22 abril, 2025
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La Masonería…

El día 22 de febrero de 1985, el diario L´Osservatore Romano recogió el siguiente texto: “El aspecto esencial de la masonería es precisamente el de no imponer ningún “principio”, sino más bien el de reunir, por encima de los límites de las diversas religiones y visiones del mundo, a hombres de buena voluntad, fundándose en valores humanos comprensibles y aceptables por todos. El cristiano que aprecia su fe, percibe instintivamente que la fuerza relativizadora de semejante fraternidad reduce la firme adhesión a la verdad de Dios, revelada en la iglesia, a mera pertenencia a una institución, considerada como una forma expresiva particular, junto a otras formas expresivas más o menos posibles o válidas, de la orientación del hombre hacia lo eterno”.

Por otra parte, en su encíclica “In eminenti”, el papa León XIII explica que “la masonería es la actualización del paganismo antiguo y el gnosticismo”. En los primeros siglos de la Iglesia, el gnosticismo tomó los matices de una reacción pagana contra el cristianismo, y se ha venido reproduciendo a lo largo de la historia hasta hoy. La masonería es una organización que tiene como fin acabar con el cristianismo e implantar la secularización en la sociedad. La Congregación para la Doctrina de la Fe señala que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto: se sigue considerando que los principios de la masonería son incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.

La palabra “masón” significa albañil en inglés. Al masón también se le conoce como Rosacruz, que es un grado dentro de la organización. La masonería moderna presenta un conjunto heterogéneo de creencias de base gnóstica, integrando también algunos de los supuestos contenidos de las primitivas religiones precolombinas. Hoy en día, la escuadra y un mazo (compás) que presiden las Logias o Asambleas de los masones. Un lenguaje oscuro y conceptos cambiantes aderezan los heterogéneos textos masónicos que trastornan sutil e imperceptiblemente la estructura fundamental de la fe Católica. El “Gran Arquitecto del Universo”, concepto abstracto, ambiguo y de tipo deístico, con él no se denomina ningún conocimiento objetivo de Dios como Persona cercana a su criatura; así ya no sería más un Padre (Mt 6, 9).

El carácter esotérico –oculto– de la masonería pretende nivelar todas las religiones, de lo que se deriva un teísmo vago y etéreo. Ésta es la “tolerancia masónica” que deriva en un indiferentismo o sincretismo religioso imposible de conciliar con la afirmación de Jesucristo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Así, Jesús ya no sería el “centro del universo”, sino sólo un gran maestro, un gran iniciado, al nivel de Buda, Mahoma, Zoroastro, etc.

Para la masonería, la Revelación, o sea la Biblia, no tiene sentido. Con su sólo esfuerzo intelectual y práctico puede vivir el hombre y conocer la verdad. La cosmología o visión del mundo en general es relativa y subjetiva entre los masones, y no se puede armonizar con la fe cristiana. La verdad, al ser relativa, impide la posibilidad de un conocimiento objetivo, ya que la razón es autónoma, lo que contrasta con la adecuada relación entre razón y fe de la Iglesia católica. Por esto mismo la moral masónica es también subjetiva. Pero la libertad, que para la masonería sería un valor absoluto, contrasta con los juramentos que se realizan en secreto para proteger a sus líderes, sus fines y sus medios, así como con las normas de sus ceremonias. La universalidad de la Iglesia, esa apertura a las personas de toda clase, inteligencia, raza o condición, es negada por la masonería, elitista y esotérica.

Esto y más son el eterno conflicto entre las logias y los católicos cristianos, pero lo importante debe ser el respeto y la tolerancia entre ambas partes, porque toda buena convivencia parte del respeto entre los involucrados, cada quien tiene sus ideas, pero mientras no se vulnere el ámbito espacial del de enfrente podemos vivir en un mundo dominado por las formas, pero teniendo como base la tolerancia y el respeto.