15 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Las campañas políticas…

Un tema que nunca pasa de moda, que jamás está de más, que mucho menos sobra, es el de las campañas políticas. En México, las tenemos federales (presidente de la República, senadores y diputados federales) y locales (gobernador, diputados locales, presidentes municipales, síndicos y regidores), las federales están perfectamente identificadas y calendarizadas, las locales, según el capricho del gobernante en turno, van siendo modificadas, en ocasiones son todas juntas, otras separan las alcaldías y/o diputaciones de la gubernatura, las vuelven a juntar, etcétera.

Para muchos el internet y las redes sociales (Facebook, twitter, WhatsApp, Instagram, etcétera) son un maravilloso medio para ganar una elección, para un verdadero analista (de profesión y de afición) no lo es. Así es mi estimado lector, y te voy a explicar por qué.

Las redes sociales en México no son importantes para la vida en sociedad, son un simple pasatiempo para muchos que en ellas ven un escaparate, una vitrina, un exhibidor de sus complejos, traumas y reclamos sin sentido. Ni los políticos, ni las dependencias públicas o instituciones educativas conocen el verdadero valor que tiene la tecnología en nuestro país, tal parece que ponen a manejar las cuentas, o incluso sus páginas, a quien apenas sabe acerca de una computadora, tableta o celular inteligente, y muchas ocasiones son los meritorios, los pasantes o los mensajeros del secretario, del secretario; sin tener la mínima idea de lo que deben hacer.

Publican cosas sin sentido, parecen medios de comunicación, transcriben tanto que parecen boletines de prensa, escriben con faltas de ortografía, sin buena redacción, dejan pasar lapsos sin hacerlo, no cuidan la imagen del personaje o institución, etcétera.

Por otra parte, los que navegan por las redes sociales y que pueden ser tus contactos en cualquiera de ellas, no tienen tiempo para leer lo que ahí escribes, la mayoría busca lo más corto, lo más chistoso, lo más vulgar, lo más corriente, lo que dé más lástima, más tristeza, más pena, más coraje, pero pocos, muy pocos, buscan algo que sí es interesante.

En la internet hay de todo, expertos en cualquier tema que busques, que escriben y suben sus escritos, conferencias o videos, hasta los que sólo publican chismes, calumnias, falacias y toda clase de basura cibernética, por eso es muy importante poner atención a todo lo que recibes, publicas, miras y lees, porque como en todo lo que sucede, ni todo es verdad, ni todo es mentira, hay porcentaje de ambos extremos que debes tener cuidado y poder analizar, antes de tomarlo como cierto, como verdad, como realidad.

Por otro lado, puedes tener muchísimos seguidores, pero ¿Cuántos de ellos, realmente conoces o te conocen?, pocos, la mayoría no pertenecen ni siquiera a tu área en la que vives, no son de tu municipio, ni de tu distrito (local o federal), incluso, ni de la Entidad Federativa en la que resides, entonces, ¿de verdad crees que así vas a ganar una campaña política, del nivel que sea?, con mil, dos o cinco mil “amigos” virtuales que no sabes nada de ellos, ni siquiera cuál es su ideología política, su estilo de vida, profesión, ocupación, sus aspiraciones como individuo, sus objetivos y calidad de vida, incluso, muchas veces ni su nombre real.

No, amigo, que me regalas tu tiempo leyendo mis análisis, las redes sociales no sirven para ganar una campaña política y su respectiva elección, quizás en otros países sí sirvan, porque los usuarios son más conocedores, más analíticos, más críticos y sobre todo, si les interesa estar informados, pero en nuestro querido México, solo sirven para diversión, distracción, pasatiempo y sobre todo para mantener enajenada a la gente, principalmente a los jóvenes y algunos adultos que tienen espíritu juvenil, que aún no alcanzan la madurez y se aferran a la tecnología sin darse cuenta que como cualquier adicción, irremediablemente, todo exceso les traerá algunas consecuencias. Porque dejan de vivir la vida real y solo se limitan a vivir una vida virtual, carente de sentido, aspiraciones y sin miras de mejorar su futuro.