENTAL PARA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL. Esto es real, pues todo crecimiento implica dolor y los alcohólicos anónimos no somos la excepción, sólo que, ahora nuestro crecimiento será espiritual y para esto es necesario al sacrificio y el dolor al refrenar nuestros instintos, defectos de carácter, los falsos placeres. A cambio de eso obtendremos la tranquilidad, la felicidad y por supuesto el crecimiento espiritual.
- SI QUIERES CONSERVARLO TIENES QUE DARLO.
Según nuestros cofundadores, la mejor manera de conservar nuestra sobriedad es transmitir el Mensaje, llevar la buena noticia al alcohólico que aún sufre, que hay una solución y esa solución se llama alcohólicos anónimos. Decían tambien que para nosotros transmitir el Mensaje es un deber, es decir, es gratitud y evitarnos una posible recaída. Si no lo damos desinteresadamente corremos el riesgo de perderlo.
- AL SERVIR A OTROS, ME SIRVO A MÍ MISMO.
En Alcohólicos Anónimos el servicio es nuestro Tercer Legado, es la oportunidad de ser útil a los demás, sabemos que el servicio nos fortalece y edifica como seres íntegros, es por eso que sirviendo a otros nos servimos a nosotros mismos, ya que la satisfacción de colaborar, mantener y engrandecer a AA para nosotros es inigualable y lo mínimo que podemos hacer por la Comunidad que nos devolvió la vida.
- CUANDO DEJO DE PERSEGUIR EL PRESTIGIO, OBTENGO LA TRANQUILIDAD.
Hoy hemos comprendido que, si perseguíamos el prestigio, siempre nos alcanzaba la intranquilidad y la frustración, que el imperioso deseo de ser el número uno y sobresalir entre los demás, nos aniquilaba, hoy sólo queremos ser uno más en la Comunidad, no nos interesa el prestigio, porque hoy sabemos que lo que hemos perdido en honores y gloria de este mundo, lo hemos ganado en eternidad.
REDACCION